En busca de un lugar para lo rural en la literatura
Un di¨¢logo entre los escritores Sergio del Molino y Virginia Mendoza explora las relaciones en el ¨¢mbito literario de los escritores contempor¨¢neos con los entornos rurales
Hay preguntas que entre sus signos de interrogaci¨®n encierran toda una concepci¨®n del mundo. En ocasiones interpelan, pero tambi¨¦n pueden dejarle a uno, tomadas con un saludable escepticismo, poco menos que pasmado. Lo sabe el escritor Sergio del Molino, a quien durante un paseo por Zaragoza, donde reside, un conocido le lanz¨® la que sigue:
¡ª Y t¨², ?ya te has ido a vivir a Madrid?
La respuesta que el autor de La Espa?a vac¨ªa fue simple, am¨¦n que verdadera. Segu¨ªa all¨ª, por m¨¢s que el trabajo llevara tiempo oblig¨¢ndolo a acudir regularmente a la capital. Pero de aquella peque?a acometida, a Del Molino le chirri¨® ese ¡®ya¡¯. ?Era un verdadero lastre para alguien con una carrera como escritor vivir, rozando la cuarentena, en una ciudad como Zaragoza? La pregunta ven¨ªa, adem¨¢s, de boca de un individuo de provincia, no de alguien de Madrid. Resultaba f¨¢cil pensar en la imagen de un estafermo, esa figura giratoria de dos manos que en una de ellas portaba un escudo que golpeaban durante sus ejercicios con la lanza los caballeros medievales, que a su vez deb¨ªan evitar que la efigie les devolviese el impacto con la bola que pend¨ªa de una cadena del otro lado. Claro que, en este caso, el conocido de Del Molino no era buen caballero: no se libraba de que el estafermo le devolviera un nuevo golpe.
La relaci¨®n entre la gran ciudad y la vida en la provincia o en n¨²cleos rurales, en su vertiente literaria, fue el objeto de un di¨¢logo organizado por EL PA?S y celebrado este s¨¢bado en la Feria del Libro de Madird en el que participaron Del Molino y la escritora Virginia Mendoza. Ambos debatieron si el campo y los entornos rurales experimentan un auge en el nuevo panorama editorial que har¨ªa posible hablar de un ¡®boom¡¯ de lo rural en la literatura contempor¨¢nea. ¡°Evidentemente hay una moda, se est¨¢ tocando una fibra que hace veinte a?os no estaba tan definida y que se explica por la conciencia de desarraigo actual¡±, apunt¨® Del Molino, que quiso marcar, sin embargo, distancias entre los grandes cronistas del campo, entre los que destac¨® a Julio Llamazares, y muchos de los enfoques actuales, en los que percibe una abundancia de ¡°exotismo¡±.
¡°No creo que exista una explosi¨®n de libros sobre el mundo rural. Eso es algo que m¨¢s bien se percibe desde la ciudad¡±, terci¨® Mendoza, autora de ¡®Qui¨¦n te cerrar¨¢ los ojos¡¯, obra en la que viaja a los pueblos m¨¢s remotos de Espa?a para narrar la resistencia de sus ¨²ltimos vecinos al ¨¦xodo hacia las urbes. La escritora, que hace un tiempo se instal¨® en el pueblo de sus antepasados, defendi¨® que antes que una eclosi¨®n de narrativa rural, lo que define el escenario actual es todo lo contrario: un trabajo continuado de difusi¨®n de historias poco conocidas, y que habr¨ªan desaparecido con la muerte de quienes les dan voz. Mendoza cit¨® a este respecto la edici¨®n de obras fotogr¨¢ficas o de recuperaci¨®n de la memoria de pueblos ¡®sacrificados¡¯ en pos de un supuesto bien com¨²n, como ocurri¨® con el programa de construcci¨®n de pantanos que sumergi¨® comarcas enteras durante la ¨¦poca franquista.
La periodista de EL PA?S Carmen Mor¨¢n, moderadora del encuentro, pregunt¨® a Del Molino y Mendoza si en la aproximaci¨®n a los pueblos, tanto en la literatura como en la vida, no estar¨¢ ocurriendo precisamente lo contrario de lo que se cree. ¡°?Queremos salvar los pueblos? ?O les estamos exigiendo que nos salven ellos a nosotros?¡±, inquiri¨®. "Convivimos con un poco de eso...", coment¨® brevemente Mendoza. ¡°Existe un neorruralismo que ciertamente no crea comunidad¡±, abund¨® despu¨¦s Del Molino, que hizo re¨ªr al auditorio al recordar un c¨®mico episodio en una peque?a poblaci¨®n a la que acudi¨® para presentar, en 2016, La espa?a vac¨ªa, una suerte de ensayo en forma de viaje sentimental por el pa¨ªs deshabitado que es Espa?a. ¡°No s¨¦ qu¨¦ empe?o tienes en traer a m¨¢s gente. Aqu¨ª somos ya 500. Y sobran la mitad¡±, le coment¨® un vecino que ya presagiaba el ¨¦xito de la obra, que ha inspirado una denominaci¨®n com¨²n para referirse a esos territorios dispersos por toda la geograf¨ªa espa?ola que comparten fen¨®menos como el envejecimiento de la poblaci¨®n, los bajos ¨ªndices de natalidad o la inexistencia de un modelo econ¨®mico eficiente que garantice su supervivencia a medio plazo.
Presentado a menudo bajo las formas de la arcadia feliz o la leyenda negra, los participantes en el di¨¢logo coincidieron en que el verdadero cariz del medio rural contin¨²a siendo desconocido. Se habl¨® y abog¨® por que los pueblos comenzaran a inspirar novelas donde el propio medio rural no fuera el protagonista, sino apenas el escenario en el que se desarrolla una narraci¨®n. Ser¨ªa prueba de que se le ha logrado asociar una riqueza en abundancia y matices similar a la que se percibe de la gran ciudad. Hubo tambi¨¦n quien se pregunt¨® si acaso el declive de los pueblos no acabar¨ªa definitivamente con los relatos de estos lugares, de forma que los escritores tendr¨ªan que inventarlas para que continuaran existiendo. "Hay a¨²n verdaderas historias de novela, y vendr¨¢n otras", respondi¨® Mendoza. "La propia Virginia es un de esos casos", puntualiz¨® Del Molino.
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