Alexa canta pop

Una novedad: al final de su quinta temporada, Black Mirror se aproxima al mundo del pop. Tras repasar Dentro de Black Mirror (Minotauro), el libro oficial de la serie, tengo la sospecha de que su principal creador, Charlie Brooker, no es particularmente musiquero. Perfecto, por otra parte: demasiadas series llevan sus credenciales de hipness en la solapa.

En Rachel, Jack y Ashley Too confluyen varias tramas. Las dos primeras protagonistas son hermanas damnificadas por el reciente fallecimiento de su madre. La mayor, Jack, se rebela contra su destino, toca el bajo, lee novelas de fantas¨ªa de Jim Dodge y ¡ªcomo esnob del rock¡ª tolera mal que Rachel sea una fan de Ashley O, la cantante teen que interpreta Miley Cyrus.

Aqu¨ª la ficci¨®n se cruza con la realidad: Cyrus fue una estrella adolescente, a partir de la serie Hannah Montana, y se ha despegado violentamente de su antigua imagen. Es lo que tambi¨¦n pretende su personaje en Rachel, Jack y Ashley Too. Pero, ah, aqu¨ª interviene la bruja mala. Ashley O es igualmente hu¨¦rfana y ha sido criada por una t¨ªa, Catherine Ortiz, que ejerce como su m¨¢nager.

Una m¨¢nager implacable, aunque veros¨ªmil: recuerden los conflictos alrededor de Britney Spears o Kesha. Pero Catherine resulta adem¨¢s rencorosa. Cuando detecta que su sobrina ya no se contenta con interpretar himnos positivistas, decide reducirla a un estado de coma: ya saben, las brujas siempre controlan la dosis exacta de veneno. Como Black Mirror t¨¦cnicamente es ciencia ficci¨®n, debemos aceptar que se puedan extraer canciones nuevas directamente del cerebro de la bella durmiente. Con un equipo de profesionales, convierte esas ocurrencias ¡ª¡°parecen de Leonard Cohen¡±¡ª en piezas pizpiretas, con el grado justo de invitaciones al si-lo-quieres-lo-puedes-conseguir.

Hay m¨¦todo en la locura de Catherine. No se trata simplemente de seguir explotando el gancho de su sobrina, como hizo con la mu?eca Ashley Too, una versi¨®n refinada de Alexa, la asistente virtual de Amazon. Ahora pretende inmortalizarla. Literalmente: desarrolla Ashley Eternal, un holograma que canta y baila. Las ventajas son evidentes: una artista que nunca se retrasa ni se levanta con el pie izquierdo. La diva perfecta: con tama?o variable, capaz de actuar simult¨¢neamente en diferentes lugares, que cambia de look en un santiam¨¦n.

Espero no descubrir demasiado del subtexto argumental, que sugiere las posibilidades (y los peligros) de la inteligencia artificial combinada con la rob¨®tica. Uno intuye que, en alg¨²n momento de la elaboraci¨®n del gui¨®n, Brooker opt¨® por darse el capricho de escribir una trepidante pel¨ªcula juvenil, para compensar por tantas historias sombr¨ªas. Una pel¨ªcula de palomitas, donde las protas se revelan audaces y resolutivas.

Rachel, Jack y Ashley Too destapa los mecanismos que convierten a las estrellas del pop en elementos clave para la definici¨®n de la identidad de su p¨²blico. Hasta demuestra la plasticidad de la propia m¨²sica pop: las canciones de Ashley son (excelentes) reconstrucciones de temas escritos por Trent Reznor para Nine Inch Nails. L¨¢stima que Charlie Brooker crea que en el fondo de una figura del pop contempor¨¢neo se puede esconder una rockera t¨®pica; Ashley era preferible como chica pop.