¡°Es peligroso ignorar que no controlamos nuestro deseo¡±
Kristen Roupenian, estrella literaria gracias a un cuento viral sobre el Me Too, debuta con un libro sobre el sexo como juego de poder
Kristen Roupenian se convirti¨® en estrella literaria gracias a un fen¨®meno viral, el que protagoniz¨® su cuento Cat Person a finales de 2017. Todas las publicaciones del planeta lo hab¨ªan rechazado, hasta que un cambio en la temperatura cultural hizo que terminase en las p¨¢ginas de una biblia intelectual como The New Yorker. La historia firmada por esta desconocida autora, nacida en 1981 en la costa de Massachusetts, hablaba del calamitoso encuentro entre una chica de 20 a?os y un hombre de 34. Fue escrito meses antes de la eclosi¨®n del Me Too, pero se adelant¨® a todos sus debates: las relaciones sexuales como juegos de poder, el desequilibrio cong¨¦nito con el que hombres y mujeres llegan a ese campo de batalla, el consentimiento y sus zonas grises. Confundido con un texto autobiogr¨¢fico, el cuento dividi¨® a sus lectores en dos bandos: a favor o en contra de Margot, su protagonista, una universitaria sin especiales ganas de acostarse con su indeseable pretendiente, pero que terminaba haci¨¦ndolo para no parecer ¡°caprichosa o malcriada, como si hubiera pedido algo en un restaurante y luego lo hubiese devuelto¡±.
Un a?o y medio despu¨¦s, Roupenian sigue sin entender qu¨¦ sucedi¨® con su cuento, convertido en la obra de ficci¨®n m¨¢s le¨ªda en la historia del semanario estadounidense. ¡°Lo viral siempre es un misterio¡±, dice la autora, de sonrisa ancha y mirada l¨ªmpida, en el coqueto hotel parisiense donde termina la gira europea de presentaci¨®n de su primer libro de relatos, Lo est¨¢s deseando (Anagrama). ¡°Recuerdo menos el Me Too que un deseo de debatir sobre cosas de las que nunca habl¨¢bamos, porque d¨¢bamos por hecho que no se pod¨ªan cambiar. Hab¨ªa ira y frustraci¨®n en el ambiente. Mi historia se benefici¨® de esa energ¨ªa¡±, asegura.
En las redes, muchos la trataron de vocera hist¨¦rica de un supuesto feminismo radical, aunque basta con abrir su libro para entender que las mujeres tampoco salen bien paradas: son igual de ego¨ªstas y p¨¦rfidas que los hombres. En el relato que le dio la gloria, traducido al espa?ol como Un tipo con gatos, Roupenian toma partido por su narradora, pero en su debut literario la guerra de los sexos se salda en empate t¨¦cnico: todo el mundo es igual de monstruoso. Su cuento m¨¢s famoso es, como admite la propia autora, ¡°un caso aparte¡± dentro de su producci¨®n. Es la historia menos perversa y brutal, lo que dice bastante de las dem¨¢s. Casi todas fueron escritas antes de que saltara a la fama, excepto dos que a?adi¨® despu¨¦s. Son relatos sentimentales que se leen como cuentos de terror, como si Roupenian fuera un cruce imposible entre Stephen King y Lena Dunham. Hablan de una mujer que fantasea con morder a su compa?ero de oficina. De una pareja que convierte a un buen amigo en su esclavo sexual. De un hombre que necesita imaginar que apu?ala a sus amantes para alcanzar el orgasmo. Y de una chica carcomida por un par¨¢sito que ensangrienta su epidermis, a no ser que todo sea objeto de su imaginaci¨®n.
Malestar y rabia
¡°Mis cuentos surgen de algo que me ha sucedido y que genera malestar, rabia o confusi¨®n en mi interior. Escribir es mi forma de entender ese sentimiento¡±, apunta la escritora. Sus historias describen a humanos que se comportan como animales, seres te¨®ricamente civilizados que se convierten en bestias salvajes cuando llega la hora de pasar a la pr¨¢ctica. ¡°Es peligroso ignorar que no controlamos totalmente nuestros deseos y necesidades. Mis personajes no aceptan que no siempre son amables y que pueden ser crueles. No entienden que tienen un cuerpo hasta que es demasiado tarde¡±, explica Roupenian.
En su libro tambi¨¦n se adivina un retrato borroso de la generaci¨®n que fue adolescente durante los noventa. Maduraron en una d¨¦cada sin terrorismo ni crisis may¨²sculas y crecieron esperando sueldos holgados y relaciones igualitarias, pero el desenlace no fue el esperado. ¡°Hab¨ªa esa ret¨®rica que rezaba que todos los problemas hab¨ªan sido resueltos y que podr¨ªamos hacer lo que nos propusi¨¦ramos. Nos dijeron que las chicas ¨¦ramos libres de hacer lo que quisi¨¦ramos. Cuando nos dimos cuenta de que no era el caso, no tuvimos las armas necesarias para resolverlo¡±, afirma Roupenian, a quien le parece bien la actual revisi¨®n cr¨ªtica de esa d¨¦cada. La serie Friends conten¨ªa rastros de homofobia. Monica Lewinsky no fue tratada con justicia. El girl power no fue m¨¢s que un suced¨¢neo de feminismo pasado por el tamiz del marketing. ¡°Las herramientas que ten¨ªamos para convertirnos en buenas personas no resultaron ¨²tiles. Y de ah¨ª surge esta incerteza y desilusi¨®n¡±, a?ade.
Dimensi¨®n p¨²blica
Roupenian se esfuerza en dar legitimidad a cosas que la alta cultura sigue menospreciando. Convierte a los millennials en personajes complejos, usa los mensajes de texto como recurso literario y habla de Tinder como la verdadera arena pol¨ªtica de nuestro tiempo. ¡°De eso s¨ª estoy orgullosa: de haber escrito un libro m¨¢s honesto que bonito¡±, dice. Tras malvivir durante a?os gracias a becas y residencias, la autora recibi¨® un avance de m¨¢s de un mill¨®n de euros por este libro y el siguiente, su primera novela, que a¨²n se ecuentra en estado embrionario. Tambi¨¦n tiene cerrada una adaptaci¨®n de Lo est¨¢s deseando para HBO y un guion original para A24, la nueva Miramax. La pregunta es si uno escribe mejor con tiempo y dinero. ¡°No voy a romantizar la falta de dinero. Me he pasado a?os ideando mil maneras de escribir durante seis meses m¨¢s y es genial poder salir de esa configuraci¨®n¡±, admite.
La autora solo lamenta la dimensi¨®n p¨²blica de una actividad que, hasta ahora, era estrictamente privada. Su fama repentina ha dinamitado incluso su intimidad: el brit¨¢nico The Sunday Times lleg¨® a publicar en su portada que Roupenian comparte su vida con una mujer tras una larga relaci¨®n con un hombre con el que estuvo a punto de casarse. ¡°Adem¨¢s, ahora soy demasiado consciente del significado de lo que escribo, cuando para m¨ª la escritura tiene que ser un proceso inconsciente¡±, afirma. ¡°Mi reto es olvidar que todo esto ha sucedido y volver a encontrarme sola con mis pensamientos¡±. Eso es lo que est¨¢ deseando.
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