La Rep¨²blica, crucificada
'Viejo amigo Cicer¨®n' se desarrolla ante una escenograf¨ªa imponente, concebida para que el espect¨¢culo gire por teatros a la italiana
Abogado, escritor inspirado, azote de l¨ªderes ensoberbecidos, orador presto a pasar a la acci¨®n, pol¨ªtico comprometido con el bien com¨²n, traductor de los fil¨®sofos griegos al lat¨ªn, Cicer¨®n termin¨® sus d¨ªas decapitado por encargo del caudillo Marco Antonio. Su cabeza y sus manos fueron expuestas en la tribuna de los Rostra desde donde tantas veces se hab¨ªa dirigido al pueblo, que ahora bajaba la mirada, ¡°abochornando ante el tr¨¢gico espect¨¢culo de su Rep¨²blica crucificada¡±, cuenta Stefan Zweig en Momentos estelares de la humanidad.
Viejo amigo Cicer¨®n, espect¨¢culo que abri¨® el mi¨¦rcoles el apartado teatral del 65 Festival de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida, se desarrolla ante una escenograf¨ªa imponente, concebida para que el espect¨¢culo gire por teatros a la italiana, que representa una biblioteca donde dos investigadores debaten sobre Cicer¨®n. ?Fue el hombre ¨ªntegro que dicen algunos o el oportunista que pretenden otros? El estudioso entrado en a?os pronto se presenta a s¨ª mismo como Marco Tulio Cicer¨®n e invita al joven a encarnar a Tir¨®n, su secretario. En adelante, a trav¨¦s de este eficaz recurso dram¨¢tico, el autor salta del pasado remoto al presente sin tener que rendir cuentas a nadie. A la pareja del joven, el que dice ser Cicer¨®n le da el papel de Tulia, su hija.
El fulgurante comienzo del espect¨¢culo, inspirado en el de Firmado Lej¨¢rraga, ¨¦xito reciente de Vanessa Montfort, est¨¢ repleto de citas ciceronianas absolutamente de actualidad. Es virtud de los cl¨¢sicos mostrar que el hombre se sigue moviendo por los impulsos de siempre: el progreso moral avanza a paso de tortuga.?
No obstante el inter¨¦s de cuanto dice Cicer¨®n, al que Jos¨¦ Mar¨ªa Pou presta car¨¢cter, empuje y presencia formidable, y a la agilidad ol¨ªmpica con la que el texto de Ernesto Caballero pasa de la dram¨¢tico a lo narrativo y del siglo I a.C. al aqu¨ª ahora, llega un momento en el cual el predominio del relato sobre la acci¨®n y la abundancia de digresiones menoscaban el ritmo del espect¨¢culo. ?Por qu¨¦ el planteamiento que en la obra sobre Mar¨ªa Lej¨¢rraga iba como un tiro aqu¨ª no funciona tan bien? Porque mientras que all¨ª la protagonista y otras cuatro figuras capitales de la literatura y de la m¨²sica se quitaban la palabra y debat¨ªan de igual a igual (y un sexto actor comod¨ªn intepretaba a cuantos personajes relevantes se iban mencionando), aqu¨ª la de Cicer¨®n es voz dominante, relatora de sus encuentros con C¨¦sar, Bruto y Marco Antonio, entre otros, sin que estos salgan a escena jam¨¢s, quiz¨¢ porque la producci¨®n estableci¨® un l¨ªmite de tres actores para facilitar la explotaci¨®n en gira.
Valen la pena los enfrentamientos a cara de perro del comienzo, el que mantiene el protagonista con Tir¨®n sobre c¨®mo combatir al tirano C¨¦sar ("?con la espada o con la toga?"), la espectacularidad on¨ªrica del ensue?o con la imagen de Tulia ¨Cgentileza de Juanjo Llorens¨C, la convicci¨®n elocuente con la que Bernat Quintana se opone al proteico Pou y las vigorosas, encantadoras acometidas de Miranda Gas.?
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