Viaje a la Guatemala que pudo ser
La nueva novela de Vargas Llosa, una de las m¨¢s esperadas de la temporada, rescata la memoria de Jacobo ?rbenz, el mandatario que emprendi¨® la modernizaci¨®n de Guatemala y top¨® con la CIA
El Shalet, estirando el sonido de las dos primeras letras como si se mandase a callar, es precisamente eso, un s¨ªmbolo del silencio. Durante m¨¢s de 60 a?os nadie, si se entiende ¡°alguien¡± como aquel con capacidad de hacer algo, alz¨® la voz para defender este lugar. Do?a Juana Grajeda al menos lo intenta. Mientras se abre paso entre el olvido explica que Jacobo ?rbenz, expresidente guatemalteco derrocado en 1954 tras un golpe militar auspiciado por la CIA, ven¨ªa en sus temporadas de descanso a esta finca que asoma inmensa entre la vegetaci¨®n selv¨¢tica.
¡°El finado presidente ?rbenz¡± es como se refiere a ¨¦l esta humilde campesina ind¨ªgena de 70 a?os. Hay que echarle imaginaci¨®n para reconstruir lo que estas paredes pudieron albergar durante aquellos d¨ªas de esplendor. Desde hace tres d¨¦cadas aqu¨ª viven su hijo y su nuera. Do?a Juana gu¨ªa a los visitantes hacia la habitaci¨®n de Mar¨ªa Cristina Vilanova, la mujer de ?rbenz, por una escalera de caracol que, m¨¢s pronto que tarde, dividir¨¢ las dos alturas en vez de unirlas. ¡°Aqu¨ª antes se ve¨ªa hasta el final¡±, dice desde la terraza, que ofrece una vista interrumpida a pocos metros por la cantidad de ¨¢rboles. Lo poco que queda m¨¢s all¨¢ es la constataci¨®n de c¨®mo un Estado decidi¨® ignorar una de las figuras m¨¢s importantes de su historia reciente. Un nombre, el de Jacobo ?rbenz, que volver¨¢ a sonar en octubre, gracias a la publicaci¨®n de la nueva novela del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, inspirada en el golpe militar que acab¨® con el mandatario guatemalteco.
Unos cinco a?os hace desde la ¨²ltima vez que Roberto Paz no se asomaba por el lugar. Este maestro y abogado retirado, de 78 a?os, recuerda en el trayecto entre Santa Luc¨ªa Cotzumalguapa y El Caj¨®n, donde se encuentra la finca El Shalet, los tiempos en los que ?rbenz viajaba a la zona. Se sab¨ªa de su presencia cuando ve¨ªan asomar por Santa Luc¨ªa a sus hijos montados en caballo. Eran pr¨¢cticamente los ¨²nicos blancos en una regi¨®n predominantemente ind¨ªgena, el sector de la poblaci¨®n al que los 10 a?os de la revoluci¨®n alivian¨® las crueles condiciones en las que viv¨ªan y a las que eran sometidos para trabajar.
Por eso, recuerda Paz con nitidez, los campesinos se fueron arremolinando el 27 de junio de 1954 en Santa Luc¨ªa. ¡°Hab¨ªa mucha confusi¨®n¡±, rememora sobre el d¨ªa que desemboc¨® en un dram¨¢tico discurso de radio en el que ?rbenz anunciaba que dejaba el mando del pa¨ªs al tambi¨¦n coronel Carlos Enrique D¨ªaz con la esperanza de salvar las conquistas democr¨¢ticas de la Revoluci¨®n. ¡°La gente ped¨ªa armas para defenderla¡±, a?ade Paz. Todos sab¨ªan que aquellos acontecimientos hab¨ªan sido inducidos.
El derrocamiento de ?rbenz con un golpe militar auspiciado por la CIA ha inspirado a Vargas Llosa (Arequipa, Per¨², 83 a?os) a escribir Tiempos recios (Alfaguara), una de las novedades editoriales m¨¢s esperadas de la temporada, cuya publicaci¨®n est¨¢ prevista para el 8 de octubre. ¡°Hace unos tres a?os escuch¨¦ en la Rep¨²blica Dominicana una historia bastante ins¨®lita sobre el r¨¦gimen de [Carlos] Castillo Armas, quien lleg¨® al poder en Guatemala luego de un golpe militar montado por la CIA contra el presidente Jacobo ?rbenz, a quien acusaban de comunista¡±, dice Vargas Llosa a EL PA?S. El asunto intrig¨® tanto al Nobel que comenz¨® a investigar al respecto. ¡°Hice dos viajes a Guatemala, entrevist¨¦ a mucha gente, le¨ª peri¨®dicos de la ¨¦poca y, a?adiendo muchas cosas imaginarias, de todo ello result¨® Tiempos recios¡±. La novela, que cuenta con la ayuda de m¨²ltiples voces, supone su regreso a una tem¨¢tica, la de los poderes desmedidos en Am¨¦rica Latina, que ha abarcado a lo largo de su trayectoria, con La fiesta del chivo como gran exponente, hace casi dos d¨¦cadas. ¡°Como algunas de mis novelas, tiene un fondo hist¨®rico que he respetado en sus grandes l¨ªneas pero he a?adido fuertes dosis de invenci¨®n¡±, asegura.
El Gobierno de Estados Unidos, presidido por Dwight D. Eisenhower, conspir¨® para poner fin al mandato de ?rbenz, que hab¨ªa sucedido a Juan Jos¨¦ Ar¨¦valo en la presidencia con el prop¨®sito de dar continuidad al esfuerzo modernizador de Guatemala. En 1944 un movimiento c¨ªvico-militar derroc¨® a Jorge Ubico Casta?eda, dictador durante 14 a?os y llev¨® al poder a Ar¨¦valo. La Revoluci¨®n de Octubre contin¨²a siendo para la mayor¨ªa de los dem¨®cratas guatemaltecos el gran referente y, tambi¨¦n, la mayor frustraci¨®n. En esa d¨¦cada se sentaron las bases de un Estado moderno: entre otras medidas que dignificaban la situaci¨®n de la poblaci¨®n se elimin¨® el trabajo forzoso que castigaba al campesinado ind¨ªgena. Tambi¨¦n se incorporaron los derechos laborales a la Constituci¨®n. El destino de ?rbenz, y el de Guatemala, qued¨® marcado con la reforma agraria de 1952, que permit¨ªa la expropiaci¨®n de fincas no cultivadas. Una medida que no gust¨® a la United Fruit Company, propietaria de las ¨¢reas m¨¢s productivas del pa¨ªs y uno de cuyos accionistas era John Foster Dullles, secretario de Estado de Eisenhower y hermano del director de la CIA, Allen Dulles.
¡°Desde luego que lo ocurrido en Guatemala con la ca¨ªda de Jacobo ?rbenz tuvo una enorme repercusi¨®n en toda Am¨¦rica Latina. Ocurri¨® en tiempos de la Guerra Fr¨ªa, cuando Estados Unidos se sent¨ªa euf¨®rico luego de haber conseguido la ca¨ªda del Gobierno de Mossadeq en Ir¨¢n, y no toleraba que ning¨²n gobierno latinoamericano actuara de manera independiente frente a las compa?¨ªas norteamericanas¡±, recuerda Vargas Llosa. ¡°La reforma agraria de ?rbenz, que no era comunista, sino capitalista, motiv¨® aquel golpe. Creo que las peores consecuencias fueron empujar al 26 de julio de Fidel Castro hacia la extrema izquierda y crear un clima favorable hacia la revoluci¨®n socialista entre los j¨®venes latinoamericanos de esa ¨¦poca¡±.
¡°Fueron los diez a?os de primavera democr¨¢tica en el pa¨ªs de la eterna tiran¨ªa¡±, aseguraba la pasada semana el editor, investigador y otrora pol¨ªtico Jos¨¦ Antonio M¨®bil en su despacho de la editorial a la que a sus 90 a?os a¨²n acude a diario en Ciudad de Guatemala. M¨®bil es un superviviente de aquella ¨¦poca. Tras la ca¨ªda de ?rbenz tuvo que exiliarse a Chile para, despu¨¦s, regresar a su pa¨ªs. Comprometido primero con Ar¨¦valo ¡ª¡°form¨¢bamos parte de un grupo de j¨®venes que llam¨® los chiquilines de la revoluci¨®n¡±¡ª y despu¨¦s con ?rbenz, M¨®bil resume aquella d¨¦cada de la siguiente manera: ¡°Todo lo que estaba ocurriendo por primera vez era para darle voz y voto al pueblo, pero sobre todo presencia. ?ramos gente de la calle, nada m¨¢s. Lo que llamaron comunismo no era m¨¢s que las conquistas sociales que en Europa ya eran conspicuas¡±.
El despertar tambi¨¦n fue cultural. Se sucedieron expresiones y manifestaciones art¨ªsticas inimaginables hasta la fecha. Myrna Torres, una de las fundadoras del Ballet, hermana del soci¨®logo Edelberto Torres, fallecido recientemente, avasalla con sus evocaciones de aquellos d¨ªas. Ha vivido durante d¨¦cadas ¡°entre tiran¨ªas y revoluciones¡± ¡ªamiga del Che, pas¨® m¨¢s de 40 a?os en Cuba¡ª. Ahora habita una humilde casa de La Antigua ¡ª¡°No quiero gastar mucho en renta porque lo que me gusta es viajar¡±, dice¡ª. Su relato es un ir y venir fascinante de an¨¦cdotas, nombres y momentos como la creaci¨®n de la orquesta sinf¨®nica -"hasta entonces hab¨ªa algunos esbozos de m¨²sicos, pero no una sinf¨®nica con salario fijo¡±¡ª o la irrupci¨®n del teatro con obras de autores guatemaltecos como Miguel ?ngel Asturias o Mariana Pineda, de Garc¨ªa Lorca. ¡°Las primeras piezas que bailamos fueron aqu¨ª, en La Antigua: una jota aragonesa y el Vals de las Flores. Todav¨ªa no us¨¢bamos zapatos de punta¡±.
Guatemala, o al menos una parte del pa¨ªs, nunca se repuso del derrocamiento de ?rbenz. M¨®bil recuerda que desaparecieron los sindicatos, los dirigentes, las asociaciones estudiantiles quedaron diezmadas¡ Y algo que se prolong¨® durante d¨¦cadas: ¡°El pa¨ªs se qued¨® sin l¨ªderes y eso cort¨® la transmisi¨®n que cada generaci¨®n va dejando a otra. Un pueblo que no conoce su historia es un pueblo sin memoria y un pueblo que no tiene memoria, no tiene conciencia¡±.
Babelia
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