Las voces desaparecidas que guiaron la lucha contra el ¡®apartheid¡¯
Un documental reconstruye con grabaciones originales el juicio de 1964 contra Nelson Mandela y sus compa?eros de partido, algunos de los cuales hablan ante la c¨¢mara
Entre el 26 de noviembre de 1963 y el 12 de junio de 1964, 10 l¨ªderes del Congreso Nacional Africano fueron juzgados, en el llamado proceso de Rivonia, acusados de 221 actos de sabotaje. Algunos eran jud¨ªos blancos, otros indios y la mitad, negros xhosa. Entre ellos, Nelson Mandela, que ya lideraba la oposici¨®n al r¨¦gimen del apartheid. Las sesiones fueron radiadas, por lo que por mucho que se le quiso dar al juicio una p¨¢tina de legalidad qued¨® claro que el Estado afrik¨¢ner ten¨ªa decidido desde el inicio las sentencias. La presi¨®n internacional logr¨®, al menos, que en vez de penas de muerte el fiscal pidiera, en la mayor¨ªa de los casos, cadenas perpetuas. Mandela, que ya estaba en prisi¨®n, no sali¨® de la c¨¢rcel hasta el 11 de febrero de 1990.
Aquellas emisiones radiof¨®nicas en realidad ampliaron el eco del mensaje del ANC (sus siglas en ingl¨¦s), pero las grabaciones se perdieron durante d¨¦cadas. Hasta que llegaron a manos de Nicolas Champeaux, periodista de Radio France International y corresponsal durante a?os en Sud¨¢frica. "Mis contactos me pasaron las cintas y realic¨¦ un reportaje de 22 minutos", recuerda el reportero. "Pero sab¨ªa que ese material daba para mucho m¨¢s, que pod¨ªa incluso usarlas para una pel¨ªcula", cuenta en un hotel en Par¨ªs. De ah¨ª que llamara a Gilles Porte, veterano director de fotograf¨ªa de t¨ªtulos como De Nicolas a Sarkozy o Clara y Claire, que est¨¢ sentado a su lado y que confirma: "Yo solo pude decir que s¨ª. En la primera reuni¨®n encaramos el problema de la imagen. ?Seguir¨ªan vivos algunos de los condenados? ?Se dejar¨ªan entrevistar? ?C¨®mo mostrar¨ªamos las grabaciones del juicio?". As¨ª naci¨® El Estado contra Mandela y los otros, en la que han usado para ilustrar los sonidos de las sesiones del tribunal ¡°una animaci¨®n que no distrajera al espectador¡±.
Champeaux y Porte corrieron. "Volamos a Sud¨¢frica sin estar seguros de que aceptar¨ªan la propuesta. As¨ª que m¨¢s que suerte, lo que tuvimos fue valent¨ªa", asegura el director de fotograf¨ªa. El periodista explica: "Decidieron participar porque en realidad quer¨ªan escuchar las grabaciones que nunca hab¨ªan o¨ªdo. Fue un momento crucial para la historia de Sud¨¢frica, pero, m¨¢s a¨²n, para sus vidas, que quedaron truncadas". La pareja de cineastas cree que disfrutaron de aquellas audiciones. "Alguno nos dijo que no recordaba lo que hab¨ªa desayunado, aunque s¨ª lo que hab¨ªa ocurrido hac¨ªa m¨¢s de medio siglo. Y que les serv¨ªa para ejercitar su mente, rememorar su juventud", dice Porte. En pantalla aparecen sus testimonios, m¨¢s los de los abogados defensores que quedan vivos, el del hijo del fiscal -que descubre las presiones que sufri¨® su padre- y el de Winnie Mandela, primera esposa de Nelson.
Champeaux conoc¨ªa a algunos de ellos por su trabajo y les convenci¨®: "Son h¨¦roes, indudablemente, pero h¨¦roes an¨®nimos. Accesibles. Y algunos de ellos ni siquiera se ven a s¨ª mismos de esa manera". En un momento de enorme simbolog¨ªa, los viejos guerreros dejan de grabar y se sientan a cenar y a ver la toma de posesi¨®n de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. "Porque esta historia es universal", apunta Champeaux. ¡°Ustedes lo saben bien por sus problemas con el respeto a la memoria hist¨®rica. Si no recordamos el pasado, si no ensalzamos esas figuras, ?qu¨¦ nos queda de humanidad?¡±.
Repercusi¨®n internacional
Para el periodista Nicolas Champeaux, codirector de El Estado contra Mandela y los otros, aquel juicio fue un acto pol¨ªtico para ambos bandos: "Es la historia de unos chavales que decidieron que su causa era m¨¢s importante que sus vidas". E incide: "Llevaban a?os con sus libertades cercenadas, los que estaban en prisi¨®n ni pod¨ªan hablar entre s¨ª, y se dieron cuenta de la repercusi¨®n que tendr¨ªa el juicio. Decidieron ser muy educados, publicitar sus ideas y convertir las sesiones en, para muchos, su ¨²ltimo acto pol¨ªtico".
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