La fiesta de los toros rinde homenaje al rey Juan Carlos en Aranjuez
Con la plaza llena, Morante de la Puebla, El Juli y Manzanares cortaron siete orejas
El rey em¨¦rito don Juan Carlos se despidi¨® ayer de la vida p¨²blica en la corrida de toros celebrada en la plaza de Aranjuez, que registr¨® un lleno en los tendidos que no cesaron de vitorear al monarca, quien estuvo acompa?ado en el palco real por parte de su familia.
Juli¨¢n L¨®pez El Juli y Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, con dos y cuatro orejas, respectivamente, fueron los triunfadores de la tradicional corrida de San Fernando, una tarde en la que Morante, que hizo lo mejor, sum¨® otro trofeo, seg¨²n informa Javier L¨®pez.
No pod¨ªa haber mejor tributo para que el toreo despidiera a su aficionado m¨¢s ilustre, m¨¢ximo estandarte de su defensa en unos tiempos tan controvertidos. Porque el monarca em¨¦rito siempre ha presumido su amor por lo taurino. As¨ª lo ha demostrado y lo ha exhibido con orgullo all¨¢ donde fuera. Sin escr¨²pulos, sin miedos, delante de quien hiciera falta, y siempre desde el respeto.
JANDILLA/MORANTE, EL JULI, MANZANARES
Toros de Jandilla, de parejas hechuras, c¨®modos por delante, nobles, bajitos de raza, pero, en general, muy toreables. El mejor, el sexto, un gran toro, de nombre Horroroso, numero 29, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Tambi¨¦n destacaron tercero y quinto.
Morante de la Puebla: pinchazo, estocada desprendida y descabello (ovaci¨®n); casi entera baja (oreja).
El Juli: pinchazo, y estocada muy trasera y ca¨ªda (oreja); pinchazo, y estocada trasera y ca¨ªda (oreja).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: gran estocada (dos orejas); estocada baja (dos orejas).
Plaza de toros de Aranjuez (Madrid). 2 de junio. Lleno aparente en tarde calurosa.
Una pasi¨®n heredada de su madre, do?a Mar¨ªa de las Mercedes de Borb¨®n y Orleans, Condesa de Barcelona, una verdadera devota de la fiesta brava, y que, precisamente, tambi¨¦n se la homenajeaba en la bicentenaria y remozada plaza de Aranjuez, cuyo Palco Real serv¨ªa ahora para que su hijo se despidiera de la vida p¨²blica por la Puerta Grande.
El cari?o del p¨²blico fue extraordinario toda la tarde, en la que ovaciones y v¨ªtores se sucedieron por parte de unos aficionados que, sin importarles el tremendo calor que hizo, cubrieron las cerca de 9.500 localidades que dispone el maravilloso coso ribere?o, el segundo m¨¢s importante de la Comunidad de Madrid y uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a.
La Marcha Real son¨® con m¨¢s emoci¨®n y respeto que nunca. Era la ¨²ltima vez que se interpretaban de forma institucional en honor del considerado ¡®Rey de los Toros¡¯, arropado por su hermana, do?a Pilar; su hija, la Infanta Elena, y su nieto Felipe Juan Froil¨¢n de Marichalar y Borb¨®n.
Tambi¨¦n los toreros contribuyeron al cariz hist¨®rico de la efem¨¦ride, al ofrecer una entretenida y triunfal tarde de toros.
Morante llev¨® a cabo una primera faena de destellos muy toreros tanto con el capote como con la muleta ante un jandilla?en el l¨ªmite de la raza y de las fuerzas. Falt¨® unidad y, sobre todo, continuidad, pero hubiera tocado pelo de no fallar con los aceros.
Los sones del Concierto de Aranjuez pusieron un ambiente precioso a la faena de Morante al cuarto, toro manso, sin clase ni finales, pero al que el de la Puebla del R¨ªo peg¨® muletazos cumbres. Erguida la figura, la barbilla encajada en el pecho y la torer¨ªa m¨¢s absoluta brotando como por arte de magia. Cort¨® la oreja de m¨¢s peso de la tarde.
El Juli se mostr¨® dominador frente a su primero, al que hicieron m¨¢s sangre con la divisa que en el caballo. Un quite por "lopecinas" llev¨® ya el fervor a los tendidos. La faena de muleta estuvo presidida por el temple, la suavidad y la variedad ante un toro que, pese a su nulo castigo en varas, le cost¨® emplearse por su escasez de raza. Cort¨® una oreja.
Otra m¨¢s obtuvo el madrile?o del buen quinto, con el que volvi¨® a exhibir su autoridad en una labor muy comunicativa y de pocas sutilezas, y en la que hizo un desglose de pases de todo tipo, en el que no faltaron circulares, molinetes y otros alardes que acabaron por entusiasmar a una parroquia totalmente entregada con ¨¦l.
El empaque y la elegancia fueron los mimbres de la primera faena de Manzanares ante un toro que tuvo m¨¢s codicia que sus hermanos y con el que el alicantino puso ambiente de frenes¨ª desde el primer muletazo hasta la soberbia estocada final.
Hubo momentos de notable ritmo y expresi¨®n, sobre todo por el derecho, por donde las tandas salieron m¨¢s compactadas y rotundas, am¨¦n de un descomunal cambio de mano en el ep¨ªlogo. Las dos orejas cayeron casi a la vez.
El sexto fue el mejor de la corrida. Y Manzanares lo tore¨® a placer especialmente de mitad de faena en adelante. Nuevamente hubo sensacionales detalles sueltos, sobre todo los de pecho y otro lent¨ªsimo cambio de mano. Otras dos orejas para ¨¦l, y el toro premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
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