Reuni¨®n de grandes ¨¦xitos

Ya sea como director o como productor, el brit¨¢nico Asif Kapadia se ha ido especializando en los ¨²ltimos a?os en una suerte de documental marcado por unas se?as de identidad constantes: personajes pol¨¦micos de fuerte calado popular, de los que existe una amplia documentaci¨®n; energ¨ªa sonora y visual, ritmo vertiginoso en la narrativa y en el montaje; y ausencia de voz en off explicativa y de bustos parlantes que, en retrospectiva, analicen cada una de las figuras desde el presente de la propia pel¨ªcula.

Senna (2010), sobre el piloto de f¨®rmula 1 Ayrton Senna; Amy, la chica detr¨¢s del nombre (2015), sobre la cantante Amy Winehouse; Oasis: Supersonic (2016), sobre el grupo estrella del britpop y la relaci¨®n Ca¨ªn y Abel (o Ca¨ªn y Ca¨ªn) de los hermanos Gallagher, y ahora Diego Maradona, sobre el m¨ªtico futbolista argentino, poco menos que un dios en su pa¨ªs y en N¨¢poles, justo la ¨¦poca en la que Kapadia ha decidido centrarse, tras pasar superficialmente en los minutos iniciales por su etapa en Argentinos y Boca Juniors, adem¨¢s del Barcelona. ?Es su periodo m¨¢s interesante? Sin duda, tanto en lo futbol¨ªstico como en lo social y lo personal. Pero con la nueva obra de Kapadia queda una duda: lo que puede ser buen¨ªsimo para una determinada pel¨ªcula quiz¨¢ no lo sea para otra.

Con Maradona ocurre algo peligroso: de ¨¦l lo hemos visto ya todo, en el cielo y en el infierno, en lo sublime y en lo lamentable, al menos los futboleros. Quiz¨¢ no lo hayamos analizado del todo, pero s¨ª ha sido mostrado. Y Diego Maradona, como en cierto sentido tambi¨¦n lo eran los anteriores documentales de Kapadia, es una especie de grandes ¨¦xitos, de reuni¨®n de genialidades y oscuridades, donde a veces se echa en falta un poco de pausa y de reflexi¨®n entre el carrusel de documentos, aunque pocos de ellos novedosos. Y ocurre algo llamativo: aun teniendo la pel¨ªcula una imagen espectacular, muy por delante de la inmensa mayor¨ªa de las producciones de este estilo, parece menos reveladora en su ¨¢mbito que la reciente producci¨®n televisiva de Movistar F. C. Maradona, dedicada a su etapa barcelonista, infinitamente m¨¢s convencional con sus entrevistas a c¨¢mara y su voz en off anal¨ªtica, pero con menos pinta de reuni¨®n refulgente, de disco en directo con las mejores canciones del grupo cuando no se tiene material nuevo que aportar.

Dicho esto, a los no muy futboleros les impresionar¨¢n las ambig¨¹edades del personaje, y los m¨¢s adictos al bal¨®n lo acabar¨¢n disfrutando en buena medida, pese a las dudas que pueda generar su confecci¨®n formularia. Maradona es una figura tr¨¢gica de libro, interesante hasta en sus aspectos m¨¢s pat¨¦ticos, la mitoman¨ªa siempre genera contradicciones apasionantes, su relaci¨®n con la camorra napolitana hace que trascienda hasta lo social, y su f¨²tbol perdurar¨¢ para siempre. La coca¨ªna, los prost¨ªbulos, la degradaci¨®n, la magia de su pierna izquierda, el triunfo, el ocaso. Pero, ?cu¨¢nto de todo esto resulta novedoso?