Retorno al coraz¨®n de las tinieblas
Hay misterio, tensi¨®n, multiples peligros, pesadumbre y sorpresas en el viaje de ese hombre roto para encontrar al padre que se perdi¨®
No existe precisamente la exaltaci¨®n ni la plenitud en aquello que imaginaron por primera vez Verne en la literatura y M¨¦li¨¨s en el cine. O sea, los viajes espaciales, iniciados en la realidad con algo tan prodigioso como que el hombre pisara la Luna. Las novelas y relatos de ciencia ficci¨®n son inquietantes o terror¨ªficos. Y las pel¨ªculas, a excepci¨®n de ese circo tan triunfante, exprimido y cansino de la saga gal¨¢ctica, acostumbran a ser amenazantes, angustiosas o t¨¦tricas. Hay monstruos esperando a los invasores como en el primer y magistral Alien y en sus prescindibles secuelas. Lo m¨¢s humano de?2001: una odisea del espacio no lo parec¨ªan los hier¨¢ticos conquistadores del espacio sino el ordenador Hal y su agon¨ªa al ser desconectado. Tambi¨¦n era m¨¢s f¨¢cil conectar an¨ªmicamente con los tr¨¢gicos replicantes de?Blade Runner que con los despiadados y envilecidos humanos que les van a exterminar.
En las ¨²ltimas incursiones del cine en los viajes planetarios el protagonismo lo ejercen el tormento interior, la introspecci¨®n y la angustiosa soledad de los astronautas. Bueno, George Clooney inyectaba inicialmente humor e iron¨ªa a su personaje flotando en la atm¨®sfera en la admirable?Gravity pero todo se convert¨ªa en miedo y supervivencia para la pobre Sandra Bullock cuando se queda m¨¢s solita que la una en el amenazador espacio. La irregular pero tambi¨¦n atractiva?El primer hombre contaba la haza?a lunar de Neil Armstrong, pero tambi¨¦n el destrozo de su coraz¨®n ante la muerte de su hija. Sin embargo, la profesionalidad se impuso a su desdicha. Es emocionante el momento en el que deposita en la Luna la pulserita que llevaba la cr¨ªa.
En Ad Astra su director y coguionista James Gray no cita como fuente de inspiraci¨®n al irreemplazable escritor Joseph Conrad y su justificadamente m¨ªtico relato El coraz¨®n de las tinieblas. Creo ¡ªno estoy seguro¡ª que tampoco lo hicieron Coppola y su guionista John Milius en?Apocalypse Now. Pero est¨¢ claro que todos se empaparon de Conrad, independientemente de que sus aventuras se desarrollen en la guerra de Vietnam o en el espacio interestelar. En Ad Astra un astronauta experimentado, en posesi¨®n del f¨ªsico, los conocimientos y la fuerza mental que hay que tener para profesi¨®n tan trascendente, recibe la orden de viajar a los l¨ªmites del sistema solar para averiguar qu¨¦ ha ocurrido con su legendario padre, del que no se han tenido noticias desde quince a?os atr¨¢s, cuando se embarc¨® con la misi¨®n de encontrar vida inteligente en el universo planetario. Tambi¨¦n sabemos que su hijo es una persona ¨ªntimamente herida, que sale de un naufragio sentimental, que acumula frustraciones por la ausencia de su progenitor aunque los ex¨¢menes psicol¨®gicos que precisa un trabajo de tanta responsabilidad como el suyo le hayan aprobado para esa aventura de desarrollo y final inciertos.
AD ASTRA
Direcci¨®n: James Gray.
Int¨¦rpretes: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, Liv Tyler.
G¨¦nero: ciencia ficci¨®n. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 122 minutos.
Hay misterio, tensi¨®n, m¨²ltiples peligros, pesadumbre y sorpresas en el viaje de ese hombre roto para encontrar al padre que se perdi¨® en el coraz¨®n de las tinieblas. James Gray describe esa angustia con un poderoso sentido visual. Y Brad Pitt, que adem¨¢s de ser una verdadera estrella y un actor muy competente, demuestra inteligencia, sentido art¨ªstico y capacidad de riesgo en el cine que produce, transmite con hondura y sobriedad la tortura, la vulnerabilidad y la incertidumbre de su personaje. Sale menos guapo que de costumbre, nada que ver con el Adonis que despierta comprensible y generalizada lujuria cuando se despoja de la camiseta en ?rase una vez en Hollywood. Y es un lujo cuando aparecen actores tan buenos, tan veraces, con tanta personalidad, como Tommy Lee Jones y Donald Sutherland.?Ad Astra no es excepcional pero s¨ª perturbadora, m¨¢s que digna, posee aroma.
Babelia
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