¡°Que nos llamen pesadas es todo un cumplido¡±
Marta Sanz re¨²ne en ¡®Tsunami¡¯ las reflexiones de 10 autoras con el objetivo de ¡°subvertir el orden machista establecido¡±
Subvertir el orden establecido y reventar un sistema hipertrofiado puede sonar peligroso y echar a temblar a los aludidos. O puede ser otra cosa. La presentaci¨®n de Tsunami (Sexto Piso), prologado y editado por Marta Sanz, se convirti¨® este mi¨¦rcoles en una exhibici¨®n de combate contra un machismo que ha acotado la libertad de las mujeres en todas las facetas de la vida, desde el movimiento en calles de noche o el metro hasta la capacidad profesional, la autoestima o la presencia institucional y p¨²blica.
Para ser un combate, sin embargo, lo que se vivi¨® este mi¨¦rcoles en el Espacio Fundaci¨®n Telef¨®nica fue un combate festivo. Pilar Ad¨®n, Nuria Barrios, Cristina Fallar¨¢s, Laura Freixas, Edurne Portela y Clara Us¨®n celebraban un libro nacido para acompa?ar esta nueva etapa de conciencia de las misoginias y resignificar palabras que desde las movilizaciones del 8-M y el MeToo est¨¢n adquiriendo otro sentido: "Son diez experiencias desde una perspectiva autobiogr¨¢fica que nos pueden ayudar a abrir los ojos y paliar lo que nos sigue haciendo tan infelices", dijo Sanz. Sara Mesa, Flavita Banana, Cristina Morales y Mar¨ªa S¨¢nchez estaban sin estar.
Pero el Tsunami de Sanz (Madrid, 1967) y sus diez escritoras lleg¨® precisamente en medio de otros tsunamis, como el impulso de Vox y su discurso antifeminista en Espa?a? o el manifiesto de m¨¢s de un centenar de autores y autoras latinoamericanas "contra el machismo literario" que ha mostrado la III Bienal de Novela Vargas Llosa que se celebra en M¨¦xico con una presencia masiva de hombres. "Cuando aprendimos aquello de que llegar a la luna era 'un peque?o paso para el hombre...'? yo me sent¨ªa representada, pero ya no", dijo Clara Us¨®n (Barcelona, 1961). "Cuando ahora oigo la palabra 'hombre' ya no me identifico, yo no estoy ah¨ª. He vivido el franquismo y lo que est¨¢ pasando da mucho miedo", dijo Us¨®n, que se declar¨® una de las abuelas del evento. "No solo no hemos acabado la transici¨®n sino que en algunos aspectos ni la hemos empezado. Las sufragistas tambi¨¦n fueron vilipendiadas, las llamaban feas, pesadas, hist¨¦ricas, latosas. Y hoy volvemos a ser objeto de ataques, como los que aqu¨ª hace Vox. Que nos llamen pesadas es todo un cumplido".
Nuria Barrios (Madrid, 1962) resumi¨® una idea potente que recorre su relato: somos herederos de una tradici¨®n de 21 siglos de religi¨®n cat¨®lica que narr¨® a las mujeres bajo el referente de la Virgen y a los hombres, el de Dios. "A nosotras nos toc¨® el coraz¨®n, lo sensible, lo emocional. A ellos la cabeza, lo racional, lo intelectual, las decisiones, y eso contamina todo", dijo Barrios. Muy ligada a esta idea es una vi?eta de Flavita Banana (Oviedo, 1987) que forma parte de su aportaci¨®n, la de un Dios repantigado en el sof¨¢ mirando la televisi¨®n mientras su asistente (mujer) le dice: "?Y ha gustado la idea de crearlo todo en siete d¨ªas". "No me dejas o¨ªr el f¨²tbol", responde el Creador.
Ah¨ª est¨¢ dicho casi todo, pero no todo. Cristina Fallar¨¢s (Zaragoza, 1968) ha optado por mostrar su vulva (literariamente hablando) bajo la premisa de que el cuerpo de mujer es patrimonio de la pornograf¨ªa y la narrativa masculina. "Cuando era adolescente sab¨ªa m¨¢s de las eyaculaciones de Philip Roth que de mis propios genitales", asegura.
Pilar Ad¨®n (Madrid, 1971) record¨® c¨®mo en los ochenta ya se o¨ªa hablar del "hombre pasmado y en 2019 vuelven a estar pasmados". "Los hombres, incluidos los buenos, est¨¢n expectantes, a la espera, mirando, tolerando, escuchando e intentando aprender, en el mejor de los casos, pero no est¨¢n en la lucha".
La participaci¨®n de los hombres en la causa feminista (varios como Jorge Volpi, Emiliano Monge, Toni Hill, Carlos Pardo, Juan C¨¢rdenas o Juan Casamayor han firmado el manifiesto antimachista) fue el mayor territorio de discordia en el acto. Laura Freixas, Fallar¨¢s o Ad¨®n creen que los hombres en general "no est¨¢n en ello". "En la cultura patriarcal lo femenino es como rebajarse. Ellos se bastan para representarnos a ellos y a nosotras", dijo Freixas (Barcelona, 1958). Portela record¨® un art¨ªculo de Emiliano Monge en EL PA?S en el que el autor mexicano defiende el momento MeToo como oportunidad para repensarse tambi¨¦n y hacer espacio a la autocr¨ªtica.
Pero eso es tarea de los hombres. Las mujeres de este libro, como concluy¨® Marta Sanz, "se han desnudado por dentro y por fuera" para mostrar una subversi¨®n que no es que acabe de empezar, sino que solo ha recomenzado.
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