La corrida concurso de ganader¨ªas o la vuelta al toro como garant¨ªa de futuro
La tauromaquia no tendr¨¢ porvenir alguno si se aparta de su principal se?a de identidad

La corrida concurso de ganader¨ªas que se celebr¨® el pasado domingo en la plaza de Las Ventas fue todo un espect¨¢culo; anacr¨®nico, desfasado y antiguo, quiz¨¢, pero un espect¨¢culo por el trap¨ªo de los toros, la resurrecci¨®n de la suerte de varas y la torer¨ªa y el serio compromiso de todos los que hicieron el pase¨ªllo.
Fue un festejo de otra ¨¦poca, un viaje en el tiempo, una pel¨ªcula sobre la tauromaquia de nuestros abuelos, pero desbordante de inter¨¦s, emocionante e impactante.
No fue exitosa, ni falta que hac¨ªa; no hubo faenas art¨ªsticas, ni bailes de figuras modernas. Hubo toros de impresionante arboladura, y algunos acudieron con alegr¨ªa al caballo y empujaron al peto con pujanza y codicia; toros que persiguieron en banderillas y plantearon dificultades, muchas, durante toda la lidia, y, especialmente, en el tercio de muleta. Como debe ser, por otra parte.
No eran, claro est¨¢, toros artistas, ni almibarados, ni tan nobles que parecieran tontos. No. Eran simplemente toros, y ya se sabe que esta especie suele presentar problemas, algunos muy serios, a quienes demuestran el valor de ponerse delante.
El toro, protagonista de la fiesta, ha quedado relegado al papel de comparsa
Ah¨ª est¨¢ el caso de Javier Cort¨¦s, que result¨® seriamente damnificado, pero al que nadie le podr¨¢ negar su categor¨ªa de h¨¦roe, ni el respeto y el reconocimiento que merecen los toreros de una pieza, como ha demostrado este madrile?o, a quien la profesi¨®n le est¨¢ resultando especialmente ingrata.
La corrida concurso fue un homenaje al toro, porque ¨¦l, por una vez, fue protagonista, papel que nunca nadie le debi¨® hurtar en beneficio de los toreros.
Hubo poca gente en los tendidos; normal, por otra parte. Era un festejo de otra ¨¦poca, para amantes del toro, para quienes creen que sin el toro nada tiene valor. Y ya se sabe que la importancia actual la tienen los toreros, empe?ados con el taurinismo andante en borrar del mapa al animal fiero y encastado que da sentido a esta fiesta.

Valga un ¨²ltimo ejemplo.
Hace unos d¨ªas, se ha presentado en la Maestranza de Sevilla el festival que se celebrar¨¢ el 12 de octubre a beneficio de las obras sociales de las Hermandades del Baratillo y la Esperanza de Triana, y en el que se anuncian Diego Ventura, Morante, Manzanares, Cayetano, Pablo Aguado y el novillero Jaime Gonz¨¢lez ?cija.
?Y a¨²n no se conocen los novillos que se van a lidiar! Es decir, se ha presentado un cartel de toros sin toros. Y no es la primera vez que esto sucede en este pa¨ªs, prueba evidente de que el protagonista de la fiesta ha quedado relegado a un papel de comparsa.
Ojal¨¢ una corrida concurso se celebrara todos los meses en Madrid
Hace unos d¨ªas, un mensaje de Twitter firmado por El Pasmo (@Samsa2111), pon¨ªa el dedo en la llaga. Dec¨ªa as¨ª: ¡°Para la fiesta no hay futuro a largo plazo si se aparta de su se?a de identidad, que es el toro. Si por selecci¨®n se minora su fiereza, el espect¨¢culo est¨¦tico que quede podr¨¢ interesar a algunos, pero al final acabar¨¢ condenado porque habr¨¢ perdido la esencia que lo hac¨ªa ¨²nico¡±.
Es decir, que si al chocolate se le quita el cacao, el producto resultante podr¨¢ tener el mismo color, pero ya no ser¨¢ chocolate; del mismo modo, si esta fiesta se aleja del toro, ser¨¢ otro espect¨¢culo tan nuevo como descafeinado, que carecer¨¢ de la emoci¨®n que lo ha hecho grande y perdurable durante tres siglos. En decir, tender¨¢ a desaparecer.
El toreo ha evolucionado; hoy se torea m¨¢s bonito que nunca, pero interesa menos que en cualquier otra ¨¦poca.
Ya se sabe que la decadencia de la fiesta se debe en gran parte a los ataques externos, claro que s¨ª, pero tambi¨¦n a su propia degradaci¨®n interna.
Es evidente que un espect¨¢culo cruento como es la fiesta de los toros tiene poco sentido en una sociedad mascotista como la actual, que ha modificado sustancialmente su relaci¨®n con los animales, y esconde la muerte y la visi¨®n de la sangre aunque rinda culto reverencial a la violencia en sus formas m¨¢s diversas y crueles.
La verdadera fiesta de los toros est¨¢ llamada a ser -ya lo es, de hecho-patrimonio de minor¨ªas, como otras muchas tradiciones culturales que existen en el mundo. Y prevalecer¨¢ si defiende su n¨²cleo central, que no es otro que el toro.
Hubo muchos asientos vac¨ªos en Las Ventas. Es verdad. Pero tampoco las figuras son capaces de colgar el cartel de ¡®no hay billetes¡¯ en ninguna feria.
Y todo, porque el torerismo, -el toro artista y el torero bailar¨ªn-, se ha extendido peligrosamente por la tauromaquia.
En otras palabras, la tauromaquia no desaparecer¨¢ si defiende el toro.
Marc Lavie, (@marclavie) cr¨ªtico taurino franc¨¦s y director de la revista ¡®Semana Grande¡¯, dice en la misma red social: ¡°Con los toros del siglo XIX es imposible la lidia y el toreo del siglo XXI. Si algunas ganader¨ªas ya no figuran en ninguna feria importante desde hace much¨ªsimos a?os, ser¨¢ por algo¡±.
Ese ¡®algo¡¯ es el cambio ganadero impuesto por los taurinos que dirigen el sistema, aut¨¦nticos genetistas autodidactas que han modificado el toro hasta convertirlo en un peluche, en un t¨ªtere. Y ese toro es la antesala de la desaparici¨®n de la fiesta.
Una joven aficionada (@doridelgado1) coloca la guinda en el pastel: ¡°Queremos ver torear a toros que sencillamente solo se pueden lidiar. Saber ver los toros es apreciar las variad¨ªsimas formas de embestir: unas, m¨¢s lucidas; otras, menos; y otras, ilidiables. Por tanto, el arte de torear es lidiar al toro con arreglo a sus condiciones¡±.
Sabias palabras¡
El pasado domingo, Fernando Roble?o, Rub¨¦n Pinar, Javier Cort¨¦s y sus hombres de a pie y a caballo hicieron lo que mandan los libros: lidiar los toros con arreglo a las distintas condiciones de cada uno de ellos.
Ese es el arte del toreo.
Y en Las Ventas estaban los precisos, los integrantes de esa minoritaria resistencia que permitir¨¢n con su constancia que la fiesta de los toros perviva m¨¢s all¨¢ de lo que augura, con toda la raz¨®n, la realidad.
?Viva el toro! Ojal¨¢ una corrida concurso de ganader¨ªas se celebrara en la primera plaza del mundo todos los meses. Si la tauromaquia tiene que ser una afici¨®n de minor¨ªas que lo sea con todo su sabor aut¨¦ntico, como el chocolate.
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