Emoci¨®n a secas
El h¨²ngaro Gy?rgy Konr¨¢d, fallecido la semana pasada, bas¨® su obra en la memoria de las v¨ªctimas del Holocausto pero se opuso al monumento que las recuerda en Berl¨ªn
El viernes pasado muri¨® en Budapest Gy?rgy Konr¨¢d. Konr¨¢d, que era escritor, tiene una historia. El 19 de marzo de 1944, mientras los jud¨ªos h¨²ngaros discut¨ªan si los aliados llegar¨ªan desde Grecia o desde Italia, el ej¨¦rcito alem¨¢n ocup¨® Hungr¨ªa, un pa¨ªs sin mar dirigido por un almirante filonazi: Nikolaus von Horthy. Adolf Eichmann instal¨® su oficina en la capital y desde all¨ª desencaden¨® una campa?a sin precedentes. Hannah Arendt lo resume as¨ª en Eichmann en Jerusal¨¦n, su famoso reportaje sobre el juicio al jerarca de las SS (reeditado estos d¨ªas por Lumen): ¡°En ning¨²n lugar se deport¨® y asesin¨® a tanta gente en tan poco tiempo. En menos de dos meses, 147 trenes sacaron del pa¨ªs a 434.351 personas. Las c¨¢maras de gas de Auschwitz apenas pudieron dar abasto¡±. Entre ellos estaban Imre Kert¨¦sz y Elie Wiesel, futuros premios Nobel de Literatura y de la Paz.
En mayo de 1944, un d¨ªa antes de empezaran las detenciones en su pueblo, Beretty¨®¨²jfalu, cerca de la frontera con Ruman¨ªa, Gy?rgy Konr¨¢d, de 11 a?os, consigui¨® escapar junto a su hermana, de 14. Diez miembros de su familia fueron asesinados en los campos de exterminio y otro m¨¢s, un t¨ªo, masacrado en la calle por miembros de la Cruz Flechada, el partido fascista local. Un a?o despu¨¦s, el futuro escritor estaba de vuelta sentado en la escuela entre ¡°amigos cristianos¡± ¡ªlos jud¨ªos hab¨ªan perecido en Polonia¡ª y tratando de escribir una redacci¨®n de tema obligatorio ¡ª¡°?Por qu¨¦ quiero a mi patria?¡±¡ª sin vomitar en ella una frase que le revolv¨ªa las entra?as: ¡°Mi patria hab¨ªa querido matarme¡±.
Konr¨¢d cont¨® ese a?o de supervivencia en Viaje de ida y vuelta, traducido al castellano por Adan Kovacsiscs para Alianza, un libro que adem¨¢s anuncia lo que ser¨ªa el resto de su vida: el paso de la dictadura fascista a la dictadura comunista para terminar emigrando a Alemania y convirti¨¦ndose en el primer centroeuropeo en dirigir el Pen Club Internacional. Tambi¨¦n dirigi¨® la Academia de las Artes de Berl¨ªn. All¨ª tuvo ocasi¨®n de hacer buena la idea de Jos¨¦ ?ngel Valente de que nadie tiene raz¨®n solo por haberla tenido y se opuso de forma beligerante al proyecto de Peter Eisenman para el monumento a las v¨ªctimas del Holocausto, el famoso campo de l¨¢pidas construido junto a la Puerta de Brandenburgo.
Cuando Konr¨¢d public¨® sus memorias en Espa?a acudi¨® al festival Hay de Segovia, que esta semana celebra una nueva edici¨®n. All¨ª charl¨® con todo el que quiso acerc¨¢rsele y reconoci¨® que se hab¨ªa equivocado con Eisenman. Su trabajo le parec¨ªa demasiado abstracto para evocar un terror tan concreto. Luego se dio cuenta de que era una buena manera de hacerlo: ¡°Es seco¡±. Cuando se le recordaba que sus libros tambi¨¦n lo son, insist¨ªa en que solo ten¨ªa un prop¨®sito: recordar. Y recordar sin trucos, sin subrayados f¨¢ciles, sin patetismo: ¡°Solo cuando no buscas la emoci¨®n¡±, dec¨ªa, ¡°puedes emocionar de verdad¡±.
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