El valor de los cobardes
Harkaitz Cano escribe una novela de ilusiones perdidas en la que realiza un ajustado e imaginativo acercamiento a la vida del cantante vasco Imanol
Hay dos verdades acerca de la historia de las que nada sabr¨ªamos si no hubiera novelas y pel¨ªculas. La primera es muy sencilla: la historia no la hacen los h¨¦roes, sino los individuos an¨®nimos. Es la lecci¨®n de Tolst¨®i en Guerra y paz. La segunda verdad parece una paradoja: en ocasiones los gestos de valent¨ªa moral los ejecutan quienes habitualmente consideramos unos cobardes. Es el punto de vista de Jean Renoir en la maravillosa pel¨ªcula antinazi Esta tierra es m¨ªa.
Harkaitz Cano (San Sebasti¨¢n, 1975) tambi¨¦n ha elegido una encrucijada de la historia para La voz del Faquir, calibrando con precisi¨®n el campo moral en el que se construyen estas ¡°verdades¡± y apoy¨¢ndose en personas ¡°reales¡± que ha transformado sabiamente en personajes de ficci¨®n.
En primer lugar, Imanol Larzabal (San Sebasti¨¢n, 1947-Orihuela, 2004), apodado El Faquir porque dorm¨ªa boca arriba, con los brazos cruzados. La novela es un ajustado e imaginativo acercamiento a la vida del cantante vasco, aqu¨ª convertido en Imanol Lurgain: sus a?os de militancia en ETA, la c¨¢rcel, el exilio en Par¨ªs, la ca¨ªda en desgracia para la izquierda abertzale¡ Pero a la vez que Cano ilumina cap¨ªtulos de la Transici¨®n con numerosos elementos generacionales que funcionan de argamasa, con la ficci¨®n alcanza donde la historia no llega: al centro de un conflicto ¨¦tico. Por eso La voz del Faquir es una relectura de las perpetuas tensiones entre el individuo y el poder, el artista y la pol¨ªtica, en muchos tiempos y lugares a la vez.
Harkaitz Cano, brillante poeta y novelista en euskera, escribe con un estilo veloz pero exacto, cuajado de detalles que no son s¨®lo visuales: olores, sensaciones. Inventa un narrador omnisciente que parece haberse colado en la trastienda de la Espa?a de los ¨²ltimos 40 a?os para dar un testimonio r¨¢pido y algo ir¨®nico. Y es la aceleraci¨®n el mayor riesgo de esta, por lo dem¨¢s, magn¨ªfica novela. Apenas hay un remanso, una escena reposada que permita cargarse de sentido a la sucesi¨®n de hechos; y quiz¨¢ a partir de la mitad de una novela de 400 p¨¢ginas (que, por lo dem¨¢s, se lee en un suspiro), uno echa en falta alg¨²n oportuno ralent¨ª. Por ejemplo, en la narraci¨®n del asesinato de la antigua dirigente de ETA Yoyes (Lurdes Arakis en la novela), punto de inflexi¨®n de la biograf¨ªa de Imanol y del propio relato.
Pero si Cano ha apostado por la rapidez, tambi¨¦n podemos entender esta decisi¨®n como una cuesti¨®n de estilo: el lector se va ubicando en la acelerada sucesi¨®n de im¨¢genes. De alguna manera, Cano es un novelista que s¨®lo se me ocurre llamar ¡°posliterario¡±: presupone un acervo de ficciones e historias compartidas que el lector completar¨¢ por su cuenta. Y gracias a esta confianza, el novelista puede ir siempre al grano y ser elusivo. Y el lector lo agradece.
Adem¨¢s, uno cree adivinar una sutil parodia del v¨ªnculo entre el biopic (esa moderna hagiograf¨ªa del artista como sufridor) y la novela de peripecias, donde el ¡°h¨¦roe¡± es una suma de an¨¦cdotas. Incluso algo m¨¢s que una parodia: de nuevo una impugnaci¨®n de las abstracciones de la historia. El Faquir nunca ha encajado bien en ning¨²n colectivo. Le engrandece ¡°la dignidad derivada de la cobard¨ªa¡±. Una vez cogi¨® un arma y le dispar¨® a un ¨¢rbol. No volver¨ªa a hacerlo. Antes bien, Imanol es un esteta a su pesar, pues a veces lo vive como una tragedia. Pero ser¨¢ ¡°tu opci¨®n esteticista de hoy la que te redima moralmente el d¨ªa de ma?ana¡±, escribe Cano. Su esteticismo es tambi¨¦n una subversi¨®n en un terreno donde ha ganado el grandilocuente plural de la primera persona: nosotros. Ah¨ª entrar¨¢ la ruidosa y nunca discreta voz grave del cantante Imanol y har¨¢ valer su personal¨ªsimo amor por los humillados: por las manos de trabajadora de una mujer mayor que ¨¦l, con la que vivir¨¢ sus ¨²ltimos a?os en una ciudad anodina del Levante espa?ol. Otra nueva forma de esteticismo en la humillaci¨®n.
Es aqu¨ª donde la perspectiva de Cano se muestra m¨¢s afortunada y donde brilla el an¨¢lisis de las utop¨ªas colectivas que sobrevuela toda la novela, falsificaciones que pueden llamarse partido, pueblo o naci¨®n. Aunque la novela parta de personajes que todos conocemos, ¨¦stos son algo menos que su leyenda p¨²blica; y algo m¨¢s: su intimidad. Porque La voz del Faquir tambi¨¦n es una cr¨®nica de un aprendizaje vital y del desgaste de los a?os, de los afectos y su caducidad, de amores y amistades resentidos; una novela de ilusiones perdidas. Y una celebraci¨®n de aquellos instantes donde podr¨ªa detenerse la aceleraci¨®n de la historia. Y de la propia novela: en la m¨²sica. En la poco invasiva eternidad de una canci¨®n: ¡°Un mensaje del m¨¢s all¨¢ emitido por una voz a¨²n joven¡±.
La voz del Faquir. Harkaitz Cano. Traducci¨®n de Jon Mu?oz. Seix Barral, 2019. 400 p¨¢ginas. 19,50 euros.
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