La locura le sienta tan bien

En diferentes fases de su carrera, Madonna se ha dedicado a hacer lo que le dec¨ªan, a hacer lo que le apetec¨ªa, a hacer caso a cualquiera que pasara por ah¨ª, a no hacer caso a nadie, a ense?ar a los que no sab¨ªan y a creer estar ense?ando algo a quienes sab¨ªan m¨¢s que ella. Ha hecho historia y ha hecho el rid¨ªculo. Todo, eso hay que otorg¨¢rselo, siempre con un empe?o ol¨ªmpico. Hay m¨¢s relato en cada uno de sus discos que en la carrera completa de muchos cantautores o celebrados contadores de historias.

Esta vez, la de Detroit se ha dedicado a algo que resulta bastante contracultural en su devenir musical, un cami¨®n que en los ¨²ltimos a?os bajaba ligero, descargado de expectativas, a toda velocidad rumbo a un ocaso que se adivinaba tan doloroso como predecible. En un giro inesperado de guion, su ¨¢lbum n¨²mero 14 es una chifladura maravillosa sin ninguna l¨ªnea argumental reconocible. Casi nada de lo que hay aqu¨ª deber¨ªa funcionar y casi todo lo hace. En vez de pillar una idea, como tantas veces hiciera en el pasado, ya fuera para reivindicarse, rejuvenecerse, politizarse o apropiarse de la pen¨²ltima moda, en Madame X, la autora de Like a prayer se dedica a decir que s¨ª a cualquier cosa que pasa por su cabeza, por la calle, por el mundo, por Instagram, por Lisboa, por Cabo Verde, por Jamaica, por Colombia, por Detroit...

En Dark ballet se le va la pinza de forma absolutamente fabulosa. Es su Bohemian Rhapsody. Una balada que podr¨ªa recordar a los momentos clase de yoga de Ray of Light, pero que, de golpe, introduce un solo de piano con fragmentos del Cascanueces de Chaikovski que parece tocado por un James Rhodes hasta arriba de croquetas. Luego vuelve, luego se va, luego se acaba. M¨¢s que una canci¨®n es un accidente de tr¨¢fico, pero uno de esos con los que viv¨ªan fascinados y empalmados los personajes de Crash de JG Ballard. Algo parecido sucede en God control, un tema de supuesta protesta pol¨ªtica en la que ella y Mirwais, el tipo que la ayud¨® a facturar Music, pensaron que era buena idea mezclar m¨¢s piano, coros b¨²lgaros, ritmos disco, rap de fiesta de final de curso, gui?os a Frozen, doble de queso, pi?a.... Tras seis escuchas, servidor a¨²n no es capaz de saber si le gusta o no. Lo contrario sucede con los dos cortes siguientes. En Future, junto a Quavo, de Migos, se marca un tema dancehall que es una barbaridad. Sencillo y directo suena un poco a Rihanna cableada y lleva la huella del mejor Diplo, el que entra en el estudio con la bragueta subida. En Batuka se hace acompa?ar de la Orquestra de Batukadeiras, un colectivo afroportugu¨¦s que otorga un ritmo marcial a una cosa que podr¨ªa ser una mezcla entre Gwen Stefani y Carlinhos Brown y que termina en algo, de nuevo, fresco y rico. Pero si existe un corte de este Madame X que realmente desaf¨ªa todas las leyes de la raz¨®n ¡ªy a estas alturas ya llevamos un pu?ado que podr¨ªan luchar por ese trono de acero¡ª ese es Killers who are partying. Si ahora mismo llegara alguien a contarle que Madonna ha hecho un fado con toques de trip hop en el que denuncia todos los males que le han sucedido a la humanidad desde la II Guerra Mundial cantado en ingl¨¦s y portugu¨¦s, es muy probable que prefiriera arrancarse las orejas antes que escucharlo. Pues Killers¡­, a pesar de lo rid¨ªculo de su letra, es una de las cimas musicales de la Madonna de los ¨²ltimos 25 a?os. En serio. ?En serio!

Pero no todo son flores en este jard¨ªn en el que se ha metido la Ciccione. En I rise se le va con el autotune y cita a Jean Paul Sartre; justo estaba el l¨ªmite. Extreme occident es un fraude a s¨ª misma. Lo mismo sucede con I don¡¯t search I find, donde se da un homenaje a su yo de los noventa y, claro, rodeada de tanto tema cargado de contenido, suena an¨¦mico. Porque Madonna en este disco es tambi¨¦n Ariana Grande sin gorgoritos (Crave), la Diana Ross del sur de Londres en (Crazy) o la ¨²ltima sensaci¨®n de baile funk (Faz gostoso, junto a la brasile?a Anitta).

Hay pocos ¨¢lbumes que contengan tantas canciones con una historia, tantos temas sobre los que haya algo que decir y algo que pensar como este Madame X. Tal vez le sobran minutos, pero no le sobran elementos, ni ideas, por muy descabelladas que muchas sean. Si se le perdonan los momentos en que su autora cree que ver la CNN desde su sof¨¢ de su mansi¨®n lisboeta ya la valida para tener una opini¨®n sobre el mundo ¡ªsu discurso es algo as¨ª como si las ideas de Noam Chomsky contadas por Steve Bannon¡ª, el largo es tremendamente satisfactorio.

Madonna ha sido la vecina sexy, la prima confidente, la amiga lista, la amiga guapa, la l¨ªder de la banda, el icono de varias ¨¦pocas, una promesa, un recuerdo¡­ Ahora parece que ha optado por ser algo as¨ª como la loca de los gatos.?En el sentido m¨¢s aspiracional del termino, obviamente.