¡°Jes¨²s Gil buscaba reconocimiento, no dinero¡±: los autores de ¡®El pionero¡¯ desgranan a su protagonista
Una nueva serie documental retrata el auge y ca¨ªda de una de las figuras m¨¢s ignominiosas y a la vez representativas de la Espa?a reciente
Jes¨²s Gil y Gil no era ni buen empresario ni buen pol¨ªtico, al menos tradicionalmente hablando, pero logr¨® ser inmensamente rico y querido con las dos actividades. Sobre esa contradicci¨®n, el director Enric Bach y el productor Justin Webster? construyen con El pionero, la serie documental de HBO Espa?a, una biograf¨ªa de cuatro episodios sobre una de las figuras m¨¢s ignominiosas (pero tambi¨¦n representativas) de la historia reciente espa?ola. Gil se hizo inesperadamente con el Atl¨¦tico de Madrid y el ayuntamiento de Marbella durante los noventa los elev¨® a la gloria sobre cimientos de barro, y poco despu¨¦s los dej¨® caer entre deudas y sentencias por corrupci¨®n. Hoy, El pionero se pregunta qu¨¦ lugar puede tener este personaje en la historia.
Pregunta. ?Es posible que se haya olvidado lo popular que lleg¨® a ser Jes¨²s Gil y Gil?
Justin Webster. Ten¨ªa hasta delirios de grandeza. Durante una ¨¦poca, tras ganar la alcald¨ªa de Marbella por segunda vez con mayor¨ªa absoluta y cuando el Atleti gan¨® la Liga, cre¨ªa que no hab¨ªa l¨ªmite. Que podr¨ªa ser presidente del gobierno. La ¨²nica figura a la que tal vez respetaba era el Rey. Pero sent¨ªa que, por debajo de la corona, nadie pod¨ªa competir con ¨¦l. En un momento de la serie, se jacta de que ¨¦l es la persona m¨¢s popular de Espa?a, m¨¢s incluso que el Papa. Lo hace citando una encuesta que no s¨¦ ni qui¨¦n har¨ªa ni c¨®mo, seguramente un sondeo privado.
Enric Bach. Pero no me sorprende. En aquellos noventa, la televisi¨®n le dio una popularidad que pocas personas han tenido. ?l iba a cualquier programa y las audiencias sub¨ªan.
J.W.: Fue portada de la revista de The Guardian en 1995. Y en The New York Times. Era un fen¨®meno.
P. Pero hablamos de un hombre despegado de la ley y el bien com¨²n, un corrupto de manual. ?Qu¨¦ dice de Espa?a su popularidad?
J.W.: Recuerdo en aquella ¨¦poca, cuando escrib¨ªas desde aqu¨ª en alg¨²n peri¨®dico, siempre pon¨ªas ¡°la joven democracia espa?ola¡±. Se estaba formando la cultura democr¨¢tica despu¨¦s de 40 a?os de franquismo, y se mezclaba por un lado el c¨®digo democr¨¢tico, y por otro el c¨®digo no dir¨¦ franquista, pero s¨ª predemocr¨¢tico. La democracia es algo bastante complejo, hay que creer en muchas cosas y tener muchos mecanismos para que funcione. ?l era un empresario de otra ¨¦poca, y para ¨¦l lo normal era ir del dicho al hecho. No creo que fuese expresamente antidemocr¨¢tico, pero no ten¨ªa problemas en decir: ¡°Hay cosas que hacer y esto de los permisos y las leyes y los jueces es superficial¡±.
P. Esas "cosas que hacer" incluyeron convertir suelo r¨²stico en edificable, malversar o comprar jueces.
E. B.: En los noventa, cuando lleg¨® Gil, hab¨ªa habido un crecimiento de la poblaci¨®n y la ciudad no estaba adaptada a esa realidad demogr¨¢fica. ?l potenci¨® el desarrollo urban¨ªstico, pero confundi¨® el fin con los medios. Los medios fueron terribles.
J. W.: Ten¨ªa una personalidad arrolladora. Y hab¨ªa cosas que para ¨¦l eran invisibles. La legalidad, las instituciones¡ Nunca las entendi¨®, o prefiri¨® no saber nada de ellas. As¨ª que era una fuerza de la naturaleza peligros¨ªsima: esa personalidad y esa ceguera.
P. Gan¨® espectacularmente tres elecciones a la alcald¨ªa. ?C¨®mo posible que su ideolog¨ªa fuese un misterio?
E. B.: Hay una frase que ¨¦l siempre repet¨ªa: que sus ¨ªdolos eran Franco, Jesucristo y el Che Guevara. Tambi¨¦n sol¨ªa decir que a las nueve de la ma?ana era comunista, a la diez socialista y a las once, de derechas. En realidad quiz¨¢ no era nada de esas tres cosas. Le pregunt¨¦ a su hijo ?scar a qui¨¦n pensaba que votar¨ªa su padre hoy y me dijo que a nadie, solo a s¨ª mismo.
P. Un empresario que se enriquece con el f¨²tbol, el ladrillo y la pol¨ªtica es tal vez muy espa?ol; pero un nuevo rico tan desinteresado en las ¨¦lites como lo estaba Jes¨²s Gil, no tanto.
J. W.: A ¨¦l lo que le motivaba era el reconocimiento. No tanto el dinero. Quer¨ªa que hablasen de ¨¦l, bien o mal, pero que le tuvieran en el foco de atenci¨®n.
E. B.: Se sent¨ªa parte de la calle pero a la vez se sent¨ªa hombre de ¨¦xito, y quer¨ªa que se lo reconociesen. Sab¨ªa que no pertenec¨ªa a las ¨¦lites, que ven¨ªa de otro lado.
P. ?Y consigui¨® ese cari?o?
E. B.: Mucha gente en Marbella le defienden a ¨¦l y culpan a los dem¨¢s de su legado. Hay una frase que me gusta, de un cronista de cuando Gil era candidato a las elecciones del Atl¨¦tico de Madrid: ¡°Gil seduce y asusta¡±. Creo que resume muy bien lo que provocaba. Fascinaba y despertaba, en el caso del Atl¨¦tico, el deseo de los aficionados de ser un club grande, de no mirar siempre al rival, el Real Madrid en este caso, desde abajo, sino con cierto orgullo. Al mismo tiempo, ya se intu¨ªa que las maneras en que se iba a gestionar las cosas iban a ser un muy poco ortodoxas.
P. Ni su mejor momento logr¨® exportar su f¨®rmula al terreno nacional. ?Es posible que sin la cercan¨ªa de esa personalidad ?
E. B.: En unas elecciones se present¨® en Andaluc¨ªa y creo que incluso en Marbella sac¨® menos votos que en la alcald¨ªa. En 2000 intent¨® presentarse a unas europeas y fracas¨®. Pero la expansi¨®n municipal s¨ª le funcion¨®. En 1999 fue la fuerza m¨¢s votada en ocho de los 13 municipios a los que se present¨®. Quiz¨¢ viv¨ªamos a¨²n en una ¨¦poca en la que la gente a la hora de votar a un diputado apostaba por los grandes partidos.
P. Hoy, con las redes sociales, ?lo hubiera tenido m¨¢s f¨¢cil?
E. B.: El uso que hace Trump de Twitter ¨¦l lo har¨ªa ¨¦l igual. No tendr¨ªa filtros. Pero en los noventa la televisi¨®n era el gran medio y ¨¦l ya lo explot¨® a fondo. Y ahora somos m¨¢s cr¨ªticos que entonces.
P. Pero frases como ¡°necesito ganar por mayor¨ªa absoluta para demostrarles a los de siempre que estamos aqu¨ª¡±, que el suelta en m¨ªtines, ?no suenan un poco a Trump?
E. B.: Hay elementos que probablemente se repitan en estos empresarios que se meten en pol¨ªtica y desaf¨ªan al establishment: que saben llegar al coraz¨®n de los votantes comunic¨¢ndoles ideas sencillas. Pero su partido era muy particular. ?l como pol¨ªtico tambi¨¦n, y es dif¨ªcilmente comparable a Trump o Boris Johnson. En la serie no hacemos referencias con ellos porque me parec¨ªa que el propio espectador ya lo conectar¨ªa con su realidad actual. Luego, s¨ª, la historia de Gil es que como sociedad somos fr¨¢giles porque nos seduce ese tipo de mensajes y queremos l¨ªderes que solucionen nuestros problemas de una manera r¨¢pida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.