La editorial que publica en tres d¨ªas y no paga en a?os
Unos 40 autores acusan al sello T&B, especializado en cine y m¨²sica, de no abonarles por las ventas de sus libros
Lleg¨® un momento en que Juan Cosmen perdi¨® la paciencia. Y eso que, al principio, todo hab¨ªan sido sonrisas. En 2014, propuso al sello T&B Editores, especializado en cine y m¨²sica, publicar su segundo libro, Rolling Stones, c¨®mo se hizo Sticky Fingers. ¡°A los tres minutos me dijeron que s¨ª¡±, recuerda. El 24 de abril, firmaba un contrato de 15 a?os con la editora, Carmen Bayod: ¨¦l recibir¨ªa el 8% sobre los ingresos por las ventas y ella se compromet¨ªa a realizar anualmente la liquidaci¨®n correspondiente. Una cl¨¢usula peculiar despert¨® cierta suspicacia en el escritor: ten¨ªa que renunciar al cobro por los primeros 400 ejemplares, que ir¨ªa ¨ªntegro a la editorial. Pero se impuso su deseo de publicar. Tras un a?o, al no saber nada de T&B, Cosmen escribi¨® a Bayod, para descubrir c¨®mo le iba a su criatura. Empez¨® un intercambio de peticiones y evasivas, que culmin¨® m¨¢s de 12 e-mails y otros tantos meses despu¨¦s. En un correo del 10 de marzo de 2016, el escritor se atrevi¨® con la pregunta que rondaba desde hac¨ªa tiempo en su cabeza: ¡°?Es esto una estafa?¡±. No recibi¨® respuesta.
Cuando lo relataba, hace una semana, en un bar de Madrid, otros tres autores sentados a la misma mesa asent¨ªan con la cabeza. Luis Roca, Natxo L¨®pez y Ram¨®n Rodr¨ªguez (que firma sus obras como Javier Bolta?a) sab¨ªan de lo que hablaba, porque lo hab¨ªan vivido. Y no solo. Desde 2003 hasta hoy, decenas de autores denuncian el mismo enga?o: sostienen que, tras la firma del contrato, los administradores de Cineprint S.L. (a la que pertenec¨ªa T&B), Carmen Bayod y Juan Tejero Garc¨ªa, se esfumaban. Cada autor cre¨ªa que era el ¨²nico afectado, hasta que hace dos a?os se percataron de que, mas bien, eran legi¨®n. Unos 40 escritores mantienen ahora cadenas de e-mails y whatsapps. En octubre de 2018, cuatro presentaron una demanda ante un juzgado en Madrid, para pedir la rescisi¨®n de los contratos, que los mantienen atados 10 o 15 a?os, y los pagos pendientes. Varios se plantean una segunda demanda.
En c¨¢lculos de Bayod, en cambio, los afectados son un pu?ado. Desde luego, no ¡°los cientos que dicen¡±; acusa a algunos de mentir, ya que s¨ª cobraron o exigieron dinero antes de los plazos establecidos, y cree que quieren ¡°apuntarse al carro¡±. ¡°Ha habido autores a los que no pude pagar y otros a los que se les quedaron algunos cobros pendientes cuando tuve que liquidar la empresa. Pero hay muchos a los que no les debo nada, porque firm¨¦ contratos donde se dejaba libre de derechos una serie de ejemplares para cubrir los costes de producci¨®n, y las ventas no llegaron ni a esos m¨ªnimos; como es duro para un autor reconocer que su libro no era bueno o interesante, tambi¨¦n hacen ruido¡±, defiende en un correo electronico la editora.
Su versi¨®n se complementa con la de su expareja, Tejero, quien tambi¨¦n ha escrito varios libros editados por T&B. Este aclara por tel¨¦fono que se desvincul¨® de Cineprint en 2006 ¡ªaunque el registro mercantil prolonga su estancia hasta 2010, informa Elena Sevillano¡ª, de ah¨ª que entienda que nada tiene que ver con una demanda. Adem¨¢s, asevera que la responsabilidad de un administrador ¡°decae a los cuatro a?os¡±. Pero, sobre todo, Tejero defiende que durante su gesti¨®n se realizaron todos los pagos, que las cantidades eran a menudo raqu¨ªticas y devuelve la responsabilidad a los escritores: ¡°Me march¨¦ porque no estaba de acuerdo en dar la oportunidad a muchos autores que no funcionar¨ªan [algo que Bayod confirma]. Los problemas han llegado de creadores con ventas paup¨¦rrimas, que en muchos casos no han vuelto a publicar. T&B se convirti¨® en una editorial quijotesca y aun as¨ª ninguno reconoce lo que hizo el sello por ¨¦l. Ser¨ªa de justicia¡±.
Precisamente lo que piden, por otro lado, los nueve autores contactados por este diario. Su historia se repite casi id¨¦ntica. Cambian los a?os, y alg¨²n detalle del contrato: Sergio Guill¨¦n, uno de los afectados, afirma que con el tiempo el sello pas¨® de prometer adelantos a idear esa cl¨¢usula por la que el autor no cobrar¨ªa los primeros 200 o m¨¢s ejemplares. En los distintos relatos coincide, primero, el sujeto: un novel o casi, con entusiasmo y desconocimiento, que se dedique a la escritura como hobby. ¡°A los dos d¨ªas ya quer¨ªan el libro. No hicieron ninguna correcci¨®n, en dos semanas firmamos el contrato¡±, rememora Rodr¨ªguez sobre Sj?str?m no es un mueble de Ikea, editado en 2015. Con las prisas, hasta se col¨® una errata en el lomo, que reza ¡°muble¡±.
Transcurrido un a?o, en lugar de informarles, la editorial callaba. Y entonces empezaban a reclamar. Aseguran que Bayod respond¨ªa que estaba ¡°de vacaciones, de baja o hab¨ªa tenido un problema con un cliente importante¡±. ¡°S¨¦ que actu¨¦ mal con muchos autores. En vez de explicarles, daba largas porque pensaba que iba a poder hacer frente a los pagos. Ten¨ªa que haber frenado mucho antes. Estoy empezando a contactar con ellos para rescindir contratos¡±, dice ahora la editora. El propio Tejero admite que en esto Bayod cometi¨® un "error gordo".
En todo caso, desde que Cineprint se declar¨® en liquidaci¨®n en 2014, la quiebra se convirti¨® en la raz¨®n que imped¨ªa las retribuciones. ¡°Cualquier empresa que cierra as¨ª deja impagos. Con la crisis se pas¨® a facturar un 50% menos y Cineprint intent¨® salvar, sin ¨¦xito, al menos las n¨®minas. ?C¨®mo se puede pensar que una compa?¨ªa que funciona perfectamente de golpe quiera quebrar?¡±, insiste Tejero. Y plantea: ¡°No fue una excepci¨®n en el mundo editorial¡±.
Aunque Jorge Alonso, que public¨® hasta cuatro libros y una recopilaci¨®n con T&B, junto con su hermano y un amigo, tambi¨¦n lo tiene claro: ¡°Jam¨¢s hemos cobrado nada. Nunca supe siquiera cu¨¢ntas copias se hab¨ªan impreso, o vendido. En cuanto te pon¨ªas un poco firme, se cortaba la comunicaci¨®n¡±. Algunos s¨ª recibieron papeles que daban cuenta, parcial, de los ejemplares distribuidos. Para los escritores, eran cifras sorprendentemente bajas. Para Tejero, era la dura realidad que los autores prefieren no ver. Pero Alonso sostiene que un d¨ªa coincidi¨® con el distribuidor de T&B en Asturias, donde reside, quien le felicit¨® por la reedici¨®n de uno de sus libros. ?l lo desconoc¨ªa.
He aqu¨ª una de las dificultades del caso, seg¨²n Cristina Vivero Blas, abogada de la Asociaci¨®n Colegial de Escritores y responsable de la demanda: los n¨²meros que la editorial no comunica son la ¨²nica manera de saber cu¨¢ntas copias se vendieron de cada obra. El otro obst¨¢culo, seg¨²n la letrada, son los repetidos cambios de domicilio y denominaci¨®n de las empresas. Tejero lo ve m¨¢s sencillo: ¡°T&B es un sello, sin personalidad jur¨ªdica. Perteneci¨® a Cineprint, hasta que entr¨® en liquidaci¨®n. A trav¨¦s de otra compa?¨ªa, Factor¨ªa del Sur, se intent¨® mantenerlo activo. Como ten¨ªa m¨¢s perdidas que ganancias y m¨¢s devoluciones que ventas, era un peso. Desde hace un a?o, es Network Ediciones [que ¨¦l cre¨® en M¨¢laga] la que lleg¨® a un acuerdo para hacerse cargo de las devoluciones y empezar, poco a poco, de nuevo a publicar¡±.
El registro mercantil coloca a Tejero como administrador ¨²nico de Factor¨ªa del Sur entre 2013 y 2018, pero ¨¦l sostiene que su rol fue m¨¢s que marginal. Adem¨¢s, ¨¦l y Bayod prometen ¡°liberar de su contrato a cualquiera de estos autores, si es que siguen vinculados, a cambio de que dejen estas pol¨¦micas sin fundamento¡±. Tejero explica que, para evitar l¨ªos, T&B ha descatalogado algunos de los escritores en cuesti¨®n y quiere apostar por nuevas obras.
Ram¨®n Rodr¨ªguez lo sabe bien. El pasado enero, como toda Espa?a, recibi¨® varios regalos. Al desenvolver un paquete, sin embargo, casi se amarga la Navidad. Los Reyes le hab¨ªan tra¨ªdo un libro. De T&B.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.