Las rosas son rojas, los l¨¢pices amarillos
Riccardo Falcinelli reflexiona en ¡®Cromorama¡¯ sobre c¨®mo el color condiciona nuestra visi¨®n del mundo
Cuando Andy Warhol cre¨® en 1964 su Brillo Box, la reproducci¨®n casi exacta de un envase de detergente, ten¨ªa en mente una idea contradictoria a la par que concorde: la modernidad, con su capacidad para reproducir maquinalmente, ha dado lugar a una nueva generaci¨®n de obras de arte. La noci¨®n es incoherente en el sentido de que resulta complicado digerir que un objeto masificado pueda ser considerado una creaci¨®n ¨²nica. A la vez es congruente porque el propio Warhol se encarg¨® de hacerla verdad: a diferencia de las aut¨¦nticas cajas de Brillo, hechas de cart¨®n, las suyas estaban reconstruidas en contrachapado e impresas serigr¨¢ficamente a mano, una a una. Las imperfecciones derivadas del proceso dieron validez a su premisa, convirti¨¦ndolas en piezas espaciales, con alma. Los blancos, rojos y azules que las cubren adquirieron tambi¨¦n as¨ª su propio significado, una po¨¦tica de lo cotidiano saturada de defectos y de rebabas. De otros brillos.
La an¨¦cdota podr¨ªa quedarse ah¨ª, pero lo cierto es que sus ramificaciones son alargadas dentro del mundo de la creaci¨®n art¨ªstica. A su manera, sirve para explicar c¨®mo los colores transforman nuestra visi¨®n del mundo, leitmotiv del ensayo Cromorama (Taurus), del dise?ador gr¨¢fico Riccardo Falcinelli, todo un ¨¦xito de ventas en su Italia natal. Desde la industrializaci¨®n, los colores han perdido parte de su car¨¢cter tradicional: aunque hay m¨¢s variedad que nunca, ahora parecen m¨¢s planos, m¨¢s uniformes. Comp¨¢rese una vidriera g¨®tica, con sus superposiciones y sus matices, con una lata de Coca-Cola, roja porque el rojo es el color m¨¢s f¨¢cilmente imprimible en cualquier parte del mundo. ¡°Y desde que lidiamos con las im¨¢genes digitales, nuestra percepci¨®n de los colores est¨¢ totalmente relacionada con la luz, por las pantallas, mientras que hace 200 a?os la expresi¨®n del color era justamente la contraria, opaca¡±, agrega el dise?ador gr¨¢fico Falcinelli, que explica que ciertas instituciones acometen a d¨ªa de hoy sus restauraciones de obras de arte bas¨¢ndose en la ¡°instagramabilidad¡± de sus colores.
A lo largo del tiempo, numerosos artistas han reflexionado ¡ªy trabajado¡ª en torno a la noci¨®n de la capacidad expresiva del color y los fundamentos de su percepci¨®n, ya sean culturales, psicol¨®gicos o neurocient¨ªficos. Desde los impresionistas y su obsesi¨®n por las tonalidades puras hasta la reciente operaci¨®n art¨ªstico-comercial del escultor angloindio Anish Kapoor, que adquiri¨® en exclusiva los derechos del Vantablack, el negro m¨¢s negro del mundo, el relato hist¨®rico de la creatividad est¨¢ plagado de ejemplos que remiten al color como generador de ideas y sentidos. ¡°Pero en la actualidad lo m¨¢s interesante en este terreno no ocurre dentro de las bellas artes, sino en los medios de comunicaci¨®n de masas: en la moda, en dise?o y, sobre todo, en la animaci¨®n¡±, apunta Falcinelli, que destaca muy especialmente las pel¨ªculas de Pixar.
A partir de los a?os sesenta del pasado siglo, el cine empez¨® a emplear una est¨¦tica del color que incide en las emociones del espectador a trav¨¦s de su ¡°temperatura¡±. A un lado del espectro, el tono rojizo-anaranjado de filmes como El ¨²ltimo tango en Par¨ªs remite a una sensaci¨®n de calor e intensidad, mientras que, en el otro extremo, los azules y grises de Minority Report hablan de frialdad y exactitud. ¡°Ahora, las pel¨ªculas de animaci¨®n crean atm¨®sferas que expresan sentimientos de un modo todav¨ªa m¨¢s sutil. Antes el color se usaba de una manera simb¨®lica, lo que es una idea muy medieval, y los personajes se vest¨ªan de un color concreto para transmitir un significado¡±, explica el dise?ador gr¨¢fico, que tambi¨¦n ejerce como profesor desde hace una d¨¦cada. ¡°Me gusta explicar las cosas de un modo cr¨ªtico", apunta. ¡°Pero he intentado que este libro resulte sencillo de leer sin ser demasiado acad¨¦mico¡±.
Ciencia, historia y cultura
M¨¢s all¨¢ de la perspectiva del arte, Cromorama mira a los colores desde el prisma de la ciencia, la historia o la cultura. El ser humano es capaz de distinguir alrededor de 250 colores: cuantos m¨¢s nombre en su idioma, m¨¢s ser¨¢ capaz de diferenciar. El rojo que invita a la pasi¨®n en Occidente remite a la pena del luto en otros pa¨ªses. La Caperucita del cuento viste ese color porque se trata de una met¨¢fora de la primera menstruaci¨®n. O, tal vez, para destacar la viveza de la protagonista dentro de un entorno oscuro y gris. El rosa de las ni?as y el azul de los ni?os supone una arbitrariedad que se remonta a hace apenas medio siglo. M¨¢s de dos tercios de los lapiceros del mundo est¨¢n cubiertos de amarillo, lo que hace que resulte casi imposible imaginar este objeto de otro color. Y hubo un tiempo en que los pigmentos, en vez de producirse en el laboratorio como hoy en su mayor¨ªa, proven¨ªan de minerales como el lapisl¨¢zuli, tan preciado que se sol¨ªa reservar para pintar el manto de venerados personajes; de plantas como el naranja azafr¨¢n; e incluso de animales, el ser humano incluido (hay un pigmento marr¨®n que se elaboraba con polvo de momias egipcias). ¡°El color nos rodea cada d¨ªa, en todo momento", resume el autor. "Lo utilizamos para expresar emociones, para incitar a comprar, para inducir a ciertos pensamientos¡ Todo lo relativo al color es fruto de la convenci¨®n, y lo que yo he querido hacer es presentarlo desde otro punto de vista¡±.
Babelia
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