Cla y furia
Nombr¨¦ a mi amigo capit¨¢n de la cla, el encargado de arrastrar al p¨²blico con sus aplausos y ovaciones
Elisardo Bastiaga (99 followers) me acompa?¨® el s¨¢bado a dar el preg¨®n de las fiestas de Pontevedra. Manten¨ªa Elisardo, como sosten¨ªa Pereiro, que all¨ª podr¨ªa encontrarse a Mariano Rajoy. Rajoy se puede perder muchas cosas en esta vida, entre ellas una moci¨®n de censura contra ¨¦l, pero nunca las fiestas de la Peregrina. Bien es cierto que va m¨¢s al baile del Casino que al preg¨®n, pero le dije a Bastiaga que era preferible abordar a Rajoy en cualquier sitio antes que en la pista de baile. Bastiaga quiere, como enviado externo del Gobierno, asesor invisible del PSOE o miembro de una c¨¦lula de negociaci¨®n que si es capturada se negar¨¢ su existencia (ya no s¨¦ lo que es Bastiaga), hablar con Rajoy para que influya a Casado y el PP se abstenga para hacer presidente a S¨¢nchez. Sabiendo el final que tuvo Rajoy, la ternura de Bastiaga me recuerda al d¨ªa en que, los dos a puerta vac¨ªa y Cristiano con el bal¨®n, Pipita Higua¨ªn le ped¨ªa que se la pasase a ¨¦l.
Mientras ¨ªbamos a Pontevedra ¡ªen el coche de mi madre, pues yo no tengo y el de Bastiaga sigue supuestamente desaparecido en el centro de Sanxenxo¡ª nombr¨¦ a mi amigo capit¨¢n de la cla, el encargado de arrastrar al p¨²blico con sus aplausos y ovaciones cuando dijese determinadas palabras o hiciese determinadas pausas. Puse tras ¨¦l al resto de la cla, una pandilla bautizada como Huevos Fritos porque solemos quedar para comer lac¨®n. Dej¨¦ claro a mi amigo que la prioridad era el preg¨®n y los aplausos, antes que la abstenci¨®n del PP, y que se olvidase de subir cosas a Instagram en ese momento, porque era important¨ªsima la coordinaci¨®n del pregonero con su cla.
Para mi desgracia no record¨¦ que Marcial Rodr¨ªguez, uno de mis mejores amigos, hab¨ªa sido jefe de campa?a del PP municipal en Pontevedra, y desconocedor de mis planes para Bastiaga, dio por hecho que ¡ªpor experiencia, y porque su campa?a hizo recuperar al PP varios concejales¡ª ¨¦l ser¨ªa jefe de la cla. As¨ª que en cuanto dije ¡°bos d¨ªas¡± desde lo alto del balc¨®n, con la plaza abarrotada, dos clas estallaron a la vez, una en cada esquina, arrastrando a todo el p¨²blico.
Debieron de mirarse con desconfianza los dos, pues empezaron a rivalizar para ver qui¨¦n encontraba el mejor momento para aplaudir, y qui¨¦n consegu¨ªa arrastrar a m¨¢s gente con ellos, de tal manera que yo no pod¨ªa decir dos palabras sin que estallase una ovaci¨®n rid¨ªcula. El respetable, mientras aplaud¨ªa y aplaud¨ªa, m¨¢s se enfadaba, con el resultado de que, a mitad del preg¨®n, todo el mundo estaba cabread¨ªsimo y ovacion¨¢ndome al mismo tiempo, gritando ¡°bravo¡± y ¡°maestro¡± seg¨²n la cla que lo hubiese ordenado, pero en el fondo odi¨¢ndome a muerte a m¨ª y a mis clas, pues aquella espiral de alegr¨ªa estaba generando m¨¢s odio del que vi nunca. Y cuando dije ¡°sempre namorado de ti, Pontevedra¡± ya para entonces la plaza estaba aplaudiendo con la camisa abierta, gritando ¡°genio¡± y ¡°siempre certero¡± con ganas de terminar ya para partirme la cara por semejante sindi¨®s.
Babelia
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