El mundo no es tan complicado

Las pantallas ya ofrec¨ªan su imagen antes de salir al escenario, caminando sonriente como un turista ingl¨¦s en Magaluf, persiguiendo una cerveza, pelirrojo, camiseta verde-azul turquesa, tejanos y tatuajes, feliz. Pero no iba a un pub, sino a un enorme escenario en el que iba a estar menos acompa?ado que Gary Cooper en Solo ante el peligro. Ed Sheeran ten¨ªa ante s¨ª a m¨¢s de 55.000 personas que se lo com¨ªan con los ojos y que justo antes estaban m¨¢s calladas que un muerto, expectantes. Pero fue verlo y una lluvia de agudos como una cascada de agujas reg¨® el Estadio Ol¨ªmpico de Barcelona. Son¨® Castle On The Hill, primera pieza fija del repertorio de su tercera gira mundial, iniciada en 2017, y comenz¨® el asombro, porque no deja de ser asombroso que un solo cantante y una guitarra ofrezcan un espect¨¢culo tan sencillo all¨ª donde todos los dem¨¢s precisan de efectos, coreograf¨ªas y triqui?uelas mil de la tecnolog¨ªa. Pero Sheeran es diferente de todos, un t¨ªo com¨²n aunque nada frecuente. Es algo realmente ins¨®lito.

A¨²n no hab¨ªa ca¨ªdo la noche, pero no import¨®, el espect¨¢culo era un chaval pelirrojo dando saltos por el escenario rapeando, hasta ¨¦l se ha de poner al d¨ªa, el segundo tema, Eraser. Pero que nadie se alarme, la siguiente composici¨®n, The A Team, ya era un paradigma del sonido Sheeran, una balada tierna y c¨¢lida para fundir Alaska y llenar de az¨²car el espacio dejado por el hielo. Romanticismo, calidez, proximidad y normalidad. Si fuese pol¨ªtico, Sheeran ganar¨ªa comicios por aplastante mayor¨ªa, contando con el incontestable apoyo de las mujeres. Y eso que no tiene m¨¢s carisma que Rajoy, con ese aire de tipo corriente, de vecinito de al lado, persona plana como un sello, pero a la vez fiable, incapaz de tener ideas aviesas, simpaticote y m¨¢s transparente que el aire. Alguien tierno de quien fiarse en estos tiempos de cinismo, hipocres¨ªa y desd¨¦n. Y como encima se le ve¨ªa feliz, pidiendo coros a la multitud a las primeras de cambio, casi como si a¨²n no se creyera que es una de las figuras musicales de la ¨²ltima d¨¦cada, pues result¨® imbatible. Cant¨® Tenerife Sea y los m¨®viles agotaron la bater¨ªa con sus linternas.

El buen rollo de Sheeran dur¨® la hora y media larga que destin¨® a interpretar las 18 piezas de su repertorio, pr¨¢cticamente inalterado a lo largo de la gira. En eso s¨ª que se le podr¨ªa pedir algo m¨¢s de cintura, al fin y al cabo no ha de reprogramar luces, proyecciones y elevaciones de plataformas, s¨®lo ¨¦l decide y toca. Pero bien, es tan normal que hasta se deja llevar por algo tan cotidiano como la pereza. Debe ser eso. Por supuesto, nobleza obliga, cant¨® Barcelona, esa colecci¨®n de t¨®picos que en otras manos resultar¨ªa ofensiva, pero que en boca de Sheeran resulta un retrato consecuente de su cosmovisi¨®n. Para el final Shape Of You, la canci¨®n reina de Spotify, llev¨® a 55.000 personas al ¨¦xtasis, a desga?itarse ayudando a aquel chaval tan simp¨¢tico que las hab¨ªa llevado al cielo s¨®lo por ser as¨ª, tener gancho mel¨®dico y ser el novio que toda madre sin recovecos desear¨ªa para su hija. O para tener una aventura sin consecuencias.