Mujer y melancol¨ªa
Joana Bonet comprueba en su libro que esas mujeres c¨¦lebres fueron fabulosas y rebeldes, s¨ª, pero tambi¨¦n muy poco felices
"El espacio no existe, es solo una met¨¢fora de la estructura de nuestra existencia¡±. Inteligente observaci¨®n que sirvi¨® a la artista Louise Bourgeois como inspiraci¨®n para dise?ar sus maravillosas instalaciones a las que llamar¨ªa celdas (vida y encierro a la vez, en lengua inglesa). Leo la frase en el magn¨ªfico libro de Joana Bonet Fabulosas y rebeldes, donde a trav¨¦s de algunas vidas de mujeres (incluida la suya) se pone de relieve c¨®mo el mundo de lo femenino ha invadido la esfera cultural, proporcionando una nueva y abierta reflexi¨®n sobre la d¨¦bil y quebradiza visibilidad social que las mujeres tuvieron en el pasado. La intensidad de esa reflexi¨®n, todav¨ªa m¨¢s psicol¨®gica que pol¨ªtica en Espa?a, que las mujeres no dejan de hacer sobre s¨ª mismas a trav¨¦s del arte y la literatura, el persistente an¨¢lisis que aplican a su conciencia individual es sorprendente y pone de manifiesto la profundidad de la herida sufrida en el pasado, el oc¨¦ano de un drama existencial, m¨¢s grave que el de los hombres por el mero hecho de ser mujeres. Ello las oblig¨® a convivir en una asfixiante estrechez mental y vital, un lento estrangulamiento que no se hizo impunemente, como el feminismo puso en evidencia llev¨¢ndonos a comprender la magnitud de la p¨¦rdida. El mundo nunca perteneci¨® a las mujeres. Apenas participamos en su lenta construcci¨®n m¨¢s all¨¢ del aspecto biol¨®gico y reproductivo y no nos gusta c¨®mo funciona, de modo que acceder a ¨¦l profesionalmente, intelectualmente, pol¨ªticamente ha tenido algo de derrota, generando a su vez un sentimiento melanc¨®lico de la vida que la autora explicita en su libro.
Cuando ella era una joven periodista y m¨¢s lista que el hambre (lo digo porque fue mi alumna), la contrat¨® el gerente de una importante empresa editorial para que dirigiera una nueva revista femenina (ser¨ªa Woman). En la conversaci¨®n el gerente le dice: ¡°Quiero una revista sin chuminos¡±. Bonet se impuso a s¨ª misma y le hizo ver que hab¨ªa comprendido la l¨ªnea editorial. Pero algo muy lesivo queda en el interior de una mujer al constatar todo aquello que la est¨¢ humillando como sujeto. Bonet recurre a la vida de una serie de mujeres c¨¦lebres a las que califica de ¡°fabulosas y rebeldes¡±, las sigue en sus recorridos vitales para comprobar lo que ya sabe. Esto es que fueron fabulosas y rebeldes, s¨ª, sin duda, pero tambi¨¦n muy poco felices.
Otro libro de reciente publicaci¨®n, La mujer molesta, de Rosa Mar¨ªa Rodr¨ªguez Magda, viene a aportar un punto de vista complementario a la reflexi¨®n que propone el anterior. Su autora analiza una doble tendencia que observa en la sociedad actual. En primer lugar, el progresivo e imparable desplazamiento que ha experimentado el t¨¦rmino mujer en el ¨¢mbito acad¨¦mico, vi¨¦ndose sustituido sistem¨¢ticamente por el de g¨¦nero. Por otro, en los ¨¢mbitos pol¨ªticos e institucionales las consejer¨ªas de igualdad (por poner un ejemplo), que nacieron como fruto de la necesidad de fomentar la igualdad entre hombres y mujeres, abordan en el presente la problem¨¢tica de la mujer como un colectivo vulnerable m¨¢s, junto a otros como el LGTBI o las disfuncionalidades de todo tipo. La autora estalla en indignaci¨®n: las mujeres no somos una diversidad sexual m¨¢s, tampoco un colectivo disfuncional, somos la mitad de la poblaci¨®n de la Tierra y no hemos resuelto todav¨ªa la desigualdad estructural de la que venimos. Rodr¨ªguez Magda ubica el punto de inflexi¨®n en 1990 con la publicaci¨®n del ensayo de Judith Butler (Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity). Desde entonces se ha venido fomentando un clima intelectual de tal magnitud que, como comenta ir¨®nicamente la te¨®rica noruega Toril Moi, el hecho mismo de usar las palabras ¡°hombre¡± y ¡°mujer¡± se toma como una prueba concluyente de que el desdichado autor o autora de esos t¨¦rminos no ha entendido que hay seres humanos en el mundo que no encajan en los estereotipos convencionales. Y es que desafiando la categor¨ªa misma de ¡°mujer¡±, Butler argument¨® ¡ªy de eso hace ya 30 a?os¡ª que deber¨ªamos hablar de g¨¦nero en su lugar. El g¨¦nero definido como efecto performativo de las estructuras de poder heterosexistas y heteronormativas. Al afirmar que el g¨¦nero es performativo, Butler b¨¢sicamente quer¨ªa decir que creamos nuestro g¨¦nero al hacer cosas de g¨¦nero. Y ah¨ª dio comienzo el desarbolamiento te¨®rico del concepto mujer, porque, resumiendo mucho, ?no ser¨ªa que el inter¨¦s por las mujeres ven¨ªa a ser una versi¨®n feminista del humanismo tradicional y liberal que Foucault hab¨ªa desmantelado?
El libro de Rodr¨ªguez Magda es expresi¨®n de un malestar que ahora mismo afecta a los estudios de g¨¦nero, en la medida en que las teor¨ªas actuales relegan a la mujer a una condici¨®n imprevista por el posfeminismo, la de considerarla una diversidad sexual m¨¢s. Es decir que, parad¨®jicamente, este desencaden¨® un proceso que ha devorado la categor¨ªa en cuyo nombre comenz¨®. El libro de Rodr¨ªguez Magda advierte, como dir¨ªa Adorno, que en muchas dimensiones la ampliaci¨®n resulta ser un estrechamiento y apuesta fuerte por recuperar la sensatez en la sem¨¢ntica y en la pol¨ªtica. La melancol¨ªa femenina, por su parte, sigue haciendo su camino, un camino que no parece tener fin. Tantas son las resistencias al leg¨ªtimo deseo de las mujeres de hacer un mundo mejor.
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