El ¡®Rocketman¡¯ ya tiene su ¡®biopic¡¯
La pel¨ªcula no es excesivamente complaciente con el m¨ªtico Elton John
Entre los valores del cine y la persona de Pedro Almod¨®var est¨¢ la capacidad para crear un acontecimiento cada vez que estrena una pel¨ªcula. Y en Cannes, como en tantos sitios del ancho mundo, se le profesa especial adoraci¨®n. Sin embargo, nunca ha conquistado el principal galard¨®n, esa Palma de Oro que el eterno emblema publicitario del festival asegura simb¨®licamente que conduce al cielo. El cine del hipersensible y transgresor director manchego (en opini¨®n de sus infinitos admiradores) ha logrado aqu¨ª premios muy meritorios para sus actrices, su guion y su direcci¨®n, pero hasta ahora se le ha resistido el supremo manjar. Dolor y gloria tal vez lo consiga, o eso es lo que comentan los enterados y los adivinos. Imagino que van a recibir ustedes copiosa informaci¨®n de lo que ha supuesto su proyecci¨®n en Cannes. Por mi parte, solo recordar a los lectores que tengan alg¨²n inter¨¦s en saber mi opini¨®n que escrib¨ª una p¨¢gina sobre Dolor y gloria cuando se estren¨® recientemente en Espa?a. Tambi¨¦n grab¨¦ un v¨ªdeo y la coment¨¦ en la radio. Me cuentan que ese material es recuperable gracias a Internet, un invento que lo registra todo. Puedo ser vehemente, pero intento no ser pesado, y volver a repetir lo que he descrito ampliamente me resulta tan fatigoso como in¨²til.
El otro suceso del d¨ªa ha sido el estreno, fuera de la secci¨®n competitiva, de Rocketman, biopic con pretensiones de verosimilitud y complejidad sobre ese extraordinario m¨²sico llamado Elton John. ?l figura como productor ejecutivo, lo que me hace imaginar que est¨¢ muy contento con el retrato que han hecho de su accidentada vida. Y est¨¢ claro despu¨¦s del abrumador ¨¦xito de Bohemian Rhapsody que la moda de narrar la existencia, el arte, los traumas, los enganches, los ¨¦xitos y los bajones de m¨²sicos tan legendarios como populares va a prolongarse durante mucho tiempo. Los productores deben de pensar con l¨®gica y resultados que el negocio puede estar salvado gracias a las pel¨ªculas de superh¨¦roes, la transformaci¨®n de los dibujos animados de Disney en personajes de carne y hueso y las existencias complicadas, pero siempre redimidas, de las grandes figuras del pop y del rock.
La ¨²nica obra maestra que yo recuerdo en este g¨¦nero es Bird, el imperecedero y sombr¨ªo retrato que le dedic¨® Clint Eastwood al genial y autodestructivo m¨²sico de jazz Charlie Parker. Rocketman no pretende esos resultados art¨ªsticos, pero tampoco es excesivamente complaciente con el m¨ªtico Elton John. Durante un rato. Al final nos aseguran que el hambriento de amor, el que sufri¨® siempre una ¨ªntima y desgarradora soledad, se rehabilit¨®, se cas¨® con un se?or, tiene hijos, son felices, comen perdices y ha creado una grandiosa fundaci¨®n para combatir el sida y ayudar a los afectados. Antes nos han detallado el infierno que pas¨® con sus adicciones (confiesa que al alcohol, a la coca, al sexo, a todas las sustancias qu¨ªmicas que no receta ning¨²n m¨¦dico), el desamparo que sinti¨® con sus padres y la confusi¨®n que le acompa?¨® desde cr¨ªo sobre su homosexualidad.
El director Dexter Fletcher, que al parecer fue la persona que termin¨® de rodar Bohemian Rhapsody al ser despedido Bryan Singer por acusaciones de acoso sexual, se maneja con cierta soltura, recreando la vida, milagros, penurias y redenci¨®n de la megaestrella. Utiliza n¨²meros musicales y el protagonista, Taron Egerton, canta con su propia voz y aceptablemente el repertorio del biografiado. Lo que m¨¢s me interesa en esta pel¨ªcula es c¨®mo est¨¢ descrita la larga, entra?able y a ratos problem¨¢tica relaci¨®n entre Elton John y el letrista de muchas de sus canciones, Bernie Taupin. El resto simplemente se deja ver y o¨ªr, es un producto previsible y fabricado a la medida del ¨¦xito comercial. Aunque nunca se sabe. Yo sent¨ªa una notable grima hacia Freddie Mercury y los espectadores adoraron masivamente la reconstrucci¨®n de su vida. Mientras que la impresionante biograf¨ªa de Charlie Parker solo nos interes¨® y fascin¨® a cuatro gatos. Pues eso, que cada uno con su m¨²sica y con su cine.
Babelia
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