¡°Expresar el dolor es como quitarte la ropa y decir ¡®este es quien soy¡±
Nicol¨¢s Obreg¨®n publica en Espa?a 'La luz azul de Yokohama', primera parte de la trilog¨ªa de Iwata, un s¨®lido policial que nos lleva a la parte m¨¢s oscura de Jap¨®n y del ser humano
El periplo vital de Nicol¨¢s Obreg¨®n ten¨ªa quiz¨¢s marcado un destino inevitable desde que de ni?o se top¨® en la biblioteca p¨²blica de Tres Cantos con un libro que inclu¨ªa una foto del Puente del Arcoiris de Tokio. Fascinado como estaba con Oliver y Benji, los videojuegos y ¡°ese mundo que parec¨ªa otro mundo¡±, Obreg¨®n ¨Cque naci¨® en Londres de madre francesa, se cri¨® en Madrid y termin¨® en Los ?ngeles¨C tuvo un flechazo. Fue sin embargo mucho tiempo despu¨¦s, como escritor de viajes de una revista al borde de la quiebra, cuando recal¨® en Tokio, se cruz¨® con el crimen de la familia Miyazawa y tras una noche de insomnio su vida cambi¨® para siempre. La familia fue asesinada por un hombre que se qued¨® varias horas en la casa, naveg¨® por internet, se duch¨®, comi¨® y se fue. Miles de pruebas y 246.000 agentes no han podido dar con el culpable en un sistema famoso por su eficacia en la lucha contra el crimen. ¡°Fui a la casa de los Miyazawa con un jet lag brutal y all¨ª estaba todo, como un mausoleo, hasta que se resuelva. He visto im¨¢genes de los detectives pidiendo perd¨®n ante la casa¡±, cuenta Obreg¨®n, todav¨ªa fascinado, a EL PA?S.
De esta visita, de esta obsesi¨®n por un caso sin m¨®vil ni detenidos, surge el germen de La luz azul de Yokohama (Black Salamandra, traducci¨®n de Maia Figueroa), una novela con aroma de los cl¨¢sicos del g¨¦nero, una indagaci¨®n en lo m¨¢s oscuro del alma humana, un relato atravesado por un personaje de los que hace mella, el inspector Kosuke Iwata, un cruce entre Deckard y los agentes de Seicho Matsumoto.
Iwata es un polic¨ªa castigado y con un pasado oscuro, un personaje al borde del t¨®pico pero diferente. ¡°Es dif¨ªcil no entrar en el clich¨¦, pero es verdad que si eres polic¨ªa y te tiras una vida viendo la oscuridad del mundo es complicado llegar a casa, dar un beso a tu hijo y ponerte a ver el f¨²tbol¡±, cuenta el autor londinense sobre su detective, un ser que sufre y hace sufrir. ¡°Si no sufre no lo escribo. Expresar el dolor es como quitarte la ropa y decir ¡®este es quien soy¡¯. Me da igual lo que piense la gente, es lo que quiero escribir¡±. Iwata estudi¨® en Estados Unidos y eso le deja fuera de lugar, un poco como a Obreg¨®n. ¡°Cuando vienes de dos sitios no vienes de ninguno. Son identidades que se acumulan¡±, confiesa el autor en espa?ol, con algo de acento de un ingl¨¦s totalmente brit¨¢nico al que recurre cuando no encuentra la palabra adecuada en el idioma de su infancia.
Pero La luz azul de Yokohama va mucho m¨¢s all¨¢ del crimen de los Miyazawa. Es, por ejemplo, un viaje fant¨¢stico por los millones de ciudades que hay detr¨¢s de Tokio, la megal¨®polis con sus rincones oscuros, con sus cr¨ªmenes y sus sombras. ?Ha buscado las versiones m¨¢s feas? ¡°Claro. Es un cuento, hay que exagerar las partes malas¡±, contesta, seguro. Es, tambi¨¦n, una indagaci¨®n sobre el car¨¢cter japon¨¦s, sobre la peculiar forma de luchar contra el crimen de un pa¨ªs con pena de muerte, prisi¨®n preventiva de 23 d¨ªas sin cargos ni derechos, con un 99% de juicios resueltos a favor de la acusaci¨®n, en el que el honor juega un papel esencial y en el que, sin embargo, tambi¨¦n hay una corrupci¨®n moral y material muy bien reflejada en la novela.
Es dif¨ªcil no entrar en el clich¨¦, pero es verdad que si eres polic¨ªa y te tiras una vida viendo la oscuridad del mundo es complicado llegar a casa, dar un beso a tu hijo y ponerte a ver el f¨²tbol
Sakai y la muerte
No hay un buen policial sin tramas paralelas y secundarios potentes. En este caso, el argumento se enlaza con el fascinante mundo de las sectas en Jap¨®n y a Iwata ¨Cun tipo duro, torturado, buen detective, irreverente y peleado con la jerarqu¨ªa¨C lo acompa?a Sakai, ¡°un retrato exagerado e intenso de una chica que conoc¨ª hace a?os¡±, cuenta Obreg¨®n, que se muestra interesado en reflejar lo que supone ¡°ser mujer en un campo masculino. O te callas la boca o eres agresiva para subir en el escalaf¨®n".
Detr¨¢s de las peripecias de Iwata se encuentra una b¨²squeda. ¡°Todas las novelas son en el fondo novelas de detectives porque todos necesitamos la verdad¡±, reflexiona Obreg¨®n, que no cree que vaya a seguir por ahora con esta serie, de la que en Reino Unido se va a publicar la tercera entrega este oto?o. ¡°Lo voy a dejar unos a?os. No quiero llegar a un punto en que no me provoque feeling. Iwata solo va a existir si sufre, si tiene olas que subir. Provocar sentimientos es el trabajo del escritor¡±, asegura.
Con una trilog¨ªa terminada ¨Cese era el plan inicial pero ahora no est¨¢ tan claro¨C y un contrato televisivo en la mano, Obreg¨®n mira para atr¨¢s y asegura que no har¨ªa algunas cosas igual, que le quitar¨ªa alg¨²n efectismo a La luz azul de Yokohama, pero, sobrado de confianza, a?ade que desde el primer momento sab¨ªa que alg¨²n agente la iba a aceptar ¡°porque era algo distinto¡±.
Su vida en Los ?ngeles, dedicado ma?ana y tarde a la escritura, le dej¨® sin embargo tiempo para montar un taller literario con los reclusos de una prisi¨®n juvenil, ver c¨®mo impera la cultura del miedo en Estados Unidos y darse de frente contra la realidad: ¡°A m¨ª la literatura me ha cambiado la vida. Pero pronto me di cuenta de que eso no era El club de los poetas muertos¡±, reflexiona. ¡°La obra de mi vida la quiero hacer en Madrid, con una trama en la que aparecen ni?os robados, Fuencarral¡¡±, sorprende el autor camino del final de la entrevista. Ya tiene planes para seguir su periplo vital, de vuelta a las ra¨ªces, con el crimen de fondo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.