Patti Smith y Federico en la casa de Sole¨¢
La cantaora e hija de Enrique Morente creci¨® entre m¨²sica, libros y poes¨ªa
En verano conoci¨® la poes¨ªa de Federico Garc¨ªa Lorca. ¡°Un mundo de met¨¢foras y de colores, como la sensibilidad de los ni?os¡±. En aquella casa de artistas en la que mandaba el padre Enrique Morente, Sole¨¢ ten¨ªa 11 a?os. Siguieron resplandores de Miguel Hern¨¢ndez, de Rafael Alberti. ¡°Poemas de amor, de desamor, de los marineros¡±. Y su padre. ¡°Yo pensaba que todo lo que cantaba le hab¨ªa pasado¡±. A ella le han pasado algunas cosas de las que canta, ¡°?y otras han sido todav¨ªa peor...! Normalmente han sido desamores¡±. Cantando se alivia Sole¨¢.
A Lorca (y a Morente) le sigui¨®, en la librer¨ªa de su adolescencia, On the Road, de Jack Kerouac. ¡°La vida tan libre. Empec¨¦ a mirar las estrellas de otra manera despu¨¦s de leerlo. Esa vida tan rica de la generaci¨®n beat¡±. Y por ah¨ª un d¨ªa apareci¨®, tambi¨¦n en la realidad, Patti Smith. Primero con sus diarios. Fue una aparici¨®n milagrosa. Patti, la t¨ªa Patti, all¨ª, en persona, en el estudio de Enrique Morente.
Sole¨¢ hab¨ªa le¨ªdo esos diarios ¡°de una mujer misteriosa de la que sent¨ª que un d¨ªa pod¨ªa ser su amiga... Un libro en paz del que sal¨ªas como para hacer m¨²sica¡±. Patti y el padre ¡°llegaron a grabar juntos, aqu¨ª, en el estudio¡±. Sole¨¢ no estaba; estaban su padre, su madre, que hizo un cocido, y Patti lleg¨® con Laura Garc¨ªa Lorca, la sobrina de Federico, muy amiga de la familia.
Patti, le dijo su padre, ¡°es una mujer muy divertida, muy curiosa, muy misteriosa¡¡± Aquellas grabaciones nunca se llegaron a publicar. ¡°El encuentro fue m¨¢s bien por placer, por afici¨®n, por amistad. Pero lo grabaron. Es un tesoro que andamos buscando entre tanto material como dej¨® atr¨¢s mi padre. Saldr¨¢n m¨¢s cosas m¨¢gicas¡±.
Esa m¨²sica que se qued¨® como traspapelada es una energ¨ªa para Sole¨¢¡ ¡°A veces me siento como perdida, porque la vida no es f¨¢cil aunque sea una maravilla. Entro en el ordenador y me encuentro mensajes que yo misma escrib¨ª en su nombre y que dan respuesta a mis incertidumbres. Mira el di¨¢logo que encontr¨¦ entre mi padre y un periodista. Le preguntaba el periodista qu¨¦ iba a hacer Sole¨¢ en la vida. '?Tenemos aqu¨ª a una nueva Morente?'. Y esto me dictaba mi padre: 'Bueno, aqu¨ª est¨¢ Sole¨¢ escribiendo mis respuestas y me dice que no hay que tomarse las cosas de manera tan determinante'. Esa energ¨ªa me da paz y me rodea¡±.
Estudi¨® Filolog¨ªa (con Luis Garc¨ªa Montero) y ahora, mientras iba de festivales con sus hermanos Kiki y Estrella, hac¨ªa un m¨¢ster de Estudios Avanzados de Literatura Espa?ola e Hispanoamericana. Rondan su cabeza Teresa de Cartagena, Leonor de C¨®rdoba, Teresa de ?vila. ¡°Estoy leyendo ahora a las primeras literatas que tuvieron el valor de enfrentarse al mundo. Me dan fuerza, son inspiradoras¡±. De ese m¨¢ster se fue con los cuentos de Julio Cort¨¢zar (Las babas del diablo: ¡°Me gust¨® su manera de darle la vuelta a la tradici¨®n¡±), se qued¨® con la idea de ponerle m¨²sica (de rock, qui¨¦n sabe) al cap¨ªtulo 7 de Rayuela, y por el aire de infierno y niebla que tienen sus obras tambi¨¦n le qued¨® intriga por Juan Carlos Onetti.
El padre. ¡°A veces me siento muy sola y hay mucha gente alrededor. Amigos, mi maravillosa madre, mis hermanos, p¨²blico, amigos de mi padre¡ Pero la ausencia de esa presencia tan fuerte me hace sentir que ya no volver¨¦ a encontrar otro que me complemente y me entienda tanto como mi padre¡±. Sole¨¢, predestinada. ¡°Soy de vivir bastante en soledad. Mis padres no pudieron dar m¨¢s en el punto con mi nombre. Pero soy muy sociable. La soledad que siento es una racha que se me pasar¨¢¡±.
Hay un libro especialmente subrayado, La vida ante s¨ª, de Romain Gary. ¡°Los ojos y el alma de un ni?o, un choque de realidad muy fuerte, sin abandonar la verdad, la belleza, la inocencia. Una lecci¨®n de vida. De ni?os lo tenemos todo, yo lo tuve todo, juguetes, cari?o, y leer esta historia fue como una hostia que me marc¨® estando ya en la facultad¡±.
La vida no es igual sin libros¡ y sin canciones. Su mentor, en la universidad y tambi¨¦n en cosas de la vida, dice, fue Garc¨ªa Montero. Y hay otro maestro, Paco Ib¨¢?ez. ¡°Lo voy a ver con flores en la mano, siempre nerviosa. Estoy haciendo un disco con sus canciones. ?l puso su vida al servicio de los poetas y la m¨²sica. Da paz y madurez; de verlo salgo fortalecida¡±.
Magia y energ¨ªa son sus palabras. Nacen de un patio de Granada donde aprendi¨® a conjugar los verbos escuchando la guitarra de su padre y leyendo los versos de Federico Garc¨ªa Lorca. Es honda la historia de Sole¨¢, como la propia palabra soledad.
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