Una duda razonable

El caso de Jacques Viguier,?acusado de asesinato tras la desaparici¨®n de su esposa y absuelto en dos ocasiones por los tribunales franceses, inspira este primer largometraje de Antoine Raimbault, que pone en cuesti¨®n tanto las formas como el modelo de discurso de las pel¨ªculas de juicios para proponer una estimulante reflexi¨®n en tiempos dados a la sentencia medi¨¢tica. La ¡°¨ªntima convicci¨®n¡± del t¨ªtulo responde a la figura ret¨®rica que, en el contexto de la justicia francesa, funciona como equivalente ¨Cy, a su vez, reveladora inversi¨®n de sentido- de la ¡°duda razonable¡± asociada a los fundamentos de la justicia norteamericana: si en el ¨²ltimo caso se apunta al brote de incertidumbre que puede salvaguardar una inocencia, en el caso de la ¡°¨ªntima convicci¨®n¡± se apela a una noci¨®n de autoridad que, en ocasiones, puede canalizarse a trav¨¦s de un pleno vac¨ªo de pruebas.

Raimbault ha elaborado una pel¨ªcula muy inteligente, introduciendo la documentaci¨®n literal y directa del caso en su relato, pero sac¨¢ndose de la manga un personaje de ficci¨®n ¨CNora (Marina Fo?s), una observadora externa convencida de la inocencia del acusado- no s¨®lo para insuflar tensi¨®n dram¨¢tica a la historia, sino para poder sostener la pregunta clave que la pel¨ªcula lanza a su audiencia. Las pel¨ªculas de juicios siempre han tenido una naturaleza extremadamente teatral y, de hecho, aqu¨ª el gran cl¨ªmax es, directamente, el discurso final del abogado al que encarna Olivier Gourmet. No obstante, Una ¨ªntima convicci¨®n rompe constantemente con la tradici¨®n estil¨ªstica del g¨¦nero para desestabilizar al espectador con abruptos cortes de montaje que se colocan al servicio del arco obsesivo que recorre el personaje de Nora.

Una ¨ªntima convicci¨®n encarna una potencialidad para el cine popular pocas veces explotada: su capacidad para provocar al espectador, oblig¨¢ndole a plantearse el valor (crucial) de una duda razonable.