Una vida dif¨ªcil
Los encuadres cerrados, el gusto por la metonimia y unos fundidos encadenados casi on¨ªricos dejan claro que detr¨¢s late la mirada de un poeta
¡°No es mi intenci¨®n provocar, hacer sensacionalismo, aportar un mensaje pol¨ªtico o lo que sea. Lo ¨²nico que quiero es crear una obra que sea tan espiritualmente significativa como sea posible. Sea cual sea el medio¡±. Estas palabras podr¨ªan sonar a irredimible cinismo en boca de cualquier artista contempor¨¢neo dispuesto a acortar el camino entre el enfant terrible y Sotheby¡¯s. Y, de hecho, vienen de alguien que form¨® parte del cat¨¢logo de Sensation, esa exposici¨®n presentada en la Royal Academy of Arts de Londres con la que Charles Saatchi intent¨® colocar en el mercado a una nueva generaci¨®n de artistas brit¨¢nicos y, de paso, demostrar lo cerca que pod¨ªan estar los lenguajes de la transgresi¨®n, la publicidad y el sensacionalismo. Una muestra que, no obstante, permit¨ªa apreciar la gran distancia que existe entre el golpe de efecto y la provocaci¨®n surgida de un dolor incuestionable: o sea la distancia entre el tibur¨®n de Damien Hirst y la cama en la que Tracey Emin pas¨® el viacrucis de su depresi¨®n. O la distancia entre el tono dominante en Sensation y la leg¨ªtima perturbaci¨®n provocada por las crudas fotograf¨ªas de los padres de Richard Billingham en su degradado hogar de Cradley Heath.
RAY Y LIZ
Direcci¨®n: Richard Billingham.
Int¨¦rpretes: Justin Salinger, Ella Smith, Patrick Romer, Tony Ray.
G¨¦nero: drama. Reino Unido, 2018.
Duraci¨®n: 108 minutos.
Ray y Liz, primer largometraje de Billingham, es la culminaci¨®n de un trabajo que empez¨® con la publicaci¨®n del libro Ray¡¯s a Laugh, colecci¨®n de fotograf¨ªas con el enjuto cuerpo de su padre alcoh¨®lico como centro de gravedad. Si esas crudas im¨¢genes de un padre alcoh¨®lico y una madre capaz de fumar m¨¢s cigarrillos al d¨ªa que piezas tienen los puzles que monta, que el artista captur¨® con el tipo de pel¨ªcula y los procesos de revelado m¨¢s baratos que encontr¨® en el mercado, pod¨ªan levantar la sospecha de una auto-explotaci¨®n de la marginalidad, la pel¨ªcula ¨Cque integra el cortometraje que Billingham dedic¨® a su padre: Ray (2016)- la desarticula de manera fulminante.
Los encuadres cerrados, el gusto por la metonimia y unos fundidos encadenados casi on¨ªricos evidencian un trabajo de lenguaje sobre la herencia naturalista que recuerda al Ratcatcher (1999) de Lynne Ramsay y dejan claro que detr¨¢s late la mirada de un poeta. Recordando dos traum¨¢ticos episodios de una infancia en nada id¨ªlica, el cineasta es capaz de transmitir una mirada comprensiva hacia esos padres que convirtieron los a?os de iniciaci¨®n en tiempos de inclemente supervivencia en esas zonas terminales del proletariado que el thatcherismo nunca quiso mirar.
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