La arquitectura de una canci¨®n
Una exposici¨®n recorre la historia de la m¨²sica rock en Nueva York a trav¨¦s de su arquitectura
El invierno de 1961 fue uno de los inviernos m¨¢s fr¨ªos de Nueva York en diecisiete a?os. En uno de aquellos crudos d¨ªas de enero, un sed¨¢n de cuatro puertas, un Impala del 57, se detuvo al otro lado del Puente de George Washington, en la calle 42. Un joven de diecinueve a?os pisaba por primera vez la ciudad despu¨¦s de una traves¨ªa de veinticuatro horas desde el Medio Oeste. Llegaba en busca de los cantantes que escuchaba en la radio de su ciudad natal, Duluth, en Minnesota: Dave Van Ronk, y Pete Seeger, pero sobre todo Woody Guthrie. ¡°Cerr¨¦ la puerta de un portazo, dije adi¨®s, y sal¨ª a la dura nieve. El fr¨ªo cortante me azotaba la cara. Finalmente estaba aqu¨ª, en la ciudad de Nueva York, una ciudad tan intrincada como una red para entenderla, y yo no lo iba a intentar¡±, escrib¨ªa Bod Dylan en Cr¨®nicas 1, su autobiograf¨ªa. Relatos como este han servido de inspiraci¨®n a Ciro Frank Schiappa (Dubl¨ªn 1971) para llevar a cabo New York Serenade, un recorrido por silenciosos rincones, tumultuosas calles, destartalados edificios, parques y puentes, tiendas y tambi¨¦n bares e iglesias, que sirvieron de escenario a una rica variedad de acontecimientos que pasar¨ªa a configurar la historia de la m¨²sica rock. Quince de las im¨¢genes que componen la serie fotogr¨¢fica pueden verse en el Disseny Hub de Barcelona hasta el 27 de octubre. La exposici¨®n ha sido organizada por el Instituto Italiano de Cultura de Barcelona.
El proyecto ha sido elaborado junto con Michele Primi, cr¨ªtico musical, que se ha encargado de acompa?ar las im¨¢genes con textos, y tuvo como resultado un libro hom¨®nimo publicado por la editorial Skira en 2017. De esta suerte, los autores encontraron la forma de unir sus dos pasiones: la m¨²sica rock y la fotograf¨ªa, utilizando Nueva York como nexo. ¡°La m¨²sica y la fotograf¨ªa forman parte del ADN de la ciudad¡±, se?ala el fot¨®grafo. ¡°Cada una de las localizaciones elegidas aparece como un sonido de fondo que permite que afloren historias desdibujadas por los cambios de la ciudad¡±, destaca el texto escrito por Beatriz Escudero y Francesco Giaveri, comisarios de la muestra.
¡°La precisi¨®n de las descripciones del lugar nos permite clavar los ojos en estas toscas viviendas y fachadas, convertidas hoy en ruinas modernas, y preguntarnos ¡®?qu¨¦ hab¨ªa all¨ª?¡¯ que permiti¨® a Patti Smith, a Leonard Cohen o a Iggy Pop encontrar su sonido, su voz, su dulce audaz voluntad de traer su m¨²sica al mundo¡±, escribe Joel Meyerowitz en el pr¨®logo del libro. Fue precisamente de la mano del c¨¦lebre fot¨®grafo americano cuando Schiappa ¨C ser¨ªa su alumno, y m¨¢s tarde su asistente- comenz¨® a practicar la fotograf¨ªa callejera. Su influencia le hizo conocer la obra de aquellos que en los sesenta deambulaban por las calles de la ciudad con sus peque?as c¨¢maras colgadas al cuello, dispuestos a perpetuar el vigor de su latido expresado en sus variadas coreograf¨ªas. Entre ellos Garry Winogrand y Tod Papapgeorg. ¡°Debido tambi¨¦n a la influencia de Meyerowitz me interes¨¦ en la obra de Eugene Atget y Walker Evans¡±, cuenta el fot¨®grafo italiano. ¡°Profundic¨¦ as¨ª en dos enfoques muy distantes dentro del medio. Aquellos que han configurado el alma de Joel. Una fotograf¨ªa r¨¢pida y llena de adrenalina, y otra m¨¢s contemplativa y meditativa. En un principio yo compart¨ª esta forma de ver, pero acab¨¦ decant¨¢ndome hacia una tendencia m¨¢s documental, m¨¢s en la tradici¨®n de Walker Evans, en busca de la arquitectura y del paisaje urbano¡±.
No hab¨ªa ning¨²n Max en el Max?s Kansas city, sin embargo, era f¨¢cil de encontrar all¨ª a Warhol y a sus ac¨®litos. Seg¨²n el artista era el lugar donde la vida pop y el pop art se fusionaban. Fue all¨ª donde Iggy Pop conoci¨® a David Bowie. Situado en el 213 Park Avenue, casi en la esquina con la calle 17, es precisamente en esta intersecci¨®n donde Schiappa pos¨® su c¨¢mara, logrando una de las im¨¢genes donde m¨¢s clara queda la deuda con su mentor. ¡°Utiliz¨® una Deardorff de gran formato. Una c¨¢mara voluminosa y lenta. En su manejo es muy importante la previsualizaci¨®n, as¨ª no resulta muy adecuada para la fotograf¨ªa de calle. Sin embargo, finalmente, he conseguido un par de tomas¡±, cuenta con humor el fot¨®grafo.
¡°Revisitar las calles a trav¨¦s de la fotograf¨ªa anal¨®gica es revivir la pasi¨®n y la locura, la inocencia y la degradaci¨®n¡±, escribe Primi. ¡°El frenes¨ª creativo de los artistas que dejaron una marca indeleble en la vida cultural de la ciudad¡±. La mayor¨ªa de los escenarios aparecen vac¨ªos, de ah¨ª que sorprenda la inclusi¨®n de cuatro retratos en la serie. Personajes an¨®nimos que el fot¨®grafo encontr¨® por la calle e instintivamente decidi¨® retratar. ¡°El proyecto en s¨ª es bastante conceptual, pero sent¨ª la necesidad de incorporar retratos. Vi que funcionaban bien en el libro, ya que romp¨ªan el ritmo impuesto por las fachadas y la arquitectura. Fue algo irracional, pero funcion¨®¡±, destaca el fot¨®grafo.
New York Serenade toma su t¨ªtulo de una canci¨®n de Bruce Springsteen. Perteneciente al ¨¢lbum The Wild, The Innocent, & The E Street Shuffle, nos transporta al coraz¨®n de la ciudad, donde una noche un hombre invita a una prostituta a pasear por Broadway e iniciar una nueva vida. Sin artificio, a trav¨¦s de una cuidada composici¨®n y manteniendo la adecuada distancia emocional, la obra surge como el reflejo de la memoria subterr¨¢nea, que inevitablemente impregna la superficie de una ciudad en perpetuo estado de cambio. Una transformaci¨®n estimulada por el desarrollo, la gentrificaci¨®n y la especulaci¨®n. De esta forma, las im¨¢genes transitan desde la melancol¨ªa del pasado hasta las promesas del futuro, e invitan a reflexionar sobre nuestra capacidad de imponer una memoria a la fotograf¨ªa.
¡°Busc¨® un acercamiento human¨ªstico o l¨ªrico con el lugar, aunque mi manera de trabajar no lo es¡±, se?ala el fot¨®grafo. ¡°La melancol¨ªa es algo intr¨ªnseco a la fotograf¨ªa. Sin embargo, me gusta pensar que es tambi¨¦n una caracter¨ªstica intr¨ªnseca del lector ¡ªde ah¨ª que, por ejemplo, cuando miramos la serie de las habitaciones de hoteles tomadas por Stephen Shore nos inunda la nostalgia, pero no exist¨ªa esa intenci¨®n en el momento en que se hicieron¡ª. A esto se suma que Nueva York lleva dentro tambi¨¦n la melancol¨ªa. Una melancol¨ªa llega por tres partes. El veloz ritmo cambiante de la ciudad es tambi¨¦n parte de su sello. En la fotograf¨ªa hay tambi¨¦n una puerta al futuro¡±.
As¨ª partiendo de los a?os sesenta, New York Serenade nos proyecta hacia el nuevo milenio ¡°a trav¨¦s de distintos g¨¦neros musicales y generaciones, celebrando un pasado que se desvanece pero no se olvida ¡°, escribe Primi. ¡°Mientras en alg¨²n otro lugar, en un rinc¨®n de la ciudad aun sin descubrir, el futuro del rock and roll est¨¢ naciendo¡±.
New York Serenade, Ciro Frank Schiappa.? Disseny Hub Barcelona. Hasta el 27 de octubre
New York Serenade. Ciro Frank Schiappa y Michele Primi. Skira. 160 p¨¢ginas. 32 Euros.
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