Alberto Chicote: ¡°La tentaci¨®n de ir a mis locales a meterme en vereda es grande¡±
El cocinero estrena la s¨¦ptima temporada de 'Pesadilla en la cocina'
Se acaba de estrenar la s¨¦ptima temporada de Pesadilla en la cocina. Conducido por Alberto Chicote (Madrid, 1969), el formato importado de la cadena estadounidense FOX, se ha convertido ya en un cl¨¢sico de la parrilla generalista. En julio de 2018 termin¨® su sexta edici¨®n con un 10% de cuota de pantalla y ahora retorna para enfrentarse a GH VIP con sus armas de siempre: el car¨¢cter de Chicote y la capacidad para desafiar las leyes de la raz¨®n ¨Cy eso incluye la higiene¨C que tienen algunos propietarios y empleados de la restauraci¨®n en este pa¨ªs. Gritos, grasa, llantos, risas y sillas de colores. Hay cosas que nunca cansan.
Pregunta. ?Qu¨¦ es lo primero que hace al entrar en un restaurante que ha pedido ayuda al programa?
Respuesta. Debo sentirlo como m¨ªo desde el minuto uno. Eso es lo m¨¢s complejo. Ponerme en ¡°modo pesadilla¡±.?
P. Y entonces ya puede ponerse a gritarle a todo dios¡
R. ?No! Debo empezar a circular y meterme en la historia. Sin eso, no lo s¨¦ hacer. En cuanto cojo distancia, la cosa no sale igual. Emocionalmente, es terrible. Despu¨¦s de las grabaciones llego a casa como si hubiese corrido una marat¨®n.
P. A estas alturas, ?les ve usted venir a ellos o le ven antes venir ellos a usted?
R. Yo creo que a¨²n les veo venir yo antes. La gente que ha reclamado la ayuda nunca sabe lo que va a ocurrir, mientras yo, aunque no s¨¦ exactamente lo que me voy a encontrar, s¨ª conozco el tipo de casos que existen.?
P. A veces, parece todo demasiado loco como para ser ni medio real.
R. ?Hombre! Entiendo que haya gente que piense: ¡®Esto es mentira, no puede ser¡¯. Mira, en esta temporada, en un caso concreto de un restaurante italiano de Barcelona que no puedo decir ahora cu¨¢l es sucedi¨® algo que te garantizo que es absolutamente imposible que ocurra. Hay una oportunidad entre diez millones. No fue especialmente agradable. Pero pasa. Cualquiera que lo vea desde fuera dir¨¢: ¡°Es imposible¡±. Pues es posible. Esta s¨¦ptima temporada, un italiano de Barcelona: no lo olvides.
P. ?Se ha encontrado con gente mala, o solo con gente desorientada o poco capacitada?
R. Gente mala creo que casi nunca me he encontrado. Muchos me dicen: ¡°?Por qu¨¦ vas si no se lo merecen?¡±. Yo siempre pienso que la gente merece una segunda oportunidad. Eso s¨ª, la deben coger. No todos reaccionan igual, pero entiendo que eso no les hace malas personas.
P. ?Cu¨¢ntas veces se ha bloqueado ante la inmensidad de un restaurante tragedia?
R. No es tanto el bloqueo como una reflexi¨®n. No grabamos del tir¨®n. Llegamos, hacemos prueba de men¨², paramos, el equipo come, revisamos la cocina¡ Esos parones los dedico a reflexionar, a charlar con la gente del equipo, con la gente de cocina, ver por d¨®nde le damos la vuelta¡ Vamos hallando el camino. A veces, lo encuentras pronto; otras, no.
P. ?Cu¨¢l es el elemento clave para que algo sea rescatable?
R. El tema final es la motivaci¨®n. Por mucho que pintes las paredes o pongas las mesas azul o amarillo, si no hay motivaci¨®n, eso no va a salir adelante.
P. ?Nos dice su programa cosas sobre el esquema empresarial de este pa¨ªs?
R. Lo que sucede es que la hosteler¨ªa sigue siendo el refugio de mucha gente que no tiene conocimiento para llevar un local, pero s¨ª la posibilidad de hacerlo. Es decir, yo no s¨¦ de farmacia y, aunque quiera, no podr¨¦ montar una farmacia. Pero un restaurante, s¨ª. Adem¨¢s, todos conocemos alg¨²n sitio de nuestro barrio que montaron dos o tres con algo de gracia y sentido com¨²n y lo sacaron adelante. Entonces, pensamos que podemos tambi¨¦n hacerlo. A ver, no construimos aviones, pero un restaurante requiere una profesionalidad. Hay gente que la echan de una empresa, junta 50.000 euros y entonces: ¡°Cari?o, como t¨² haces muy bien patatas con costillas, vamos a montar un restaurante¡±.
P. ?C¨®mo se detecta r¨¢pida y de forma eficaz a alguien as¨ª?
R. Precios. No s¨¦ cu¨¢ntas veces he preguntado: ¡°?C¨®mo sabes a cu¨¢nto debes vender esto?¡±. Y me responden que, como el de al lado lo vende a tres euros, pues ellos lo han puesto a 2,50. Es una puta locura, no tiene sentido.?
P. ?C¨®mo de tentador es ir a un restaurante de Chicote (Yakitoro, Puertalsol¡) a ver si hay un pelo en la sopa?
R. Mucho. Mira, no me voy a enga?ar y a pensar que no hay ning¨²n cliente que acuda a mis locales porque salgo en la tele. Pero s¨ª es verdad que yo soy ese se?or que va diciendo lo que deben hacer a otros y la tentaci¨®n de meterme en vereda a m¨ª es grande. Hay gente que busca salir de mi restaurante para luego ir a sus colegas a decirles que ¨¦l le ha metido un gol a Chicote.?
P. ?Tratar de picarle en su Twitter (552.000 seguidores) o en su Instagram (300.000) es comparable a lo de ir a su restaurante ver si falla algo? ?Qu¨¦ le aportan las redes?
R. Para m¨ª son una manera de ofrecerle a la gente que me conoce por la tele algo m¨¢s. Ahora bien, yo decido lo que ofrezco. Para m¨ª, esto va as¨ª. Organizo mi ambiente en circulitos. El primero es la gente m¨¢s cercana: mi mujer, sus hijos, amigos. Esa gente recibe y sufre todo lo que tiene que ver conmigo. Luego hay otros un poco m¨¢s all¨¢. Estos ya no reciben y sufren todo. La gente de Twitter o Instagram, que ya son un c¨ªrculo m¨¢s lejano, recibe algo y sufre lo que le corresponde. Me parece muy injusto que alguien de fuera reciba solo lo bueno y nada de lo malo, y en cambio, los que est¨¢n cerca se coman todo lo malo.
P. Usted ha perdido 40 kilos. ?Adelgazar es de ricos?
R. No lo creo. Cocinar todav¨ªa es m¨¢s barato que no cocinar. A m¨ª, quitarme 40 kilos no me ha costado m¨¢s dinero en mi alimentaci¨®n. Nunca he comido productos procesados porque, chico, ya s¨¦ de qu¨¦ va esto. Si quiero hacerme una pizza, me la hago yo. Pero te garantizo que cuando me cocino una pizza, que lo hago, creo que debe costar lo mismo que ir a compararla al s¨²per y lo digo sin tener ni idea de lo que cuesta una pizza congelada, porque no he comprado jam¨¢s ninguna.
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