Se buscan dramaturgas del Siglo de Oro
El Festival de Teatro Cl¨¢sico de Almagro inaugura este jueves una edici¨®n ins¨®litamente paritaria en autores
El Festival de Teatro Cl¨¢sico de Almagro, que inaugura esta noche su 42? edici¨®n, se declara este a?o abiertamente feminista. Su programa es paritario en cuanto a n¨²mero de autores y autoras del Siglo de Oro: 13 y 13. Un hecho excepcional, teniendo en cuenta el dif¨ªcil acceso de las mujeres de esa ¨¦poca a la lectura y mucho menos la escritura: unas pocas de clase alta y monjas que sol¨ªan componer obras de tem¨¢tica religiosa para ser representadas en conventos. M¨¢s all¨¢ de las conocidas Ana Caro de Mall¨¦n, Mar¨ªa de Zayas y la mexicana sor Juana In¨¦s de la Cruz, las tres ¨²nicas incluidas en el canon consolidado, ?hay verdaderamente un corpus de obras de dramaturgas de calidad del que nadie se hab¨ªa ocupado hasta ahora?
¡°Quienes nos dedicamos a estudiar el teatro cl¨¢sico ya lo indic¨¢bamos hace tiempo: hay m¨¢s de las que dicta el canon. Puedo asegurar que a estas horas en la Universidad espa?ola (y en cualquier otro pa¨ªs donde los estudios de g¨¦nero est¨¦n asentados) ese cat¨¢logo est¨¢ siendo desbrozado. Y que acabar¨¢ habiendo un elenco de notables aparte de las conocidas¡±, afirma la fil¨®loga Evangelina Rodr¨ªguez, especialista en el Siglo de Oro. La tarea no es f¨¢cil, advierte, ¡°pues buena parte est¨¢ todav¨ªa en manuscrito¡±.
No hay que olvidar tampoco que algunas ocultaron su identidad con seud¨®nimos. Otras se vieron obligadas a abandonar la escritura y destruir sus textos, como sor Marcela de San F¨¦lix, hija de Lope de Vega. ¡°La modestia, el silencio y la humildad eran virtudes exigidas a la mujer, la escritura presupon¨ªa una muestra de vanidad censurable, una transgresi¨®n de la regla¡±, explica la catedr¨¢tica Teresa Ferrer en su ensayo La ruptura del silencio: mujeres dramaturgas en el siglo XVII. Y cita a Fray Luis de Le¨®n: ¡°¡en todas es, no s¨®lo condici¨®n agradable, sino virtud debida, el silencio y el hablar poco(¡) Porque as¨ª como la naturaleza (¡) hizo a las mujeres para que encerradas guardasen la casa, as¨ª las obliga a que cerrasen la boca¡±.
La propia sor Juana, que se hizo monja jer¨®nima para evitar casarse, fue forzada por sus superiores a dejar la pluma. No obstante, antes dej¨® por escrito su lamento en su rotunda Respuesta a sor Filotea de la Cruz, que concibi¨® en 1691 como contestaci¨®n a todas las recriminaciones que le hizo el obispo de Puebla. ¡°Por algo esta autora es uno de los s¨ªmbolos del movimiento feminista en M¨¦xico. Aunque en realidad su discurso no era estrictamente feminista. Era m¨¢s bien una defensa de la libertad en todos los sentidos. Libertad para leer, para escribir, que a ella le estuvo vedada¡±, declara Carmen Beatriz L¨®pez-Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
?Qui¨¦nes fueron aquellas dramaturgas que se atrevieron a romper el silencio? ?Se advierte esa rebeli¨®n en sus obras? ¡°Por supuesto que s¨ª. Reinterpretan a su manera grandes t¨®picos del teatro cl¨¢sico como el honor o la castidad. Por ejemplo, Leonor de la Cueva da la vuelta al estereotipo de la mujer de car¨¢cter mudable y atribuye esta caracter¨ªstica al hombre. Ana Caro resuelve un agravio sin ayuda de ning¨²n var¨®n y sin sangre. Y en general, los personajes femeninos de todas ellas defienden el derecho a elegir marido, se pronuncian en contra de las dotes, parodian los celos y reivindican modelos de mujer en los que la cultura tiene cabida como virtud¡±, responde Ferrer.
La intenci¨®n del Festival de Almagro con su apuesta feminista este a?o es precisamente romper las costuras del Siglo de Oro y ensancharlo con estas nuevas perspectivas. ¡°As¨ª como poco a poco se ha ido normalizando la presencia de sor Juana, Caro o Zayas en los escenarios, cosa que hace una d¨¦cada parec¨ªa impensable, debemos seguir rebuscando y trabajando para hacer visibles a otras que tambi¨¦n pueden merecerlo¡±, apunta Ignacio Garc¨ªa, director del certamen.
De momento solo se han podido rescatar dos obras de las muchas que se cree que escribi¨® Caro, El conde Partinupl¨¦s y Valor, agravio y mujer, que podr¨¢n verse este mes en Almagro. De sor Juana quedan varios autos sacramentales y las comedias Los empe?os de una casa y Amor es m¨¢s laberinto, esta ¨²ltima escrita a medias con el fraile Juan de Guevara, ambas tambi¨¦n programadas en el certamen manchego. De Zayas se conserva solo una, La traici¨®n en la amistad, aunque su novela Desenga?os amorosos ha sido adaptada para la escena por el dramaturgo Nando L¨®pez en una exitosa producci¨®n que se estren¨® el a?o pasado en Almagro y este verano est¨¢ recorriendo todo el circuito de festivales de teatro cl¨¢sico (Alcal¨¢, C¨¢ceres, Chinchilla, Pe?¨ªscola). De Leonor de la Cueva, La firmeza en el ausencia. Nada se ha podido rescatar por ahora de otras de las que consta que tambi¨¦n escribieron textos dram¨¢ticos como Mariana de Carvajal o Juana Josefa Meneses.
Lo cierto es que, de momento, para llegar a la paridad en Almagro se ha tenido que recurrir a autoras que no escrib¨ªan espec¨ªficamente teatro, desde Santa Teresa de Jes¨²s hasta sor Violante do Ceo. ¡°Si ya era raro que una mujer se atreviera a coger la pluma en aquella ¨¦poca, m¨¢s dif¨ªcil era que escogiera el teatro, sobre el que pesaba una imagen de inmoralidad¡±, explica Ferrer. En todo caso, el ¨¢mbito acad¨¦mico sigue investigando. ¡°Posiblemente no aparezcan demasiados textos nuevos y los habr¨¢ buenos o malos, como en la escritura masculina, pero de igual modo merecen ser estudiados porque forman parte de la historia de la literatura¡±, a?ade.
Evangelina Rodr¨ªguez resume: ¡°Lo que le faltaba a la mujer que escrib¨ªa en aquella ¨¦poca era lo que se ha dado en llamar, gracias a Virginia Woolf, una habitaci¨®n propia¡±.
El enigma de Mar¨ªa de Zayas
Del mismo modo que los escasos datos que han quedado sobre la vida de Shakespeare han originado decenas de especulaciones sobre su identidad, la falta de documentaci¨®n y retratos de Mar¨ªa de Zayas arroja continuos quebraderos de cabeza a los estudiosos. Hasta el punto de que la catedr¨¢tica Rosa Navarro Dur¨¢n acaba de publicar un ensayo (Mar¨ªa de Zayas y otros heter¨®nimos de Castillo Sol¨®rzano, editado por la Universidad de Barcelona) en el que afirma que bajo este nombre se escond¨ªa en realidad un hombre. "Fue una frase suya la que empez¨® a hacer dudar: 'Me conocer¨¦is por lo escrito, mas no por la vista'. A partir de ah¨ª empec¨¦ a investigar y me di cuenta de que no hay un solo documento que pruebe la existencia de esta mujer y s¨ª, en cambio, muchas pistas que apuntan que fue Alfonso de Castillo Sol¨®rzano", explica la fil¨®loga a este peri¨®dico.
Juli¨¢n Olivares, estudioso y editor de la obra de Zayas, opina que los argumentos de Navarro no pasan de "hip¨®tesis". "Ana Caro de Mall¨¦n visit¨® a Zayas y posiblemente convivi¨® con ella en enero de 1637. Entonces, si jam¨¢s existi¨® Zayas, ?hemos de creer que fue Castillo quien asisti¨® como Zayas vestida de mujer a las academias, quien particip¨® en cert¨¢menes, quien escribi¨® poemas preliminares para varios autores y quien ambulaba por las calles madrile?as, tomadas del brazo, con Caro de Mall¨¦n? ?Se visti¨® de faldas Sol¨®rzano? El travestismo literario es una cosa, pero el travestismo en persona y vestirse de drag es extremadamente inaudito", razona Olivares.
Afirma Navarro que en aquella ¨¦poca gustaban mucho los juegos literarios. "Los escritores participaban en competiciones muchas veces con seud¨®nimos. Les encantaba, era un juego. Recordemos que Zayas significa sayas, es decir, faldas. En cambio, no hay ni un papel que demuestre que aquellas dos mujeres vivieron juntas. Puede ser bonito pensar hoy que fue as¨ª, pero no hay nada que lo pruebe", insiste.
Seg¨²n Olivares, la tesis de Navarro de que Zayas no solo era un hombre sino que adem¨¢s fue Castillo Sol¨®rzano es a¨²n m¨¢s improbable. "Despu¨¦s de 1641 se pierde la pista de Castillo Sol¨®rzano, quien hab¨ªa acompa?ado a Italia a su patr¨®n el marqu¨¦s de los V¨¦lez cuando este fue nombrado embajador en Roma en1642. Entonces, ?c¨®mo es posible que, estando en Italia como secretario del marqu¨¦s, estuviera en Barcelona a mediados de los 1640 asistiendo a una academia y, adem¨¢s, vestido de mujer?", rebate. Y a?ade: "?Y c¨®mo podr¨ªa haber escrito un hombre un manifiesto feminista como el que proclam¨® en el pr¨®logo de sus Novelas?", a?ade. Recordemos una de sus sentencias: "Porque las almas ni son hombres ni mujeres: ?qu¨¦ raz¨®n hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo?".
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