Arnaldo Otegi visto por Arnaldo Otegi

Arnaldo Otegi fue a TVE con la intenci¨®n declarada de hablar por s¨ª mismo, ya que siempre -dice- se proyectan visiones sobre ¨¦l llenas de prejuicios. Quer¨ªa que la audiencia se hiciera una idea ¡°objetiva¡± (sic), por lo que agradeci¨® la oportunidad, con las mismas palabras que los oyentes de los programas de madrugada agradecen la oportunidad de decirles a sus parejas en antena que las quieren mogoll¨®n.

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Tras esa declaraci¨®n, se dedic¨® justamente a lo contrario, confirmando uno tras otro todos esos supuestos prejuicios sobre su figura. Yo apagu¨¦ la tele con la misma idea que ten¨ªa de Otegi antes del programa, y como yo, me imagino que cualquier persona informada de este pa¨ªs. Las decentes, adem¨¢s, tal vez la apagaron con una sensaci¨®n rara en la boca del est¨®mago.

No solo reafirm¨® su imagen previa con sus palabras, sino con el contexto. Me sorprendi¨® que no se tomara la molestia de viajar a Madrid, que tampoco queda tan lejos de Euskadi, e hiciese la entrevista mediante una conexi¨®n con pinganillo, con todo lo ortop¨¦dico que resulta. La pantalla dividida y la obligaci¨®n de mirar a c¨¢mara dificultan la conversaci¨®n y facilitan que el invitado mitinee. Como no se enteraba a la primera de la mitad de las preguntas, se embrollaba en largu¨ªsimos paseos por los cerros de ?beda, con esos eufemismos tan elaborados que sostienen el discurso abertzale. Parec¨ªa lo que era: alguien acostumbrado a no ser interrumpido que solo habla ante p¨²blicos afines.

Todo este despliegue de torpeza televisiva dijo tanto del personaje como su discurso y su gestualidad defensiva y paternalista para con el entrevistador, y confirm¨®, m¨¢s all¨¢ de cualquier duda, que era una entrevista necesaria: le dieron la ocasi¨®n de presentar otra cara y ofreci¨® la misma cara dura de siempre, y lo hizo ¨¦l mismo, sin que pueda decir que le manipulan otros.