La modernidad en la serenidad
Cuando le¨ª 'Carta breve para un largo adi¨®s' sent¨ª como si s¨®lo Handke supiera mezclar con solvencia filosof¨ªa y cotidianidad, 'rock and roll' con angustia existencial
Cuando en Par¨ªs, a mediados de los setenta, le¨ª de Handke Carta breve para un largo adi¨®s, cre¨ª dar all¨ª con el tono de voz de mi generaci¨®n, o, mejor dicho, con el tono que me pareci¨® que deber¨ªa de tener ¨¦sta y que m¨¢s bien brillaba en general por su ausencia, pues era como si s¨®lo Handke estuviera introduciendo la modernidad en la seriedad de las novelas y s¨®lo ¨¦l supiera mezclar con solvencia filosof¨ªa y cotidianidad, rock and roll con angustia existencial, contracultura y Goethe.
Pero en realidad, en contra de aquellas apariencias iniciales, el Handke esencial estaba ya concentrado en el fragmento de Karl Philipp Moritz que abr¨ªa aquella Carta breve para un largo adi¨®s, donde se nos dec¨ªa que la ma?ana era c¨¢lida y deparaba el suficiente buen tiempo para huir, para largarse de Austria y de todo y viajar, ¡°con el cielo tendido cerca del suelo y los objetos bien oscuros a nuestro alrededor, como si la atenci¨®n debiera centrarse s¨®lo en el camino que se quisiera andar¡¡±
Centrada en las trampas del camino, la atenci¨®n, al igual que la literatura de Handke, han atravesado todo tipo de espacios, siempre a la b¨²squeda de un mundo en el que un cierto ritmo antiguo pudiera llegar a ser plenamente lejano y al mismo tiempo pr¨®ximo, tremendamente personal. Alguien as¨ª s¨®lo pod¨ªa dejar atr¨¢s la pasajera modernidad para acabar siendo un maestro antiguo, un escritor de los de antes, o estar cerca de serlo. ¡°Es el ¨²nico oficio, si es que hay alguno, para el que estoy hecho a medias¡±, escribi¨® en El a?o que pas¨¦ en la bah¨ªa de nadie, la obra con la que le vimos aparecer transformado, convertido en cierta forma ya en un cl¨¢sico; la obra en la que nos habl¨® de pronto de la constante metamorfosis en la que hab¨ªa estado en juego siempre su existencia, el camino trastornador que hab¨ªa ido haciendo al andar.
Aquel libro casi perfecto que marc¨® un antes y un despu¨¦s en la obra de Handke era un viaje por el mundo y tambi¨¦n por el interior de uno mismo, con un mensaje osado: ¡°Con¨®cete a ti mismo: transf¨®rmate¡±. Sin duda, Handke est¨¢ ya muy lejos de aquel tono que un d¨ªa pensamos que podr¨ªa ser el de mi generaci¨®n. Pero mi generaci¨®n no est¨¢ lejos, en cambio, de Handke. De hecho, habla en plural como John Ford al final de aquella Carta breve para un largo adi¨®s, y lo hace para simplemente decir que no so?amos y que si lo hacemos se nos olvida. Y es que, como hemos aprendido en el camino a hablar de todo, nada nos queda para so?ar.
Babelia
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