El Gald¨®s de C¨¢novas S¨¢nchez
El historiador cuenta, sin ¨¦pica y con claridad, lo esencial de un autor que se apoder¨® del XIX
Escribir una biograf¨ªa de don Benito P¨¦rez Gald¨®s es tarea simple si se ci?era a su vida personal e ¨ªntima. Como de esa no se conoce nada o casi nada, se terminar¨ªa pronto. Sus memorias, que titul¨® Memorias de un desmemoriado, son un poco decepcionantes. En realidad lo que se percibe al leerlas es que no ten¨ªa ninguna gana de escribirlas (en realidad las dict¨®, sitiado ya por la ceguera). Ahora, si esa biograf¨ªa se hace a la luz de su obra, persiguiendo los destellos autobiogr¨¢ficos de que est¨¢n llenos sus novelas y sus episodios, entonces hay que olvidarse de todo durante unos a?os, porque la obra de Gald¨®s, monumental, requiere un empe?o tan sostenido para leerla como el que puso ¨¦l en escribirla. ¡°El trabajo es mi encanto¡±, confes¨® en una carta. El nuestro ha sido leerle sin desmayo desde La Fontana de Oro, su primera novela, hasta La raz¨®n de la sinraz¨®n, la ¨²ltima.
D¨ªgase de entrada: Gald¨®s es, no despu¨¦s de Cervantes, sino a la par con ¨¦l, el gran escritor espa?ol. Mejor, que lo diga Clar¨ªn: ¡°Y a los pocos meses era yo, sin m¨¢s recomendaciones que estas lecturas [de los prodigiosos episodios], el primer admirador de aquel ingenio tan original, rico, prudente, variado y robusto que promet¨ªa lo que empez¨® a cumplir muy pronto: una restauraci¨®n de la novela popular, levantada a pulso por un solo hombre¡±. Y volvi¨® a escribirlo Clar¨ªn poco antes de morir en 1901: ¡°Cada d¨ªa se parece m¨¢s Gald¨®s a Cervantes por dentro¡±. N¨®tese ese por dentro: parecerse por fuera lo hace cualquiera.
La biograf¨ªa sit¨²a en un marco hist¨®rico lo poco que Gald¨®s cont¨® de s¨ª mismo y lo mucho que contaron por ¨¦l sus personajes
?C¨®mo es la biograf¨ªa de C¨¢novas S¨¢nchez? ?Cuenta cosas nuevas, es amena, tiene inter¨¦s? Cuenta lo que se sabe y m¨¢s, incluso para los familiarizados con Gald¨®s, y no cuenta lo que nadie puede contar, porque nadie lo sabe. S¨ª, es amena tambi¨¦n y tiene un gran inter¨¦s (como el cap¨ªtulo dedicado a la visita que hace Gald¨®s a Isabel II, en el exilio parisiense de esta).
C¨¢novas es un historiador especializado en siglo XIX, y ha escrito un libro de historia sencillo. Contar ese siglo no es una tarea f¨¢cil, demasiados generales y demasiados pol¨ªticos jugando al eterno y pueril juego de las cuatro esquinas. En ese marco hist¨®rico C¨¢novas va poniendo lo poco que Gald¨®s cont¨® de s¨ª mismo en sus memorias y lo mucho que contaron por ¨¦l sus personajes y lo esencial de lo que los especialistas m¨¢s importantes han dicho de unos y otros.
La biograf¨ªa de don Pedro Ortiz-Armengol, simp¨¢tica figura a un tiempo pickwickeana y galdosiana (se compr¨® ¡°la casa donde vivi¨® Fortunata¡±, en la Cava de San Miguel, por la fantas¨ªa de ense?arla a sus alumnos de la Escuela Diplom¨¢tica), era tan bienintencionada como abrumadora: verti¨® en ella cuanto se sab¨ªa de Gald¨®s, pero al final Gald¨®s no acababa de aparecer por ninguna parte. C¨¢novas es m¨¢s pr¨¢ctico, prescinde de mucho para que el lector se quede con lo esencial, primero de la ¨¦poca y luego del novelista y de sus obras. ?Esquem¨¢tico a veces? Tal vez, pero uno lo agradece, porque nunca resulta ocioso ni banal como lo cuenta.
Los historiadores, como saben tanto de la materia que tratan, se suelen liar un poco, y en el camino se les enredan sin quererlo la sintaxis y las oraciones subordinadas. C¨¢novas va directo a los hechos, que expone sin ¨¦pica, sin embolismo. En cierto modo los libros de historia tendr¨ªan que parec¨¦rsele un poco a este y contar la suya siguiendo las peripecias de un personaje como Gald¨®s, que es a la historia del siglo XIX lo que el sabor a lim¨®n o fresa en ciertos t¨®nicos: Gald¨®s lo ti?e todo y ha acabado apoder¨¢ndose del siglo XIX por entero. No hay asunto econ¨®mico, religioso, social, hist¨®rico, militar, pol¨ªtico de ese periodo ante el que los historiadores modernos no se pregunten: ¡°?Y de esto Gald¨®s qu¨¦ dijo, qu¨¦ pensaba?¡±.
C¨¢novas no se deja ninguno de esos asuntos en el tintero, sale m¨¢s o menos completo el repertorio: sus compromisos republicanos, sus combates a la ro?a cat¨®lica y a la peste caciquil, su amor al arte y a la m¨²sica, su relaci¨®n con Santander, su amistad con Pereda y Clar¨ªn, con los jefes pol¨ªticos, incluso su amor por las mujeres¡ Bueno, de este asunto, crucial en su vida y en la mayor parte de sus fascinantes novelas, C¨¢novas dice bien poco, porque ese es todo un tremedal. De hecho creo que las mujeres fueron lo ¨²nico que de veras le interes¨®, en su vida y en su literatura: ¡°Gald¨®s¡±, dice Mar¨ªa Zambrano, ¡°es el primer espa?ol que introduce a todo riesgo las mujeres en su mundo. Las mujeres, m¨²ltiples y diversas; las mujeres, reales y distintas, ¡®ontol¨®gicamente¡¯ iguales al var¨®n. Y esta es la novedad, esa es la deslumbradora conquista¡±. La verdad es que no fue el primero; el primero fue Cervantes, con su Marcela; pero tampoco eso es para afirmar que Cervantes sea m¨¢s que Gald¨®s: ¡°Los dos, Cervantes y Gald¨®s¡±, dir¨ªa Azor¨ªn, ¡°el antiguo y el moderno, han transitado los caminos de Espa?a; los dos han convivido con los populares; los dos influyen al lector sosiego y confianza; los dos escriben sencillo¡±. Y todo ello es lo que ha hecho de Gald¨®s algo en verdad irrepetible, con su mundo caudaloso y natural, sereno y profundo, sacado del m¨¢s inagotable de los pozos artesianos, la realidad, la sagrada realidad. As¨ª lo evoca esta nueva biograf¨ªa.
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Autor: Francisco C¨¢novas S¨¢nchez.
Editorial: Alianza Editorial (2019).
Formato: tapa blanda y versi¨®n Kindle (504 p¨¢ginas).
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