?Cu¨¢nto nos afecta la televisi¨®n que vemos?
Incontables estudios han intentado vincular el consumo de ciertos programas con el desarrollo cognitivo de los espectadores
Un sensacional estudio publicado en la revista American Economic Review logr¨® agitar la semana pasada a expertos y divulgadores del mundo televisivo. Organizado por el investigador italiano Rub¨¦n Durante, de la universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ahondaba en el legado del grupo Mediaset en la cultura italiana, y el impacto que haya tenido en sus espectadores. Los investigadores conclu¨ªan que muchos de los ni?os criados en ¨¢reas con buen acceso a la televisi¨®n de Mediaset - que est¨¢ centrada el entretenimiento y no en contenidos informativos o educativos- hab¨ªan crecido con menos capacidades cognitivas, lo equivalente a tres o cuatro puntos de coeficiente intelectual. Y es m¨¢s, a?ade el estudio, esos ni?os tienen ahora m¨¢s posibilidades de ser votantes de l¨ªderes populistas como el Movimiento Cinco Estrellas.
El estudio se convirti¨® en la comidilla de la semana, pero la conversaci¨®n estaba centrada en sus limitaciones: los investigadores no hab¨ªan tenido en cuenta qu¨¦ m¨¢s hab¨ªa pasado en las localidades a las que Mediaset llegaba con mejor se?al y hab¨ªan basado sus conclusiones sobre las capacidades cognitivas de los ni?os en tests realizados para el Ej¨¦rcito, lo que no incluye a las mujeres. Pero con todo este revuelo se resucit¨® la eterna pregunta: ?hasta qu¨¦ punto nos modifica la televisi¨®n que consumimos? Y su tambi¨¦n eterna continuaci¨®n: ?Es posible medirlo?
Varias investigaciones han intentado dar con alguna respuesta. Tantas, que hay pr¨¢cticamente hay un n¨²mero conclusiones similar al de opiniones. Hay un firme bando de que ¡°la tele atonta¡±: ah¨ª est¨¢ por ejemplo el economista noruego Oystein Hernaes, que public¨® un curioso art¨ªculo que relacionaba la llegada de la televisi¨®n de pago a su pa¨ªs en 1981 con el descenso en los h¨¢bitos de lectura y, tambi¨¦n, en un 1,8 puntos de coeficiente intelectual de algunos chavales.
Un estudio publicado en The Quarterly Journal of Economics en 2009 insist¨ªa sin embargo que en India hab¨ªa sido la televisi¨®n de pago la que hab¨ªa ayudado a reforzar a miles de mujeres, las cuales, tras ver ciertos programas, rechazaban la violencia de g¨¦nero. Otra facci¨®n de estudios intenta demostrar hasta d¨®nde la televisi¨®n determina lo que ocurre en pol¨ªtica. En este tipo de estudios, las conclusiones m¨¢s incuestionables no son necesariamente sorprendentes.
The Quarterly Journal of Economics public¨® un estudio en 2007, realizado por investigadores de Harvard y el MIT, que demostraba que los pueblos estadounidenses a los que hab¨ªa llegado la cadena de noticias conservadoras Fox se hab¨ªan vuelto m¨¢s fieles al Partido Republicano.
La influencia de la televisi¨®n acaba resultando algo difuso y demasiado relacionado con otros imponderables como para expresarlo de manera fehaciente en un estudio. Y no siempre es negativa. La ONG Educational Testing Service calcul¨® en 1969 que el 80% de Barrio S¨¦samo, que entonces se acababa de estrenar, era educativo y solo el 20% restante, pensado para entretener. As¨ª que empez¨® a estudiar a los ni?os que lo ve¨ªan. En seis meses, entre finales de 1970 y 1971, hab¨ªan ganado 5,4 puntos de coeficiente intelectual en comparaci¨®n con los que no ve¨ªan el programa. Otro estudio de enero de 2019, publicado en el American Economic Journal, tambi¨¦n suger¨ªa que en las zonas con acceso a Barrio S¨¦samo el fracaso escolar era menor.
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