Un manso busca las cosquillas
Fracaso ganadero de Alcurruc¨¦n en una tarde en la que solo se salv¨® el encastado primero
Alcurruc¨¦n / Ferrera, Urdiales y Mar¨ªn
Cinco toros de Alcurruc¨¦n y uno -el cuarto- de El Cortijillo, discretos de presentaci¨®n -el tercero, impresentable-, mansos y descastados. Destac¨® el primero, manso, fiero y encastado.
Antonio Ferrera: estocada al encuentro (gran ovaci¨®n); pinchazo y bajonazo (silencio).
Diego Urdiales: estocada fulminante (silencio); estocada -aviso, 2? aviso- (ovaci¨®n).
Gin¨¦s Mar¨ªn: estocada ca¨ªda y tres descabellos (silencio); media estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. 7 de junio. Vigesimoquinta corrida de feria. Lleno (22.430 espectadores, seg¨²n la empresa).
Te sale un manso encastado y te busca las cosquillas y, a veces, te hace la pascua. Algo sabe del asunto Antonio Ferrera, que se las vio, en primer lugar, con un ejemplar que hizo una muy fea pelea en varas, sorprendi¨® en banderillas y acudi¨® al cite con alegr¨ªa y codicia; corri¨® hacia toriles cuando finaliz¨® el tercio y all¨ª, en su querencia, esper¨® sin prisas a quien osara molestarlo.
Y lleg¨® Ferrera con la muleta en la zurda, lo llam¨® con voz queda y el toro, reconvertido en fiero y codicioso, embisti¨® con prontitud y violencia, como si se quisiera comerse al torero. Y repet¨ªa el animal, no se sabe si por enfado o gen¨¦tica, pero s¨ª por casta, hasta el punto de que Ferrera lo intent¨® por ambos lados, dio muchos pases aparentemente limpios, pero destemplados y con escaso mando. Al menos, lo que se transmiti¨® al tendido fue la sensaci¨®n de una victoria torista, al tiempo que la labor del torero se desluc¨ªa en beneficio de la raza, el nervio y el motor de su oponente.
Avanzada la faena, all¨¢ por la cuarta tanda, la muleta en la izquierda, surgi¨® un natural templado; dos m¨¢s en la siguiente y un remate prodigioso antes de perfilarse para la suerte suprema.
Ferrera se gan¨® una gran ovaci¨®n -el toro, tambi¨¦n- y perdi¨® los trofeos que el animal le ofreci¨® con no poca dificultad. Es lo que tienen los toros mansos y encastados, que venden muy cara su vida, que embisten con excesiva energ¨ªa y se llevan las orejas para su propia gloria. La actuaci¨®n de Ferrera se resumi¨® tres o cuatro chispazos que supieron a mucho menos de lo que de ¨¦l se esperaba.
Dej¨® claro ante el cuarto que domina la escena y la t¨¦cnica con solvencia, ante otro manso, pero este muy deslucido, rajado y huidizo de su propia sombra.
Acab¨® as¨ª la feria del torero extreme?o, transfigurado la tarde del pasado s¨¢bado, cuando firm¨® una de las obras m¨¢s inspiradas, personales y emocionantes que se puedan presenciar en una plaza de toros. No era f¨¢cil repetir la haza?a¡
Diego Urdiales, por su parte, se esforz¨® ante el descastado y noble quinto, moribundo antes de tiempo y sin la fortaleza exigible. Pero el torero se sinti¨® c¨®modo y con aficiones orfebres, de modo que, colocado con precisi¨®n y las mu?ecas sueltas, dibuj¨® algunos muletazos que fueron un ensayo de la hondura de las grandes tardes. Hab¨ªa disposici¨®n y calidad, pero tambi¨¦n un suced¨¢neo de toro bravo y as¨ª solo pueden surgir bocetos de un sue?o inacabado. Soso y descastado fue el segundo, con el que Urdiales estuvo a verlas venir y pronto comprob¨® que no hab¨ªa futuro.
El tercer toro de la tarde nunca debi¨® salir al ruedo de Las Ventas. No es que su escaso trap¨ªo no fuera apropiado para Madrid, es que no lo era para una plaza de segunda con cierta dosis de exigencia. Pero col¨®. Hubo protestas, pero no suficientes y solo arreciaron cuando el animal dio muestras de una debilidad que deriv¨® pronto en una manifiesta invalidez. No obstante, Gin¨¦s Mar¨ªn intent¨® justificarse, sin motivo para ello, ante semejante piltrafa.
El sexto no quiso ser menos que sus hermanos y manse¨® de lo lindo, de un caballo a otro, con la cara por las nubes y correte¨® por el ruedo mientras Mar¨ªn lo persegu¨ªa como si pretendiera darle la merienda a un ni?o d¨ªscolo. Al final, consigui¨® que se comiera un trozo de pan en forma de muletazos sueltos, pero el chocolate, que era lo bueno, se hab¨ªa quedado en la dehesa.
Petardo, pues, de Alcurruc¨¦n, que no ofreci¨® m¨¢s opciones que las del primero, incluidas, eso s¨ª, las cosquillas que le busc¨® a Ferrera.
La corrida de este s¨¢bado
Espect¨¢culo de rejoneo. Toros despuntados de El Capea, para Hermoso de Mendoza y Lea Vicens.
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