James Gray: ¡°Todo lo robo de Coppola¡±

James Gray se despereza en el sof¨¢. El neoyorquino, de 50 a?os, se r¨ªe. "Estoy fresco, pero me gusta tirarme as¨ª". En espa?ol ser¨ªa despatarrado, que era la postura con la que recib¨ªa a la prensa en la Berlinale de 2016 donde present¨® Z, la ciudad perdida. "?Te acuerdas? En aquella ocasi¨®n ten¨ªa excusa: ven¨ªa directo de un vuelo Los ?ngeles -Berl¨ªn, una hora de ducha y aclimataci¨®n, y a recibir a la prensa. Hoy estoy tranquilo. Al menos ya he logrado visitar Madrid, un debe en mi curr¨ªculo". Jueves 5 de septiembre. Gray, el realizador de La otra cara del crimen, Two Lovers o La noche es nuestra, viene del festival de Venecia, de presentar su odisea espacial Ad Astra, que se estrena ma?ana en las salas espa?olas. Al d¨ªa siguiente, Gray disfrutar¨¢ de un d¨ªa libre para visitar el museo del Prado y el Reina Sof¨ªa. "Sigo sin conocer San Sebasti¨¢n y su festival. Mal, ?verdad?".

Ad Astra es una pel¨ªcula repleta de hombres. De machotes vieja escuela. Al astronauta que encarna Brad Pitt nunca le suben las pulsaciones de 80 por minuto. Y le alaban por ello. "Sin embargo, est¨¢ destrozado emocionalmente por dentro. Decir de alguien que es una m¨¢quina es un halago. Y sin embargo, son las emociones las que nos ponen por encima de la inteligencia artificial. Creo que en las pr¨®ximas d¨¦cadas van a ser cada vez m¨¢s importantes". En Ad Astra, las mujeres con las que se cruza Brad Pitt son inteligentes, emp¨¢ticas. En cambio, los hombres viven aislados, secos. "Hablamos mucho del #MeToo y poco de la masculinidad t¨®xica, que propici¨® los abusos. En mi pel¨ªcula indago m¨¢s all¨¢ de la superficie de la masculinidad".

Como otros directores que han entrado en la ciencia ficci¨®n. Gray ha tenido como referente El h¨¦roe de las mil caras, el libro con el que en 1949 el estadounidense Joseph Campbell analiz¨® los viajes m¨ªticos de los protagonistas de leyendas de muy diversas culturas, aplicando herramientas del psicoan¨¢lisis y encontrando los numerosos patrones comunes. "Lo amo. Campbell es tan importante. En cierta forma tuvo una mirada prehist¨®rica sobre los mitos, porque el psicoan¨¢lisis cambi¨® mucho a?os m¨¢s tarde. Da igual, es un gigante. Puede que incluso lo haya seguido en demas¨ªa a la hora de escribir el guion, cumpliendo los pasos de su teor¨ªa del monomito. Toda historia contiene met¨¢foras, no hay translaciones literales de las narraciones, sino que incluso cuando eres objetivo necesitas ese a?adido. Puedes hacer una pel¨ªcula autobiogr¨¢fica y no ser en absoluto profundo. O lo que es lo mismo: que no le importe a nadie. Campbell pone el foco en la parte personal de los mitos. Hac¨ªa 25 a?os que no ha le¨ªdo su libro y lo recuper¨¦ durante la escritura del guion. Y me obsesion¨¦ con las partes de los mitos paternos-filiales".

El cineasta confiesa que para ¨¦l, el siglo XX se puede resumir por la entrada en la humanidad de los asesinatos en masa y del psicoan¨¢lisis en la cultura popular. "Y recordemos que Freud habla de Edipo, del conflicto con el padre. Es el mito m¨¢s importante en la cultura occidental. As¨ª que cuando exploramos el paisaje de nuestra alma, no podemos rehuir ese choque. He hablado con mi hija de 12 a?os sobre esto, y me pregunt¨® por el mito de Electra. No soy mujer, no tengo respuesta a ello. Puedo presuponer una explicaci¨®n, pero por biolog¨ªa solo puedo hablar de Edipo".

En 1983 Philip Kaufman adapt¨® al cine la novela tot¨¦mica de Tom Wolfe Elegidos para la gloria (The Right Stuff), en la que recorr¨ªa los inicios de la carrera espacial estadounidense. El filme gravitaba en torno a la soledad y los silencios que abrumaban a aquellos pioneros, unos cimientos que resultan similares a los de Ad Astra. "Eres el primero que entra en esta comparaci¨®n. Y no puedo estar m¨¢s de acuerdo. Me encanta el libro, y Kaufman hizo un gran trabajo, pero en la novela hab¨ªa much¨ªsimas historias. Y el tono usado por Wolfe es casi sat¨ªrico, curioso hablando de gente tan destacada". Gray salta a analizar la personalidad mec¨¢nica, t¨¦cnica, de Neil Armstrong, "que en cambio jam¨¢s entr¨® en los aspectos metaf¨ªsicos de su viaje". Y de ah¨ª llega a la actualidad: "En el libro, Wolfe retrata la construcci¨®n del mito nacional estadounidense en los sesenta. Ese ir m¨¢s lejos que otros. Hoy, el mito estadounidense se ha diluido. No porque hayamos cumplido los objetivos, sino porque no hemos seguido encarando otros retos. Seremos a¨²n una superpotencia y toda esa basura, pero sin leyenda. No hemos expandido el mito. Y a los estadounidenses ni les importa. Triste".

Gray es heredero como Paul Thomas Anderson, su amigo ¨ªntimo, o David Fincher, al que llam¨® para que le diera pistas sobre c¨®mo se trabajaba con el?Brad Pitt actor, cuando en realidad ya estaba encantado con el Pitt productor. Del Nuevo Hollywood, es heredero de Coppola, Milius o Scorsese. Si Ad Astra es la historia de un soldado al que el Ej¨¦rcito env¨ªa en un largo viaje -lleno de vicisitudes y muerte- hasta una estaci¨®n remota donde un loco autoerigido como deidad -aqu¨ª, el padre del protagonista- amenaza con lo establecido, el referente es Apocalypse Now. "Dije de broma que esa pel¨ªcula y 2001, una odisea del espacio eran mis referentes. Luego me arrepent¨ª y ahora lo asumo. Pero d¨¦jame defenderme: si ves de nuevo Apocalypse Now es casi hilarante c¨®mo John Milius [el guionista] y Francis Ford Coppola reproducen al pie de la letra el libro de Campbell. ?Sab¨ªas que Georges Lucas iba? a dirigir Apocalypse Now? Y ¨¦l se empap¨® de campbellismo en los sesenta. Milius, Coppola y yo tratamos de la misma manera los mitos en las dos pel¨ªculas, cierto. Pero creo que el punto de vista es distinto. ?Puedo contarte una historia breve?". Gray, verborreico, no espera respuesta de su pregunta ret¨®rica. "Me puse a ver todas las pel¨ªculas que se han hecho de ciencia ficci¨®n. Me volv¨ª loco. Una noche estaba viendo una pel¨ªcula alemana muda aburrid¨ªsima de 1925. Casi tres horas de ciencia ficci¨®n oscura. Eran las dos de la ma?ana y segu¨ªa por cabezoner¨ªa. Y de repente aparece en el espacio un pasillo circular con una mujer andando por ¨¦l. ?Dios, era 2001! En resumen, todo el mundo roba de otros. Si lo hizo Picasso con el arte prehist¨®rico... Un d¨ªa le confes¨¦ a Francis Ford que robaba todo de sus pel¨ªculas, y me respondi¨®: 'Perfecto, as¨ª es como avanzamos en el arte".