La perdici¨®n de los hombres
A ojos de Casey Affleck, la distop¨ªa es un mundo sin mujeres
LA LUZ DE MI VIDA
Direcci¨®n: Casey Affleck.
Int¨¦rpretes: Casey Affleck, Anna Pniowsky, Tom Bower, Elisabeth Moss.
G¨¦nero: ciencia ficci¨®n. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 119 minutos.
La distop¨ªa es un mundo sin mujeres: la perdici¨®n de los hombres.
Casey Affleck, soberbio actor, director ocasional, ha compuesto en la notable La luz de mi vida un drama de ciencia ficci¨®n de corte dist¨®pico, de ambiente realista y plenamente contempor¨¢neo. Un futuro inminente donde las mujeres han sido exterminadas de la faz de la tierra. Como un castigo de corte b¨ªblico, y no precisamente hacia las mujeres sino hacia los hombres. Porque, en ese mundo poblado ¨²nicamente por machos y en principio una sola hembra, la preadolescente hija del protagonista, invulnerable, reina el caos. La pobreza, la desesperaci¨®n, la crueldad. Nadie se f¨ªa de nadie, hay violencia, ausencia de orden, falta de sentido com¨²n. Es un mundo de hombres. ?Ser¨ªa distinta la Tierra si la pandemia o cualquiera que sea la causa del exterminio hubiera ca¨ªdo sobre el g¨¦nero masculino y no sobre el femenino? ?Habr¨ªa entonces solidaridad, organizaci¨®n, complicidad entre mujeres para salir adelante en lugar de recelos y destrucci¨®n? Es la pregunta que pulula a lo largo de todo el relato y la respuesta del autor, aunque no se verbalice, es obvia: s¨ª.?
Escrita, dirigida, protagonizada y producida por Affleck, no es dif¨ªcil intuir en ella un proyecto personal¨ªsimo, que no pocos han relacionado con una demanda por abusos sexuales que empez¨® negando en el a?o 2010 y que acab¨® en un acuerdo extrajudicial y con una petici¨®n de perd¨®n por su parte. Las relaciones entre la vida y el arte siempre son peligrosas, pero en este caso el tema es tan expl¨ªcito que lo obvio es hablar de ello. Eso s¨ª, nada tiene que ver la relaci¨®n entre el asunto privado y la ficci¨®n, negada por el propio artista, con que su trabajo sea mejor o peor. Y la pel¨ªcula es buena.?
En tono de cuento para ni?os, l¨¢nguido y pl¨¢cido al inicio, cruel y salvaje como algunos de los grandes cl¨¢sicos m¨¢s tarde, el relato se inicia precisamente con una f¨¢bula. Una largu¨ªsima conversaci¨®n entre padre e hija (inmune a la desgracia) antes de irse a dormir, en la que la informaci¨®n va llegando muy poco a poco, de forma sutil, y que tiene tanto que ver con el hecho de que la cr¨ªa se sienta diferente a todo el mundo (y en ese momento lo es), como con las relaciones b¨ªblicas en torno al Arca de No¨¦ y a las parejas de cada especie, algo aqu¨ª imposible. Marcando as¨ª su par¨¢bola sobre el comportamiento, diferenciando entre la ¨¦tica y la moralidad, y tambi¨¦n los matices religiosos de la devastaci¨®n.?
Con un buen trabajo de ambientaci¨®n, un aqu¨ª y un ahora desolado, y una excelente banda sonora de Daniel Hart, el autor de la m¨²sica de Ghost story, de tono muy grave y aparici¨®n espor¨¢dica, puntuando sin subrayar, La luz de mi vida entronca claramente con la textura y los escenarios de La carretera, novela de Cormac McCarthy, pel¨ªcula John Hillcoat, tambi¨¦n con un padre y, en este caso, un hijo bajo un contexto apocal¨ªptico. All¨ª preguntaba el chaval: ¡°?Nos vamos a morir?¡±. A lo que su cuidador respond¨ªa: ¡°Alg¨²n d¨ªa. Pero no ahora¡±. Lac¨®nicos, esperanzados, tranquilizadores, ambos progenitores podr¨ªan ser el mismo. Pero esta vez la gran diferencia est¨¢ en el g¨¦nero. El holocausto es un universo sin mujeres, para la perdici¨®n de los hombres.
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