Aburrida amabilidad
Destac¨® el mexicano Diego San Rom¨¢n, muy valeroso y dolorido tras sufrir tres volteretas
La terna fue muy amable; los tres primeros novillos los brindaron al p¨²blico en prueba de buena voluntad y con ¨¢nimo de caer bien a la concurrencia, que falta les hac¨ªa un h¨¢lito de cari?o en tarde tan importante.
FUENTE YMBRO / JUANITO, GRANDE, SAN ROM?N
Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados, mansones y muy nobles; destacaron primero y segundo; muy mansos tercero y sexto.
Juanito: estocada trasera y un descabello (silencio); estocada ¡ªaviso¡ª y un descabello (ovaci¨®n).
Antonio Grande: pinchazo, metisaca ¡ªaviso¡ª y estocada (ovaci¨®n); tres pinchazos ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio).
Diego San Rom¨¢n: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. 3 de junio. Vig¨¦simoprimera corrida de feria. M¨¢s de media entrada (16.581 espectadores, seg¨²n la empresa).
Pero ya se sabe que el hombre dispone y el toro, por lo general, descompone.
Juanito, que es portugu¨¦s, comenz¨® la faena de muleta por bajo, rodilla en tierra, hasta que el novillo hundi¨® los pitones en la arena y ah¨ª acab¨® su petici¨®n de auxilio.
Antonio Grande se arrodill¨® en los medios, llam¨® al suyo, que acudi¨® con presteza, le rob¨® la muleta y no lo dej¨® sin cabeza de purito milagro.
Y Diego San Rom¨¢n, mexicano de Quer¨¦taro, cit¨® desde el centro del anillo con la muleta en la zurda; el novillo acudi¨® como por obligaci¨®n y huy¨® del torero directamente a la puerta de toriles.
Aunque la culpa no siempre hay que buscarla en el juego de las reses. Se nota que Juanito posee oficio, est¨¢ versado en la t¨¦cnica y con los conocimientos sobrados, pero pareci¨® que tras el brindis quedose mudo; es decir que su novillo le ofreci¨® voluntad de triunfo y el torero no la acogi¨® con la decisi¨®n esperada. Dicho de otro modo: que el toro era encastado y codicioso, y Juanito se empe?¨® en dar muletazos acelerados, con poco reposo y menos poso. Y pas¨® desapercibido, con lo mal que suena el participio dichoso. Intent¨® mejorar su examen ante el noble cuarto y no lo consigui¨® a pesar de su mejor disposici¨®n.
Antonio Grande se levant¨® apresurado y de su gesta arrodillada, y supo al momento que su oponente derrochaba nobleza y que acud¨ªa con fijeza y humillaci¨®n. Dijo el torero que le ampara un buen concepto, pero no pudo o no supo estar a la altura de su oponente. Tore¨® al hilo del pit¨®n, dobl¨® en exceso la cintura y dio muchos pases que no aportaron nada. Y el parado quinto le ofreci¨® escasas posibilidades de triunfo. Lleg¨® a ponerse un poco pesado y el p¨²blico se lo recrimin¨®.
San Rom¨¢n se enfad¨® con su novillo, que es lo que deben hacer los que empiezan. En vista de que el animal decidi¨® huir en estampida, el muchacho lo persigui¨® y lo acos¨® en las mismas tablas hasta que sufri¨® una espeluznante voltereta de la que sali¨® maltrecho pero entero. Tras la estocada final vol¨® de nuevo por aires a causa de un imprevisto arre¨®n del moribundo. Otro petardo fue el sexto, y ah¨ª anduvo San Rom¨¢n entre los pitones hasta que por tercera vez conoci¨® las alturas, rebotando varias veces entre los pitones.
Conclusi¨®n: buenos novillos desaprovechados por Juanito y Grande. Amables los dos, pero muy aburridos, y no est¨¢ el horno de su situaci¨®n para bollos. Y un torero mexicano que ha cruzado el charco para contar que quiere ser alguien. Valor no le falta; y dolores en el cuerpo, tampoco.
La corrida del martes
Toros de Las Ramblas, para Morenito de Aranda, Juan del ?lamo y Tom¨¢s Campos.
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