Cien a?os de matanzas entre hermanos
Dos historiadores espa?oles recorren en un ensayo las principales guerras civiles desde 1917 hasta hoy
¡°Lo malo de las guerras civiles es que nunca se sabe si el enemigo soy yo o eres t¨²¡±, le dice un soldado a otro en una vi?eta de Gila. Sin ¨¢nimo de banalizar un fen¨®meno tan terrible, el humorista sintetiza la principal caracter¨ªstica de estas confrontaciones, ¡°son esquivas, porosas, ninguno de los combatientes la define como civil, sino que se suele hablar de liberaci¨®n, y casi nunca se saldan con acuerdos de paz", dice el historiador Javier Rodrigo, autor junto a su colega David Alegre del ensayo Comunidades rotas (Galaxia Gutenberg), un volumen de 736 p¨¢ginas que recorre la gran mayor¨ªa de los enfrentamientos fratricidas desde 1917, la guerra civil rusa tras la Revoluci¨®n de Octubre, hasta 2017, con la llaga en Siria que no deja de supurar cad¨¢veres.
De estas guerras ¡°han nacido parte de las naciones actuales y, desde 1945, es el fen¨®meno b¨¦lico por antonomasia¡±, a?ade Rodrigo. ¡°Ha habido unas 190 en todo el mundo, con 20 millones de muertos¡± que, adem¨¢s, ¡°han generado grandes conflictos internacionales, como Vietnam, cuando antes pasaba justo al rev¨¦s¡±, se pasaba de lo general a lo particular. Sobre todo han sido guerras de guerrillas, ¡°en las que los frentes son dif¨ªciles de definir¡± y dentro de esta heterogeneidad y dificultad para una definici¨®n com¨²n, Rodrigo apunta unas evidencias que suelen repetirse: ¡°La reclamaci¨®n de un territorio, la lucha para expulsar al enemigo, potencia de fuego y la utilizaci¨®n del terror contra la poblaci¨®n civil¡±.
?D¨®nde se ha puesto en pr¨¢ctica este manual con m¨¢s crueldad? ¡°La de China¡±, cuyos primeros compases son de 1927 y acaba en 1958, ¡°las africanas (Congo, Ruanda¡) y las de la exYugoslavia en los a?os noventa¡±, asegura este catedr¨¢tico en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y autor de una decena de libros. Rodrigo destaca de esta obra que ¡°sit¨²a la Guerra Civil espa?ola en su contexto, el de un conflicto que abre la puerta a otras guerras civiles en las que se enfrentan el fascismo y el antifascismo¡±. Tambi¨¦n han querido ¡°enterrar clich¨¦s, como el de la predisposici¨®n at¨¢vica de los espa?oles por matarse, un relato franquista que exime de responsabilidad a los que la tienen; es una mirada de una sociedad abocada a enfrentarse, cuando ninguna lucha es inevitable y pueden ser procesos que tengan marcha atr¨¢s. Sin el golpe de Estado no habr¨ªa habido Guerra Civil". Esa inevitabilidad se aplicaba tambi¨¦n por parte de la historiograf¨ªa a los rusos. ¡°Su guerra civil (1917-1926) empez¨® con caballos y acab¨® siendo masiva. Para Lenin, era una herramienta m¨¢s de la revoluci¨®n, un modus operandi que se reproducir¨¢ en otros lugares¡±.
En Afganist¨¢n, un enorme agujero negro que empez¨® en 1978 y contin¨²a en la actualidad, han tenido un papel capital en el env¨ªo de armamento David Alegre, historiador
En comparaci¨®n con otros conflictos, Rodrigo y Alegre sostienen que la espa?ola guarda ¡°muchos paralelismos¡± con la de Corea (1948-1953). ¡°Una retaguardia definida, frentes claros, violencia masiva¡ por todo ello acaba siendo convencional. Una excepcionalidad a la que se a?ade que fue la ¨²nica de las europeas en las que vence el fascismo¡± y, como siempre se ha dicho, ¡°un laboratorio de lo que vendr¨ªa despu¨¦s¡±.
Ambos historiadores plantean una serie de factores indiciarios de una gran tormenta. ¡°Inestabilidad pol¨ªtica cr¨®nica o, como sucedi¨® en los Estados poscoloniales africanos, la brusca marcha de la metr¨®poli que deja unas ¨¦lites no preparadas para gobernar y que acaban disput¨¢ndose el poder y los recursos; tambi¨¦n est¨¢n los casos originados en la disoluci¨®n de entidades supraestatales, como la URSS o el Imperio otomano¡±.
Asimismo, en estas guerras entre vecinos y hermanos suele haber intervenci¨®n extranjera. El libro incide en la participaci¨®n de Estados Unidos (sobre todo en su ¡°patio trasero¡±, Centroam¨¦rica) y la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica en conflictos fuera de sus fronteras. ¡°Las guerras civiles en pa¨ªses pobres son insostenibles desde dentro, como ocurre hoy en Siria y Yemen¡ o la espa?ola¡±, apunta David Alegre. ¡°En Afganist¨¢n, un enorme agujero negro que empez¨® en 1978 y contin¨²a en la actualidad, han tenido un papel capital en el env¨ªo de armamento. La URSS apoy¨® a un r¨¦gimen aliado, mientras Pakist¨¢n y Arabia Saud¨ª armaron a la resistencia afgana¡±. Sin embargo, hay un riesgo en esa implicaci¨®n, lo que estos historiadores denominan ¡°efecto contagio¡±. Como sucedi¨® en Vietnam, ¡°que empez¨® por causas end¨®genas, pero acab¨® generaliz¨¢ndose en toda la zona, con China apoyando a los comunistas vietnamitas¡±, explica Alegre.
?Por qu¨¦ esas superpotencias no llegan a invadir por completo los pa¨ªses que armaban para intentar llegar a un final? ¡°Es curioso, pero en la Guerra Fr¨ªa la amenaza de la bomba nuclear fue un factor disuasorio, les imped¨ªa implicarse m¨¢s sobre el terreno por temor a que el enemigo la usase¡±, a?ade Alegre, doctor en Historia por la Universidad de Barcelona.
Como se recalca a lo largo del libro, lo imprevisible de una guerra civil no permite pronosticar qu¨¦ pasar¨¢ en Siria o Yemen, agravado por la presencia del yihadismo, ¡°que se superpone a esos conflictos¡±. ¡°Lo que est¨¢ claro¡±, se?ala Alegre, es que ¡°las guerras civiles del arco mediterr¨¢neo van a condicionar la pol¨ªtica europea en d¨¦cadas, por los refugiados y expulsados¡± que llaman a las puertas de Polonia, Ruman¨ªa, Alemania, Turqu¨ªa¡ ¡°Es un problema muy complejo y por lo que Europa ha hecho hasta ahora, no pinta bien¡±.
Los serbios como chivo expiatorio
David Alegre subraya que se hizo historiador cuando en su adolescencia vio por televisi¨®n los muertos de las guerras en la exYugoslavia. Un conflicto del que predomin¨® el relato que sit¨²a a los serbios como grandes responsables. ¡°Se les ha usado como chivo expiatorio porque es un discurso que oculta la complejidad de conflicto. Se propag¨® la idea de los odios ancestrales, cuando lo que hab¨ªa era una lucha por el control en procesos de descomposici¨®n pol¨ªtica¡±. Seg¨²n Alegre, un descentralizado Estado yugoslavo sembr¨® el camino para que los agentes comunistas y los nuevos nacionalistas se disputaran el poder¡±. Adem¨¢s, ¡°el papel de Alemania contribuy¨® a que la guerra se generalizara por reconocer a Eslovenia y Croacia sin contar con la UE, fue como echar gasolina al fuego¡±. Ese ir por libre de los germanos ¡°dej¨® a Bosnia con pocas opciones, que tambi¨¦n se declar¨® independiente y propici¨® un efecto domin¨®¡±.
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