Lorcho y Greta
Elisardo Bastiaga se puso a trinchar lorchos en una playa de Montalvo y se top¨® de bruces con la cara de la ni?a Greta Thunberg
Una de las cosas que me gustan de los ni?os en la playa es su fascinaci¨®n por las rocas. Es como una jugueter¨ªa o un poder extraterrestre que les atrajese como un im¨¢n. ?Por qu¨¦ no se construyen pisos con un par de rocas en una habitaci¨®n? Los hay que van descalzos en espectacular concesi¨®n a los dioses: placer s¨ª, pero con una cantidad equivalente de dolor. Y luego est¨¢n quienes necesitan equiparse con escarpines, tridente, cubo, gafas de buceo de tubo, gorra por el sol (bucean igual con ella si hay charca).
Yo he visto en las rocas, me refiero a playas familiares, cosas que nadie creer¨ªa. Y una de ellas ocurri¨® el martes, cuando Elisardo Bastiaga se puso a trinchar lorchos en una playa de Montalvo y se top¨® de bruces con la cara de la ni?a Greta Thunberg. Alguien ha hecho un mural all¨ª con la imagen de la portada de la revista GQ en la que Greta Thunberg mira y se?ala.
¡ª?Qui¨¦n es? ¡ªpregunt¨® Bastiaga.
¡ªUna activista contra el cambio clim¨¢tico. Pero no est¨¢ por aqu¨ª, a estas horas navega sin contaminar por el oc¨¦ano.
¡ª?Tengo que tirar los lorchos? ¡ªdijo moviendo el cubo. Hab¨ªa pillado varios lorchos con el ganap¨¢n. El lorcho vendr¨ªa a ser algo as¨ª como un pez de roca.
¡ªNo; la habr¨¢n pintado porque siempre dan mal el tiempo en Galicia. No nos se?ala a nosotros, se?ala al telediario. Es como los gallos portugueses que se pon¨ªan sobre el televisor: dice el tiempo que va a hacer.
Le dije que en cualquier caso ser¨ªa bueno que los ni?os no viesen c¨®mo trinchaba peces, porque todos los ni?os de la playa, incluido mi hijo, cog¨ªan quisquillas y estrellas de mar, las met¨ªan en el cubo con agua, pasaban la tarde con ellas y luego las volv¨ªan a soltar al mar, donde a lo mejor duraban menos que en la sart¨¦n, pero la naturaleza no la invent¨¦ yo.
¡ªTorean sin matar ¡ªdijo Bastiaga, creo que fue a las rocas a la desesperada a por el follower 100 como cuando el Barcelona pone a Piqu¨¦ de delantero. Pero una vez all¨ª, ejerciendo de jodechinchos, le debi¨® de entrar el hambre.
Efectivamente, el turismo de roca se ha conceptualizado, ya no es aquel ecosistema de los ochenta en el que los ni?os ¨ªbamos a las rocas como Nabokov a cazar mariposas y volv¨ªamos como Hannibal Lecter, a veces despu¨¦s de matar lorchos con nuestras propias manos. A m¨ª me parece bien porque intento aprender de mi hijo m¨¢s que de mi abuelo, sin que uno sea m¨¢s listo que el otro: solo diferente, como su tiempo. La chapa moral no gusta a Bastiaga, que me saca una foto (estoy rojo por el sol e hinchado por el alcohol) y la cuelga en Instagram con mi reflexi¨®n y su apostilla: ¡°Vamos a morir todos¡±. Gana tres followers, situ¨¢ndose brevemente en 102, pero visto el ¨¦xito se viene arriba, cuelga la foto de los lorchos muertos flotando en una charca y baja a 97.
Babelia
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