La caja de m¨²sica
Lo verdaderamente dif¨ªcil de 'Las canciones', de Pablo Messiez, es 'actuar la escucha de la m¨²sica' para llegar a la catarsis: ah¨ª es nada
Las canciones es lo mejor de Pablo Messiez. Y de su nueva banda: Rebeca Hernando (Olga), Mikele Urroz (Irina), ??igo Rodr¨ªguez-Claro (Iv¨¢n), Carlota Gavi?o (Natalia), Jos¨¦ Juan Rodr¨ªguez (Miguel), Joan Sol¨¦ (Joan), Javier Ballesteros (Juan). Siete actrices y actores a los que he visto poco, pero es como si llevara con ellos varias vidas: todas y todos est¨¢n sensacionales, en el Pav¨®n Teatro Kamikaze. No contar¨¦ las relaciones amorosas: ya las descubrir¨¢n. El ¨¢rbol de familia, como sugieren los nombres de los personajes, es chejoviano. Hermanos/as: Olga, Irina, Iv¨¢n. Dato importante: el padre ausente, el gran misterio. Se llamaba Antonio, y algo espantoso (?asesino, asesinado?) giraba en torno a su figura. Parejas: Miguel y Natalia. Miguel es el que selecciona gota a gota la m¨²sica, las grabaciones. El dealer de la casa, y la palabra no es exagerada.
Messiez habla de ¡°¨¢rbol chejoviano¡±, y es cierto, pero el atormentado y autodestructivo Iv¨¢n, por ejemplo, tambi¨¦n me hace pensar en un personaje de Dostoievski. Muy ruso, a secas. Cercano, por ejemplo, al teatro del primer Anatoli Vassiliev, capaz de montar Seis personajes en busca de autor y pasar de ah¨ª a Hello, Dolly! y B¨¦same mucho. Aunque lo dif¨ªcil, lo verdaderamente dif¨ªcil, no es cantar ni bailar, sino, como hace el repartazo, rastrear la esencia de la emoci¨®n y actuar la escucha de las canciones para llegar a la catarsis: ah¨ª es nada. ¡°En la vida¡±, dice Olga, la mayor, ¡°hay que saber si se es ¡®de cantar¡¯ o ¡®de escuchar¡¯. Aqu¨ª no se canta. Aqu¨ª se escucha¡±. Con lo cual se consigue que escuchando parezcan cantar. Roza la paradoja, pero hay que verlo y o¨ªrlo para comprenderlo. Veo a Olga, Iv¨¢n y Miguel tragando canciones como alcoholes muy claros, vodkas de alto voltaje. Quiz¨¢ sea Iv¨¢n quien escuche la m¨²sica casi como una experiencia sacra. Olga parece chotearse de lo religioso, pero ojo al parche: se deja poseer por Les vieux, de Jacques Brel, y la vejez la lleva r¨ªo abajo con invocaciones casi divinas: ¡°?Brel! ?No nos dejes nunca!¡±. Como si le cayera encima toda la edad. ?Y qu¨¦ bien compone ese derrumbe! De vez en cuando, Olga intenta alegrarse con una antigua canci¨®n de Los Xey, Las chicas de Logro?o, y parece una pura chanza, pero Olga parece ver los fantasmas de las novias de Azcona. Y la peque?a Irina devora una tonada de Barbara (Du bout des l¨¨vres) como pod¨ªa haberlo hecho Ana Mar¨ªa Moix. Todav¨ªa no hemos hablado de Natalia, ?verdad? Otro enorme personaje, aparentemente humor¨ªstico, pero de los m¨¢s grandes del reparto. A ella corresponde el centro neur¨¢lgico de la funci¨®n. Y una creciente explosi¨®n de fuerza. Hay que verla bailar y agitarse a los sones de la versi¨®n larga (¡°descomunal¡± me viene al pelo) de My Sweet Lord. Vale, la de George Harrison es impresionante, pero la de Nina Simone en Emergency Ward te perfora. Cu¨¢ntas veces la escuch¨¦ en circuito cerrado una tarde de s¨¢bado.
Hay que ver lo que se produce arriba y abajo, actores y p¨²blico bailando pose¨ªdos, bailando como si llevaran horas all¨¢ adentro: 15 minutos debi¨® de durar aquello, y me quedo corto. Una danza que se dir¨ªa matem¨¢ticamente ensayad¨ªsima y a la vez parece flamear ligera como una cometa. No me parece haber visto nada as¨ª en un teatro. Ni escuchado: el sonido te llega como si te lo destilaran en los o¨ªdos. Solo por esos 15 minutos valdr¨ªa la pena Las canciones. Pero hay mucho, mucho m¨¢s. Joan y Juan encarnan a dos m¨²sicos catalanes atrapados en la telara?a de la m¨²sica, y parecen dos j¨®venes militares chejovianos. Gran frase de Joan Sol¨¦, cuando evoca la historia de Tansen, el m¨²sico hind¨² del siglo XVI que convocaba la lluvia con su canto y un d¨ªa, cant¨¢ndole al fuego, comenz¨® a arder.
Ahora caigo en que no tiene sentido (y adem¨¢s es imposible) detenerse para enumerar las 20 canciones de la banda sonora. Y tambi¨¦n me fijo en que, adem¨¢s de actor, Joan Sol¨¦ tambi¨¦n se ocupa incre¨ªblemente del dise?o sonoro. Qu¨¦ ecos, qu¨¦ reverbero. Suena como si te la destilasen en el o¨ªdo. ?Algunas de las grandes cosas que pueden escucharse? Ah¨ª va un pu?ado: Pour ne pas vivre seul, de Leopoldo Mastelloni; Morgen, de Barbara Hendricks; Il Giustino, de Vivaldi, en la voz gloriosa de Cecilia Bartoli; varias joyas de Dalida (otro retorno de tarde de s¨¢bado); If I Loved You, de Rod?gers & Hammerstein, por Jo Stafford; The Long Day Closes: el gran himno de Arthur Sullivan y Henry Chorley que sonaba al anochecer en la pel¨ªcula de Terence Davies. Y dos de los muchos agradecimientos que vuelven a mi cabeza: para Alejandro And¨²jar (escenograf¨ªa y vestuario) y para Paloma Parra (iluminadora).
Las canciones. Texto y direcci¨®n: Pablo Messiez. El Pav¨®n Teatro Kamikaze. Madrid. Hasta el 6 de octubre.
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