El lejano viaje de Sacrist¨¢n
A principios de los sesenta el actor se embarc¨® en una gira sudamericana sin un duro

Tomando caf¨¦ con Sacrist¨¢n, le hablo de los viajes transoce¨¢nicos de la compa?¨ªa de Barrault. Sonr¨ªe. ¡°?T¨² has o¨ªdo algo de la gira sudamericana de Gordon Paso y el Teatro Popular Espa?ol? De ah¨ª sacas una buena historia. Imag¨ªnate el mismo entusiasmo, pero sin un duro. En marzo del 62, Gordon mont¨® una compa?¨ªa con gente que no ten¨ªa nada que perder. Unos empez¨¢bamos y otros iban cuesta abajo: ideal para lanzarnos a la aventura¡±.
Gordon Paso ven¨ªa del teatro de vanguardia, con Jos¨¦ Mar¨ªa de Quinto y Alfonso Sastre, aunque de ah¨ª salt¨® a Nacida ayer, con Hebe Bonay. ¡°Salimos veintitantos en un avi¨®n venezolano. Gordon consigui¨®, por bonhom¨ªa o picaresca, que alguien fiara los pasajes. Los ba¨²les se facturaron en barco y nunca llegaron¡±. As¨ª que tuvieron que hacer con la misma ropa un repertorio compuesto por la Ant¨ªgona de Anouilh, Bodas de sangre, Esta noche es la v¨ªspera de Ruiz Iriarte, Cuidado con las personas formales, de Paso, y Casa con dos puertas mala es de guardar. ¡°Para La malcasada no hizo falta: alguien hab¨ªa trincado unos trajes del Espa?ol¡±.
La aventura dar¨ªa para un libro, pero se impone elegir unos pocos episodios. ¡°?bamos a comer y en el hotel te dec¨ªan: ¡®Aqu¨ª no come nadie hasta que d¨¦ la cara el c¨®nsul o el embajador¡¯. Actu¨¢bamos en los sitios m¨¢s peregrinos. Llegamos a hacer Bodas de sangre en un ingenio azucarero, con cuatro cajas por decorado. O en un cine, con fluorescentes a guisa de focos: modern¨ªsimo, vaya¡±.
Manolo Gallardo y su madre, me cuenta, hab¨ªan tenido carpa y su sue?o era volver a ella. ¡°En Guatemala lo hicieron. Dejaron la compa?¨ªa y recuperaron su antiguo repertorio¡±. En oto?o de 1962 les pill¨® el bloqueo por la crisis de los misiles en Cuba. ¡°Id¨ªgoras, el presidente de Guatemala, nos permiti¨® salir en un avi¨®n de guerra a los que nos quedamos, fieles a Gordon Paso. ?bamos sentados en el suelo del avi¨®n, como a punto de saltar en paraca¨ªdas¡±. En agosto de 1963, la compa?¨ªa estaba en Bolivia cuando Sacrist¨¢n y Pascual Mart¨ªn decidieron que ya no pod¨ªan m¨¢s y pusieron proa a Buenos Aires. ¡°Quer¨ªamos abrirnos camino all¨ª¡±, cuenta. ¡°Yo llevaba una carta de recomendaci¨®n de Marsillach, con el que hab¨ªa trabajado en la serie Silencio: se rueda. El plan era llegar hasta Narciso Ib¨¢?ez Menta. Mientras lo intent¨¢bamos nos deslumbr¨® La pulga en la oreja, el vodevil de Feydeau, que hac¨ªan Pepita Mart¨ªn y Manolo Sabatini, y que me pareci¨® gracios¨ªsimo. Le dije a Pascual: ¡®Yo quiero hacer eso¡¯. Pero no pudo ser, y nos volvimos¡±.
Lo que no sab¨ªa Sacrist¨¢n es que, por una serie de carambolas, en 1965 acabar¨ªa haciendo en Madrid el papel del gangoso de La pulga en la oreja, ¡°y la cr¨ªtica del Abc fue la que lanz¨® mi carrera en teatro, porque aquel papel gust¨® a tirios y troyanos. Mil a?os m¨¢s tarde, mi amigo Fernando lo reutiliz¨® para mi personaje de El viaje a ninguna parte. Pero esa ya es otra historia".
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