¡°Boris Johnson es educado e inteligente y se ha convertido en un tarugo populista¡±
Ian McEwan enfrenta en convivencia ¨ªntima al hombre y al robot en su novela 'M¨¢quinas como yo', que se publica en espa?ol, y lamenta la gesti¨®n del Brexit del primer ministro
La escritura de Ian McEwan (Aldershot, Reino Unido, 71 a?os) tiene ya la destreza y el oficio como para darle la vuelta a la Historia, hacer que Margaret Thatcher pierda la Guerra de las Malvinas, acelerar en d¨¦cadas el desarrollo de la inteligencia artificial y crear un tri¨¢ngulo amoroso entre un hombre, una mujer y un androide perfecto. Y que el lector entre en el juego desde la primera l¨ªnea.
Pregunta. La Inteligencia Artificial (IA) como el gran desaf¨ªo al que se enfrenta la humanidad. ?Por qu¨¦ eligi¨® algo as¨ª?
Respuesta. Es algo que me viene de lejos. En los a?os 70 escrib¨ª un guion para la BBC sobre un personaje de Bletchley Park, la instalaci¨®n militar donde se descifraron los c¨®digos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, que ten¨ªa cierta relaci¨®n con Alan Turing. Fue entonces cuando me interes¨® la IA, y durante muchos a?os segu¨ª las investigaciones. En los a?os 80 y 90 hubo un par¨®n. La mente animal, la mente humana, es mucho m¨¢s compleja de lo que nadie nunca imagin¨®. Los ¨²ltimos a?os han sido una especie de edad de oro, con avances espectaculares, sobre todo en la escritura de software.
P. No solo introduce androides de inteligencia perfecta, sino que lo hace en el Reino Unido de la d¨¦cada de los ochenta, y resucita al cient¨ªfico Alan Turing como personaje de su libro.
Estamos en el umbral de un cambio de civilizaci¨®n
R. Turing fue el comienzo de mi inter¨¦s en esta materia. En los a?os 30, antes de que descifrara el c¨®digo Enigma del ej¨¦rcito alem¨¢n, ya sent¨® las bases fundamentales de lo que podr¨ªa llegar a hacer una computadora. Es una de las figuras heroicas de la revoluci¨®n digital. Y por encima de todo, fue perseguido y procesado por ser homosexual. Se suicid¨® para evitar la prisi¨®n o la castraci¨®n qu¨ªmica. Sent¨ª que deb¨ªa devolverle la vida que nunca tuvo y convertirle en un genio prominente de la era digital. Nunca sabremos todo lo que podr¨ªa haber llegado a ser.
P.??La realidad que plantea en su libro est¨¢ ya tan cerca?
R. No, todo est¨¢ a¨²n en un estado muy infantil. Piense en el oc¨¦ano Pac¨ªfico: es como si apenas hubi¨¦ramos metido un dedo del pie en el agua. Pero se est¨¢ expandiendo, y los horizontes son inmensos. Ya es interesante de por s¨ª que veamos todo este asunto como una amenaza o como una promesa. Probablemente sea las dos cosas. Estamos en el umbral de un cambio de civilizaci¨®n, a punto de crear inteligencias superiores a la nuestra. Algo m¨¢s importante que la invenci¨®n de la escritura o que la revoluci¨®n industrial. Pero si llegamos a una fase en la que la IA dise?e por s¨ª misma su siguiente generaci¨®n, se nos podr¨ªa escapar de las manos.
Me pregunto qu¨¦ pasar¨ªa si esos seres artificiales fueran capaces de enamorarse
P. Y la gran inc¨®gnita est¨¢ en saber si esas creaciones inteligentes pueden adquirir una conciencia.
R. En la novela planteo un dilema moral: si Miranda, una de los protagonistas, debe o no ir a la c¨¢rcel por lo que hizo en el pasado. Puedes programar o dise?ar una serie de algoritmos para un ser artificial que le impongan la orden de no mentir o de respetar la prevalencia de la ley, el Estado de derecho. Pero los humanos tenemos esa habilidad para mentir en algunas ocasiones, cuando sabemos que es algo bueno. Como cuando a un amigo con una enfermedad terminal le dices 'hoy tienes mejor aspecto'. Escribir los algoritmos que desarrollen esa cualidad es muy complicado, requiere tener empat¨ªa. Por eso en el libro me pregunto qu¨¦ pasar¨ªa si esos seres artificiales fueran capaces de desarrollar una inteligencia emocional, si fueran capaces de enamorarse o de experimentar deseo sexual. La tesis de Turing establec¨ªa que, si eres incapaz de determinar que una m¨¢quina tenga o no conciencia, debes asumir que la tiene.
P. El androide de su novela, Ad¨¢n, reprocha al humano, Charlie, que le tenga tanto miedo o envidia, y que se infravalore.
R. Y no deber¨ªamos tener miedo a lo que viene. Adem¨¢s, hemos demostrado ser unos in¨²tiles a la hora de predecir el futuro. Nunca vislumbramos la llegada de internet. Y cuando internet ya exist¨ªa, nunca previmos las redes sociales. Y cuando llegaron las redes sociales, nunca imaginamos que los rusos ser¨ªan capaces de elegir al presidente de Estados Unidos. Puede ocurrir que finalmente seamos nosotros mismos los robots, y que acabemos interfiriendo en nuestros propios cerebros, bien a trav¨¦s de microchips, de drogas o a trav¨¦s de t¨¦cnicas que ahora mismo no podemos ni imaginar. Quiz¨¢ dentro de cien a?os la idea de un androide perfecto llamado Ad¨¢n sea algo pintoresco.
P. Margaret Thatcher pierde la Guerra de las Malvinas y la humillaci¨®n nacional lleva al poder a Tony Benn, un laborista radical adorado por los j¨®venes. ?Se inspira en la realidad de su pa¨ªs?
R. No para este libro, pero sigo muy pendiente de todo lo que tiene que ver con el Brexit. Me llena de desesperaci¨®n, aunque sencillamente no puedo mirar para otro lado. Creo que nos hemos vuelto todos locos.
P. ?Y qui¨¦n es el culpable?
No he escuchado un solo argumento a favor del Brexit que me convenza y que tenga solidez racional
R. El Partido Conservador, sobre todo. Esta ha sido durante muchos a?os su guerra civil particular. Y nos la ha acabado trasladando a todos. Impulsada ahora, adem¨¢s, por la extrema derecha y el nacionalismo ingl¨¦s. Un nacionalismo que siempre estuvo ah¨ª, y que ahora ha visto la oportunidad de reagruparse en torno al Brexit, como si fuera un im¨¢n.
P. ?Y encuentra alguna explicaci¨®n a todo esto?
R. En los ¨²ltimos a?os he llegado a leer 500 millones de palabras sobre este asunto, he tenido cientos de horas de discusi¨®n y debate, y he le¨ªdo y leo la prensa de derechas y la de izquierdas, la que est¨¢ a favor del Brexit y la que defiende a la UE. Y todav¨ªa no he escuchado un solo argumento a favor de la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea que me convenza y que tenga solidez racional. Dicen que les preocupa la p¨¦rdida de soberan¨ªa, pero cada tratado internacional supone una cesi¨®n de soberan¨ªa, incluida la pertenencia a la OTAN.
P. Y de repente, Boris Johnson es el primer ministro.
R. Me asombra, porque es un hombre educado e inteligente, con mucho encanto personal. Y se ha convertido en un tarugo populista de la peor cala?a. Le comparo con un personaje del Sue?o de una Noche de Verano de Shakespeare. Pienso que en alg¨²n momento los polvillos m¨¢gicos caer¨¢n sobre sus ojos y desaparecer¨¢ la cabeza de burro. Y de nuevo ser¨¢ Boris Johnson. A pesar de ser un hombre cultivado, y como tal con un sentido de lo que es la Historia, ha mostrado una profunda ignorancia sobre el funcionamiento de la democracia parlamentaria. Y en ese sentido ha sido una gran decepci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.