Arte y teatro para devolver la vida a las pinturas negras de Goya
Una obra de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra y una gran exposici¨®n indagan en Madrid en el proceso de creaci¨®n y en la huella del artista aragon¨¦s en el arte contempor¨¢neo
Hace justo 200 a?os, Francisco de Goya dio las primeras pinceladas de sus pinturas negras, una serie de 14 murales entre los que se encuentran algunas de sus obras m¨¢s conocidas: Saturno devorando a su hijo, Perro semihundido, Duelo a garrotazos, Dos viejos, El aquelarre... Las pint¨® sobre las paredes de su casa, la Quinta del Sordo, una finca que compr¨® en 1819 a las afueras de Madrid para escapar de la vida social, ya completamente sordo, enfermo y cada vez m¨¢s esquivo de la convulsa situaci¨®n pol¨ªtica, presagiando tal vez su futuro exilio en Burdeos. Quiz¨¢ por eso le salieron tan oscuras y violentas.
?De qu¨¦ negro impulso nacieron aquellas pinturas? ?Qu¨¦ le pasaba a Goya por la cabeza para decorar su propia casa con tan l¨®bregas im¨¢genes? En torno a estas preguntas, sobre las que investigadores y creadores llevan dando vueltas estos dos siglos, el Centro Fern¨¢n G¨®mez de Madrid ha construido un ambicioso proyecto que incluye el estreno de una pieza teatral de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra, escrita expresamente para la conmemoraci¨®n, y una gran exposici¨®n con un centenar de obras de 58 artistas contempor¨¢neos en las que se aprecia la huella del aragon¨¦s: Antonio Saura, Antoni T¨¤pies, Rafael y Daniel Canogar, Cristina Iglesias, Luis Gordillo, Carmen Calvo, Eva Lootz, William Kentridge, Jorge Galindo y Rogelio L¨®pez Cuenca, entre otros.
La exposici¨®n, comisariada por Oliva Mar¨ªa Rubio, se divide en tres grandes grupos. En el principal se re¨²nen obras que reinterpretan t¨ªtulos de Goya: ah¨ª est¨¢n algunos lienzos de la famosa serie El perro de Goya de Saura; un Saturno de Pablo Serrano (1974) y otro de Robert Longo (2012), as¨ª como una Leocadia del Equipo Cr¨®nica y una instalaci¨®n de Pilar Albarrac¨ªn que materializa la estampa 39 de Los caprichos colocando un gran burro sobre una monta?a de libros.
Otro apartado lo conforman piezas en las que se adivina el rastro de Goya aunque no se alude directamente a ¨¦l: T¨¤pies, Kentridge, Edmondson. Y otro est¨¢ formado por piezas que profundizan en las tem¨¢ticas que obsesionaron al aragon¨¦s: la guerra, la violencia, la miseria. Por ejemplo, el v¨ªdeo de L¨®pez Cuenca After Goya (2009), que superpone una imagen de la guerra del Golfo a Los fusilamientos (1814), y una fotograf¨ªa de Cristina Iglesias que muestra a una joven desnuda junto a La maja desnuda en el Prado.
¡°La huella de Goya en el arte contempor¨¢neo va m¨¢s all¨¢ de la alusi¨®n directa a sus grandes cuadros. ?l introdujo la subjetividad, lo grotesco, la violencia, la deformidad, la locura, que son temas recurrentes en todo lo que vino despu¨¦s. Por eso no nos hemos limitado a escoger obras que lo reinterpretan, sino tambi¨¦n otras que beben de ¨¦l¡±, resumi¨® ayer la comisaria en la presentaci¨®n de la muestra, titulada El sue?o de la raz¨®n. La huella de Goya en el arte contempor¨¢neo, que se puede visitar desde ma?ana hasta el 24 de noviembre.
¡°Si vieras con qu¨¦ furia pinta esas paredes (¡) Esa furia viene de muchos lados, me parece a m¨ª. De lo que ¨¦l pintaba antes, cuando era m¨¢s que nadie. Del pozo de silencio en el que vive ahora. Del vendaval de sue?os y de gritos que sacude sus noches cuando no est¨¢ despierto. Y de esta patria infame que condena a sus hijos a vivir bajo el signo de Ca¨ªn¡±. Esta frase la pone Sanchis Sinisterra en boca de Leocadia Zorrilla, la mujer con la que Goya comparti¨® sus ¨²ltimos a?os, desde que se instal¨® en la Quinta del Sordo hasta su muerte en Burdeos en 1828. A trav¨¦s de ella, de los dos hijos peque?os de esta (que tambi¨¦n vivieron con el artista) y de sus amigos Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn y Antonio de Brugada, el dramaturgo indaga en la personalidad del pintor y traza un retrato casi fantasmal, como si hubiera surgido de uno de sus lienzos, poderoso pero a la vez difuminado por el misterio: Goya no est¨¢ y a la vez est¨¢ todo el tiempo en escena.
Fantasmagor¨ªas
M¨¢s que respuestas, como es habitual en las obras del maestro Sanchis Sinisterra (?Ay, Carmela!, El cerco de Leningrado, ?aque), la pieza ofrece ¡°iluminaciones¡±. No en vano se titula Monsieur Goya. Una indagaci¨®n. Por ejemplo, en varias ocasiones el texto menciona la asistencia del pintor a un espect¨¢culo que hac¨ªa furor en su ¨¦poca, la fantasmagor¨ªa, que ofrec¨ªa ilusiones ¨®pticas por medio de linternas m¨¢gicas, inventada a finales del siglo XVII por el f¨ªsico E.?G. Robertson. En la obra, sugiriendo una posible fuente de inspiraci¨®n de las pinturas negras, el personaje de Morat¨ªn lee el anuncio de aquella atracci¨®n en un peri¨®dico madrile?o: ¡°Apariciones de varios espectros, esqueletos, fantasmas, retratos de hombres c¨¦lebres¡ y una figura que alargar¨¢ y encoger¨¢ el pescuezo dando fin con la escena muda de las Sombras Impalpables titulada El descuartizado¡±.
La puesta en escena, dirigida por Laura Ortega, se inspira en aquellas fantasmagor¨ªas. ¡°Hemos concebido este espect¨¢culo como una m¨¢quina ¨®ptica en la que se van sucediendo visiones y los personajes aparecen entre brumas. Intentamos atrapar tambi¨¦n el ambiente de la ¨¦poca: conspiraciones pol¨ªticas, las luchas entre liberales y absolutistas, los exiliados espa?oles¡¡±, explic¨® ayer Ortega.
A todo esto ha ayudado Daniel Canogar. El artista, en su primera incursi¨®n en una producci¨®n teatral, ha creado 17 videoescenograf¨ªas que se proyectan mientras se suceden las escenas. ¡°Son como collages en los que las pinturas negras, reinterpretadas por m¨ª, se mezclan con im¨¢genes de la historia del arte y tambi¨¦n de la actualidad pol¨ªtica¡±, detall¨® Canogar.
Y de fondo, siempre est¨¢ Goya como una presencia fantasmag¨®rica que no se ve pero se oye todo el tiempo, encarnado en una instalaci¨®n sonora creada por Suso Saiz. El m¨²sico lo explica as¨ª: ¡°Goya es aqu¨ª un sonido. Una respiraci¨®n. Un ruido. He intentado imaginar qu¨¦ es lo que oye un sordo para meterme dentro de ¨¦l, para que el espectador sienta que est¨¢ dentro de ¨¦l¡±. El espect¨¢culo se estrena esta noche y estar¨¢ en cartel hasta el 10 de noviembre.
De la Quinta del Sordo al exilio de Burdeos
Goya enviud¨® en 1812 de su primera mujer (Josefa Bayeu) y en la Quinta del Sordo se instal¨® acompa?ado de la segunda, Leocadia Zorrilla, con la que no lleg¨® a casarse, y dos de los hijos de esta, Rosario y Guillermo Weiss. Tanto Rosario como Leocadia, que aparece retratada en una de las pinturas negras, tienen un gran protagonismo en la obra que ha escrito Jos¨¦ Sanchis Sinisterra sobre el artista. La primera, porque siendo ni?a vivi¨® muy apegada a Goya y de adulta se convirti¨® en pintora (fue maestra de dibujo de Isabel II). La segunda, porque fue la presencia m¨¢s ¨ªntima de los ¨²ltimos a?os del aragon¨¦s, adem¨¢s de mujer libertaria y de gran inteligencia. Ellas fueron testigos privilegiados del proceso de creaci¨®n de las pinturas negras y en ellas busca el dramaturgo claves para disfrutar de esas obras con nuevos ojos. La familia vivi¨® en la Quinta de 1819 a 1824, periodo de dataci¨®n de toda la serie. En 1824 huyeron a Burdeos junto con otros amigos tachados de afrancesados, como Morat¨ªn. All¨ª muri¨® el pintor en 1828.
Babelia
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