Precursoras de la ruptura
El Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona ofrece una amplia revisi¨®n sobre la vanguardia feminista de los setenta en di¨¢logo con la de hoy
El Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona re¨²ne varias obras de la Verbund Collection sobre el arte feminista de los a?os setenta, a la vez que actualiza su legado en una segunda muestra, integrada por artistas de la siguiente ola y que hoy siguen en activo. Dicho esto, no esperen atravesar escenarios dist¨®picos, perderse en laberintos o entre camas redondas, como viene siendo costumbre. El peso de ?Feminismos! ¡ª?escrito as¨ª, entre exclamaciones¡ª no est¨¢ en el montaje. Tampoco en un giro curatorial in¨¦dito, sino en su programa de actividades y en la calidad de las obras que expone. Algunas son tan contundentes que casi hablan por s¨ª solas. Otras no han perdido su complejidad y siguen fascinando; y finalmente est¨¢n las que, sin envejecer tan bien, ilustran un periodo. Son hijas de su ¨¦poca¡ ?y qu¨¦ ¨¦poca!
Para Gabriele Schor, directora de la citada colecci¨®n y comisaria de la primera parte, en los setenta el feminismo dio pie a un movimiento de vanguardia con sus afinidades tem¨¢ticas y de lenguaje y, sobre todo, con una vocaci¨®n rupturista, que es lo que se espera de toda vanguardia, que rompa con lo anterior. En este caso, con la visi¨®n de la mujer impuesta por la cultura hegem¨®nica, como esposa y madre, objeto de deseo y consumo. Por eso no debe extra?ar que en la selecci¨®n se vean tantos rostros. Sus precursoras fueron de cara, como lo hicieron los estudiantes, pacifistas y miembros de la comunidad negra que protestaron en aquella d¨¦cada.
La cuesti¨®n era reivindicarse, poner el cuerpo. Se ve en las Body Configurations, de VALIE EXPORT, sin duda una de las mejores obras de la exposici¨®n, o en el enigm¨¢tico Estudo para dois espa?os, de Helena Almeida. Es m¨¢s, las feministas de aquel periodo no solo pusieron el cuerpo, sino que discutieron su representaci¨®n, apoy¨¢ndose en ¡°nuevos medios¡±, y aqu¨ª entrar¨ªa la fotograf¨ªa, el v¨ªdeo o la performance. A veces, de manera po¨¦tica, como es evidente en las im¨¢genes espectrales de Francesca Woodman. Otras, parodiando su rol como amas de casa, y aqu¨ª se puede pensar en los dibujos y retratos de Birgit J¨¹rgenssen. O tergiversando c¨®digos, como en el genial Semiotics of the Kitchen, de Martha Rosler, v¨ªdeo inspirado en la cultura televisiva y con el que se abre la exposici¨®n.
En esa misma l¨ªnea, tambi¨¦n hay varios gui?os a las madonnas y venus de los grandes museos (?ORLAN y Hannah Wilke), y m¨¢s de una cr¨ªtica al lenguaje publicitario. En este sentido es llamativa la imagen de Lynda Benglis por la que pag¨® 3.000 d¨®lares, comprando un espacio en la revista Artforum, para poder anunciar su exposici¨®n. Gesto pol¨¦mico con el que sacaba a relucir las miserias del arte y que en la sala se expone junto al caso de un violador m¨²ltiple cuya cobertura medi¨¢tica dio pie a la performance In Mourning and In Rage, de Suzanne Lacy y Leslie Labowitz, por citar otra de las obras que pueden verse hasta el 1 de diciembre.
Las artistas de aquel periodo fueron de cara. No solo reivindicaron su cuerpo, sino que discutieron su representaci¨®n
En total hay m¨¢s de 200. Algunas ya se consideran hitos, que es uno de los objetivos de la colecci¨®n: reunir lo que en ingl¨¦s llaman land?marks o grandes referentes y exponerlos junto al trabajo de artistas menos conocidas, con la voluntad de reescribir la historia del arte, pues, si se han hecho lecturas feministas de otras ¨¦pocas y colecciones, no se ha reconocido una vanguardia propiamente feminista, con sus rasgos y programa. Eso explicar¨ªa el car¨¢cter antol¨®gico de esta exposici¨®n y el riesgo que conlleva al construirla con criterios s¨®lidos pero que a veces pueden resultar predecibles. En este caso, el material se ordena en cuatro ejes tem¨¢ticos: del encasillamiento en el hogar a los dictados de la belleza, pero ?por qu¨¦ no ensayar otros menos evidentes o potenciar nuevos cruces?
Juega a su favor el que muchas de las artistas a¨²n sean desconocidas. Lo curioso es que entre ellas tambi¨¦n lo fueron, pese a la coincidencia de gestos, y esto quiz¨¢ sea lo m¨¢s excitante: descubrir que en la serie Poemim, Katalin Ladik rehace lo que Ana Mendieta presionando su rostro contra el cristal. O que en Martha Wilson hay un claro eco a Cindy Sherman que a su vez recuerda a otra obra de Marcella Campagnano. Asimismo, al ver el v¨ªdeo de Lydia Schouten cuesta no pensar en Silvia Gubern y Zoo, su performance en la Sala Vin?on, aunque esta no figure en la muestra. S¨ª lo hacen Eul¨¤lia Grau, Fina Miralles o ?ngels Rib¨¦ y otras cinco artistas nacionales que no estaban en la colecci¨®n. Es un ¡°rescate¡± digno de mencionarse, pues al verlas expuestas junto a sus coet¨¢neas, una entiende que esta genealog¨ªa no est¨¢ completa, que a¨²n est¨¢ por armarse, aunque su recepci¨®n haya sido irregular por la disparidad de contextos.
La preeminencia del vector anglosaj¨®n y blanco es un hecho que la colecci¨®n no oculta pese a representar a artistas de 73 pa¨ªses, lo que nos lleva a la segunda exposici¨®n. En Coreograf¨ªas del g¨¦nero, el feminismo se pluraliza. En este contexto, la idea de ¡°mujer¡± pierde su centralidad en favor del ¡°g¨¦nero¡±, entendido no como un hecho biol¨®gico, sino como una construcci¨®n cultural y discursiva atravesada por varios factores. Por eso, en varias obras lo esencial es la palabra (Cabello/Carceller, Mireia Sallar¨¨s, Linda Porn) y se muestran pr¨¢cticas que a su vez han tenido y tienen un importante desarrollo intelectual: de las teor¨ªas decoloniales al posporno, el queer o lo que hoy llamamos el poshumanismo.
El perfil de Marta Segarra, su comisaria, ya nos indica que en este caso el ¨¦nfasis est¨¢ en los contenidos, lo que tampoco es extra?o: como cualquier vanguardia, la feminista brill¨® durante una ¨¦poca. En cuanto se la reclam¨® en otras batallas, perdi¨® su car¨¢cter unitario, desvelando sus contradicciones y mezcl¨¢ndose con nuevas est¨¦ticas. De ah¨ª que sea tan dif¨ªcil seguirle el rastro pese al esfuerzo de esta y otras exposiciones parecidas por medir su alcance. Quiz¨¢ ya no pueda abarcarse. En realidad, ser¨ªa lo deseable.
¡®?Feminismos!¡¯: ¡®La vanguardia feminista de los a?os 70. Obras de la Verbund Collection, Viena¡¯ y ¡®Coreograf¨ªas del g¨¦nero¡¯. CCCB. Barcelona. Hasta el 1 de diciembre.
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