Jimi Hendrix, la ¨¦pica toca la guitarra
El domingo, ¡®Jimi Hendrix-Live at Woodstock¡¯, libro y doble CD, por 12,95 euros con EL PA?S
Hay conciertos grandes, otros hist¨®ricos y luego est¨¢ el de Jimi Hendrix en Woodstock. No hay muchos momentos sobre escenarios rockeros que hayan alcanzado la ¨¦pica que el transcurso de los a?os ha otorgado a aquella actuaci¨®n, de la que pr¨¢cticamente todo se recuerda: la luz de la ma?ana enmarcando la silueta de Hendrix, su guitarra Fender Stratocaster blanca, su distorsionada ¡ªy por momentos cacof¨®nica¡ª versi¨®n del himno de los Estados Unidos¡ No hace falta haber estado all¨ª para considerarlo legendario, igual que no es necesario haber presenciado Waterloo para reconocer su calado.
Hoy, en tiermpos de globalizaci¨®n y likes en redes sociales, se tiende a mitificar lo masivo; un concierto solo puede ser apote¨®sico si ha tenido lugar en un estadio de f¨²tbol a rebosar retransmitido en directo a nivel planetario. La actuaci¨®n de Jimi Hendrix en Woodstock fue la ant¨ªtesis de eso, del mismo modo que la inocencia de la generaci¨®n hippie represent¨® lo opuesto al entramado millennial. M¨¢s que aventurar su trascendencia, los detalles previos al concierto invitaban al des¨¢nimo. ?C¨®mo sospechar que un m¨²sico que sube a las tablas un lunes a las nueve de la ma?ana iba a despachar una epifan¨ªa de tama?a envergadura? Exhaustos despu¨¦s de ¡°tres d¨ªas de paz y m¨²sica¡± (ese era el lema del festival), muchos espectadores hab¨ªan abandonado el recinto; algunas fuentes se?alan que solo una d¨¦cima parte de las 400.000 almas all¨ª congregadas se quedaron a ver al guitarrista.
Disuelta The Experience, Hendrix hab¨ªa montado la nueva banda a toda prisa para cumplir con el compromiso (cuando el presentador anunci¨® a ¡°The Jimi Hendrix Experience¡±, el m¨²sico replic¨®: ¡°Nos hemos cansado de The Experience¡±). Solo el bater¨ªa Mitch Mitchell permanec¨ªa de la antigua formaci¨®n, completada con dos amigos de Hendrix del ej¨¦rcito (el bajista Jimmy Cox y el guitarrista Larry Lee, reci¨¦n llegado de Vietnam) y dos percusionistas (Jerry Velez y Juma Sultan) cuyos mamporros a las congas el responsable de la mesa de sonido se encarg¨® de silenciar. El quinteto solo hab¨ªa ensayado dos veces. Hendrix no durmi¨® durante los tres d¨ªas del festival. Aun as¨ª, 50 a?os despu¨¦s seguimos hablando de aquello.
Pese a esas condiciones no del todo favorables, Hendrix se plant¨® en el escenario dispuesto a volar la cabeza de los espectadores. Con tres ¨¢lbumes publicados de espl¨¦ndida acogida, Hendrix estaba en la cima; era la gran sensaci¨®n en directo, el m¨²sico a quien hab¨ªa que ver tocar, capaz de prender fuego a su instrumento, como hab¨ªa hecho dos a?os antes en el festival Monterey Pop. Subi¨® el volumen de su guitarra hasta un nivel casi delictivo, y a lo largo de dos horas y diez minutos (su show termin¨® pasadas las once) embob¨® a la concurriencia con una delirante mezcla de numerosos temas in¨¦ditos ¡ªcomo Message to love, osada elecci¨®n para abrir el recital¡ª, unas pocas canciones de sus discos, dos versiones de The Impressions y locas improvisaciones, como la que efectu¨® sobre de Star spangled banner, el himno de su pa¨ªs, que ha pasado a la posteridad como una de sus interpretaciones m¨¢s ic¨®nicas (y que fundi¨® con Purple haze).
Tan entregado como relajado, dej¨® que Larry Lee cantase algunos temas. Hendrix concluy¨® con Hey Joe, la vers¨®n de The Leaves que ya por entonces era su pieza m¨¢s emblem¨¢tica¡, y se fue sin decir adi¨®s.En Woodstock actuaron otros titanes del rock, como Janis Joplin, The Who, Crosby, Stills, Nash & Young, The Band¡ Y sin embargo sus apariciones quedaron eclipsadas por la de Jimi Hendrix, en quien recay¨® el honor de cerrar el evento.
Se dice que cuando los organizadores fueron conscientes del brutal retraso acumulado le ofrecieron salir a las doce de la noche del domingo; ¨¦l se empe?¨® en clausurar, sin importarle la hora. De ese modo, fue el m¨²sico que dijo la ¨²ltima palabra en el festival; y tambi¨¦n, para muchos, de la era hippie y de la m¨¢gica d¨¦cada de los sesenta.
Babelia
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