Paisajes mentales en el cubo marr¨®n
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires indaga en los motivos y las met¨¢foras del arte latinoamericano
"De La Habana ha venido un barco cargado de¡¡±. As¨ª empezaba el jueguecito colonial nada inocente que algunos todav¨ªa aprendimos de peque?os. Probemos a sustituir La Habana por La Pampa, e imaginemos que a ella llega un barco desde una Europa m¨¢s mental que geogr¨¢fica, cargado de esas teor¨ªas que exporta a espuertas: las de Winckelmann, por ejemplo, que en plena Ilustraci¨®n esboza un embri¨®n de la historia del arte ligando toda producci¨®n art¨ªstica a su tiempo, s¨ª, pero sobre todo al paisaje y el clima que la ve nacer y la conforma; o las de Warburg, que bosqueja un Atlas de formas globales para romper las costuras de las taxonom¨ªas del Occidente ilustrado.
Echemos al desembarco mucha imaginaci¨®n, ese producto que la literatura y el arte argentinos han exportado a una escala comparable a su soja y sus bifes: la de un equipo curatorial encabezado por Javier Villa, armado hasta los dientes de munici¨®n erudita, un riguroso manejo historiogr¨¢fico de la propia tradici¨®n y unas ganas l¨²dicas de jugar con la obsesi¨®n de aquellos te¨®ricos por encontrar las ¡°ra¨ªces puras¡± de un arte y una cultura con may¨²sculas.
El resultado es la seminal, deslumbrante y a ratos directamente apabullante Una historia de la imaginaci¨®n en Argentina, que ya desde el t¨ªtulo anuncia la voluntad desmedida de medir las constantes, los motivos formales y las met¨¢foras reincidentes de un supuesto ¡°paisaje argentino¡±. En realidad, sus trucos y estrategias podr¨ªan extenderse al estudio de los paisajes mentales del arte latinoamericano o de cualquier territorio tenido por ¡°perif¨¦rico¡±. Por ir m¨¢s cerca, en Canarias lo ensaya ahora Gilberto Gonz¨¢lez en el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), con la interesante Europa, ese ex¨®tico lugar, y antes en la ¨²ltima y brillante edici¨®n de Fotonoviembre.
La historia del arte argentino (y por extensi¨®n de todo arte ¡°alejado¡±) se arm¨® con las herramientas del arte europeo: masculinas, centralistas, cronol¨®gicas, jerarquizadas. Lo que intentan ahora en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) es superar el relato de los ismos del XX que en el XXI se ha quedado obsoleto. Porque el Manifiesto antrop¨®fago, de Oswald de Andrade, que va para los 100 a?os, necesita repensarse y matizarse: la idea de ingesti¨®n y excreci¨®n de la cultura del norte por el cuerpo del sur corre el riesgo de caer en el regionalismo y en la compulsi¨®n de seguir midi¨¦ndose con el arte y el pensamiento indigestos.
En la planta baja del MAMBA acaban reunidas as¨ª unas 250 obras de 97 artistas. Desde una Virgen de la Pomata de escuela cuzque?a hasta un grabado de Brambila, pintor viajero de la Expedici¨®n Malaspina, y obras de artistas fascinantes para m¨ª completamente nuevas como Raquel Forner, Mildred Burton o Elsa Salfity, cuadros de los grandes pintores-hombres insoslayables como Berni, S¨ªvori o Pueyrred¨®n, o una pintura de Sasha Minovich de 2019, que naci¨® hace 21 a?os en Buenos Aires. Frente al white cube, un cubo marr¨®n en el que desplegar un comisariado que Villa imagina ¡°barroso, de una fluidez sin frenos en el montaje como un r¨ªo marr¨®n que te lleva aunque el paisaje se vaya transformando alrededor¡±.
Durante la traves¨ªa, veremos disolverse el oc¨¦ano en el horizonte de La Pampa. Y a los grandes pr¨®ceres locales discutiendo si ese territorio puede y debe pintarse o dejarse en monopolio a los poetas. Escucharemos a personajes que no son lo que parecen: al Gaucho como invento criollo para acallar al fantasma del ind¨ªgena exterminado y amilanar al inmigrante pobret¨®n de Orense o Puglia; a La Cautiva doncella de los indios malvados que se usa como tantas veces el cuerpo femenino, reh¨¦n de represalias; al Pintor Viajero que es tambi¨¦n top¨®grafo disfrazado de cient¨ªfico, que finge pintar paisajes ed¨¦nicos mientras inventar¨ªa el mapa militar de su conquista.
Iremos en esta excursi¨®n, como sus curadores, a aprender a base de kil¨®metros, de ficciones, de controlados azares de la Pathosformel de Warburg. Nunca a ¡°descubrir¡± o mucho menos ¡°rescatar¡± lugares o artistas ¡°remotos¡±: porque al final resulta que ¨¦ramos nosotros, m¨¢s que nadie, los que necesit¨¢bamos este rescate.
Una historia de la imaginaci¨®n en Argentina. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Hasta el 3 de noviembre.
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