Un herido y cinco contusionados en el quinto encierro de San Ferm¨ªn 2019
Algunos mozos protagonizaron una sentada en protesta por la ausencia de emoci¨®n en las carreras
Un herido por asta de toro en el brazo derecho, un valenciano, y cinco contusionados -en la columna, en el t¨®rax, en el cr¨¢neo, en un brazo y en una pierna- es el primer parte m¨¦dico del quinto encierro de los Sanfermines, protagonizado por los toros de Victoriano del R¨ªo, que tardaron dos minutos y 49 segundos en recorrer los 850 metros del tramo desde la Cuesta de Santo Domingo a la plaza de toros de Pamplona.
Si los toros supuestamente fieros de d¨ªas anteriores se comportaron como benditos en la carrera, no es dif¨ªcil imaginar la piadosa bondad de los de Victoriano del R¨ªo, que viajan a Pamplona por exigencia de las figuras, que valoran sobremanera su nobleza y su contrastada condici¨®n de artistas. En sus nueve comparecencias anteriores solo han dejado cuatro heridos, lo que da una idea de la exquisita educaci¨®n y sentido c¨ªvico de estas reses.
Y todo sucedi¨® seg¨²n lo previsto. Otra vez, una carrera r¨¢pida y limpia, tan previsible como anodina, demasiada perfecta para un espect¨¢culo que pretende ser vivo y emocionante. Los mozos est¨¢n quejosos y por las redes sociales convocaron una sentada de protesta que tuvo un corto alcance; algunos de ellos, pocos, ciertamente, siguieron la convocatoria en distintos tramos de la carrera y esperaron el sonido del cohete sentados en la calzada, muestra de que la decepci¨®n persiste ante la imposibilidad de correr delante de los toros, perfectamente arropados por los bien entrenados cabestros.
La manada sesteaba en los corrales, ajenos al ajetreo que les esperaba, cuando uno de los cabestros, bien despierto ya, se dirigi¨® a cada uno de sus compa?eros y parec¨ªa anunciarles por lo bajini las claves de la inminente carrera.
De hecho, otra ma?ana m¨¢s, todos los mansos fueron los primeros en salir de los corrales y tomaron la cabeza de la carrera en los inicios de la misma. As¨ª, de manera pausada, enfilaron Santo Domingo, con los bonancibles toros detr¨¢s y con la firme idea de no perder contacto con el grupo.
Pocas incidencias en ese primer tramo m¨¢s all¨¢ de alguna ca¨ªda provocada por el despiste de los mozos m¨¢s que por la intenci¨®n de los animales. Nada rese?able hasta Mercaderes, donde los toros sab¨ªan ya por el cabestro madrugador que deb¨ªan arroparse hacia la acera derecha para evitar tropiezos en la curva.
En el comienzo de Estafeta, un toro pretende tomar la cabeza de la carrera, pero el primer manso aprieta el acelerador y se lo impide, y la manada, toda ella en fila india, se abre paso entre una muchedumbre que pugna por hacerse un hueco para presumir ante los amigos delante de los toros. Pero no era nada f¨¢cil. Las contusiones del parte m¨¦dico no parece que est¨¦n causadas por atropellos de los bondadosos toros y s¨ª por los tropiezos, zancadillas y las posteriores ca¨ªdas de los mozos en la carrera.
Toda la manada alcanz¨® la plaza sin problema. Y la carrera hubiera sido otra vez de r¨¦cord si uno de los dos toros que cerraban la manada no le hubiera dado por dirigir su mirada a los tendidos y ser preso de un despiste que lo dej¨® perdido durante unos segundos.
Los capotes de los dobladores le se?alaron el camino final y el reloj marcaba los dos minutos y cuarenta y nueve segundos cuando ese ¨²ltimo entr¨® en los corrales.
Otra carrera m¨¢s, igual que las anteriores, carente de la emoci¨®n y la espectacularidad que hicieron famosos los encierros. Quiz¨¢ por eso, la sentada de esta ma?ana no sea m¨¢s que el comienzo de una seria protesta para que los encierros vuelvan a su raz¨®n de ser.
Ya por la tarde, las reses de Victoriano del R¨ªo ser¨¢n lidiadas por Antonio Ferrera, El Juli y Pablo Aguado.
Aqu¨ª puede consultar un gr¨¢fico con el recorrido, menos de un kil¨®metro de tensi¨®n y carreras por las calles de Pamplona.
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