John Coltrane, el sonido del alma
Entre las decenas de pel¨ªculas y series mediocres de las plataformas digitales aparecen de vez en cuando joyas como el documental sobre el gran saxofonista estadounidense
Resulta cansino atravesar durante demasiado tiempo ese supermercado que presuntamente te ofrece la felicidad audiovisual y conocido como "plataformas digitales". La oferta de cine es desalentadora (con excepciones), al menos en Netflix y en Movistar, que son las dos a las que tengo acceso hasta ahora en mi inteligent¨ªsima televisi¨®n. Abundan pel¨ªculas tan rutinarias como previsibles, incluso cutres, que han logrado cierto ¨¦xito comercial. Y acostumbro a abandonar con gesto hastiado y sin esperanza las series de televisi¨®n (con excepciones) despu¨¦s del tercer o cuarto cap¨ªtulo. Al tener que producir sin pausa para rellenar la programaci¨®n, hay sobredosis de mediocridad y copias infames de series que atesoraban calidad. Tambien productos que ves y escuchas sin que te ocurra nada malo, pero inmediatamente olvidables. Por ello, guardo con infinito celo mi filmoteca en DVD y en Blu-ray, un mercado pr¨¢cticamente extinguido. Y voy a comprarme varios reproductores, ya que imagino que est¨¢n dejando de fabricarlos. Esas pel¨ªculas, discos y libros son el ¨²nico tesoro que espero me acompa?e hasta el final.
Pero s¨ª encuentras sin tener que hacer demasiado esfuerzo documentables impagables en la parrilla de Netflix. Hablando de la Historia, de personajes memorables, de la m¨²sica. Hay documentados, complejos, apasionantes retratos de gente tan justificadamente legendaria como Frank Sinatra, Bob Dylan, Robert Johnson, Nina Simone, Johnny Cash, Sam Cooke, Keith Richards, tipos que han formado la banda sonora de la vida de muchas personas. Y sin que nadie me haya avisado de su existencia, me encuentro con el formidable Chasing Trane (Persiguiendo a John Coltrane). O sea, palabras mayores. Creo que nadie con un sentido del gusto medianamente educado o en posesi¨®n de sensibilidad puede olvidar el inconfundible sonido de ese saxo m¨¢gico. Te remueve el coraz¨®n y el cerebro. Sirve para traducir muchos estados de ¨¢nimo. Es la belleza y la hondura, el anhelo del cielo despu¨¦s de haber conocido el infierno. Ilustra la soledad, el amor, la resignaci¨®n, la catarsis, la espiritualidad. Sabe a noche, a vulnerabilidad, a poes¨ªa, a tristeza. Es exaltante, grandioso, delicado y tierno. Va directo a las entra?as. Y provoca una emoci¨®n inigualable. Como el sonido del piano de Bill Evans, la trompeta de Miles Davis, lo que desprende el saxo de Coltrane te va a regalar una sensaci¨®n maravillosa y a perpetuidad.
Chasing Trane est¨¢ narrado por el actor Denzel Washington. Aparecen los testimonios de m¨²sicos ilustres, que fueron sus amigos o tuvieron la suerte de tocar con ¨¦l. Tambi¨¦n sus hijos. Incluso Bill Clinton (y es complicado asociar la pol¨ªtica, esa cosa ancestralmente turbia y prosaica, con el lirismo de la m¨²sica) dice cosas l¨²cidas y conmovedoras sobre su m¨²sica. No se si se lo habr¨¢n escrito o si sale de ¨¦l. Nos cuentan lo que hizo el jaco con ¨¦l durante unos a?os oscuros de su existencia, hasta el punto de que Miles Davis, alguien que se lo meti¨® todo, le despide de su grupo por ser un cad¨¢ver andante. Grupo al que retornar¨¢ un tiempo despu¨¦s para grabar esa obra de arte titulada Kind Of Blue.
Su primera mujer, la que se trag¨® su mono y su devastaci¨®n, se llamaba Naima. As¨ª se llama la preciosa canci¨®n que compuso para ella Coltrane. Su hijastra cuenta que la separaci¨®n entre ellos fue tan sorprendente como definitiva. ?l se casa con la pianista Alice Coltrane, tienen varios hijos a los que dedica tanto amor y mimo como a su m¨²sica. Y se encierra durante un tiempo en completa soledad para componer el impresionante disco A Love Supreme. Jam¨¢s olvidar¨¦ lo que sent¨ª la primera vez que lo escuch¨¦. En el a?o 72, en una casa de la Puerta de Toledo de Madrid, despu¨¦s de ingerir al amanecer algo tan alucin¨®geno como potente. Me ocurri¨® de todo oyendo una y otra vez esa m¨²sica, el recuerdo es m¨¢gico. No s¨¦ si ese "amor supremo" que retrata Coltrane ser¨ªa Dios, su mujer, sus hijos, la gente que amaba, los recuerdos m¨¢s intensos, el deseo, la necesidad de algo sublime en su presente y en su futuro, o la m¨²sica. Da igual. Solo existe la hermosura y los sentimientos que transmite. Son eternos en el curso del tiempo.
?Qu¨¦ cuatro discos suyos me llevar¨ªa a una isla desierta?. Todos. Pero si forzosamente tuviera que elegir: My Favorite Things, Blue Train, The Gentle Side of John Coltrane y A Love Supreme. Esa m¨²sica es un regalo para el alma. Y un alboroto. Y una alegr¨ªa. Y un llanto.
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