Los museos se alejan de las ¡®malas compa?¨ªas¡¯
Las instituciones culturales renuncian al cuantioso mecenazgo de empresas con reputaciones nocivas
Un nuevo sentido de la ¨¦tica reina en el interior de los museos, que llevan meses separ¨¢ndose de los mecenas con reputaciones nocivas, ya sea por sus comportamientos poco ejemplares o por proceder de sectores conflictivos dentro del actual clima social. La familia Sackler, generosos patrocinadores de instituciones de todo el mundo, encabeza la lista negra desde que el analg¨¦sico OxyContin, sobre el que erigieron su fortuna, provoc¨® casi 50.000 muertes por sobredosis en Estados Unidos. Y eso, solo en 2017.
Los llamados M¨¦dici del siglo XXI pasaron a ser un activo t¨®xico para los principales museos. En el ¨²ltimo a?o, la Tate Modern y el Metropolitan de Nueva York han renunciado a sus donativos, igual que la Fundaci¨®n Guggenheim. El Louvre tambi¨¦n borr¨® de sus paredes el apellido familiar, que daba nombre a una de sus alas desde una cuantiosa donaci¨®n en 1997.
El premio Turner, uno de los m¨¢s prestigiosos del arte contempor¨¢neo, expuls¨® de su patronato al principal accionista de los autobuses Stagecoach por sus opiniones hom¨®fobas. La feria Photo London dio la espalda al patrocinio de los hoteles Dorchester, propiedad del sult¨¢n de Brunei, que impone la pena de muerte a homosexuales y ad¨²lteros.
Mientras tanto, la ¨²ltima Bienal de Lyon gener¨® cr¨ªticas por aceptar que Total sufragase entre el 5 y el 10% de su presupuesto. El tema escogido por sus comisarios era la crisis ecol¨®gica. Aun as¨ª, la petrolera francesa sigue apoyando al Louvre y al Palacio de Versalles y don¨® 100 millones de euros para la reconstrucci¨®n de Notre Dame.
Este giro decisivo se explica por la acci¨®n de asociaciones que denuncian estas amistades peligrosas amenazando con boicots y por la movilizaci¨®n de destacados artistas que se han significado por la causa. La fot¨®grafa Nan Goldin, que estuvo enganchada a los opi¨¢ceos que hicieron ricos a los Sackler, se encuentra detr¨¢s de las protestas que forzaron al Metropolitan y al Louvre a dar marcha atr¨¢s.
Por su parte, la artista Hito Steyerl aprovech¨® la inauguraci¨®n de una muestra dedicada a su obra en la Serpentine Gallery para condenar los v¨ªnculos del centro londinense con la familia Sackler. En la reciente Bienal del Whitney, cuatro creadores retiraron sus obras para protestar contra la inacci¨®n del museo a la hora de retirar al empresario Warren B. Kanders, dedicado a la venta de suministros militares como gases lacrim¨®genos, del consejo de administraci¨®n de ese reputado museo neoyorquino. Sin olvidar a los mecenas con la reputaci¨®n limpia, que se niegan a mezclar sus nombres (y sus capitales) con los de esas malas compa?¨ªas.
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