Escenas de la temporalidad
Una retrospectiva en Bilbao consagra la singularidad de la pintura de Isabel Baquedano
Tal vez es en cualquier modalidad de realismo donde la relaci¨®n entre forma y contenido est¨¢ si cabe m¨¢s determinada por el equilibrio y la armon¨ªa entre ambas. Pero hay situaciones en las que el realismo es una t¨¦cnica hacia la introspecci¨®n; es entonces cuando las formas se ven alteradas, desbordadas por una subjetividad, intensa y privada, que escapa a la representaci¨®n mim¨¦tica. Esta parece la cualidad de Isabel Baquedano (Mendavia, Navarra, 1929-Madrid, 2018) en esta exposici¨®n antol¨®gica y p¨®stuma. Cuando parece que una l¨ªnea pict¨®rica desea establecerse, una discontinuidad acontece. No tanto autosabotaje como la interrupci¨®n de lo contingente, la incertidumbre de aquello que no se sabe, el inconsciente y lo desconocido. En las notas biogr¨¢ficas sobre la artista se resalta su discreci¨®n, su modestia y car¨¢cter esquivo hacia el mercado y la carrera. Deja de firmar los cuadros, de fecharlos. ?nicamente la actividad diaria de la pintura la ancla a un lugar, Pamplona o Madrid, a un tiempo y a una vida al instante.
El conjunto, visto ahora por primera vez, es una sucesi¨®n de peque?os y medianos formatos, cuadros abordables, donde se establece una relaci¨®n f¨ªsica y de proximidad. La figuraci¨®n de raigambre realista es s¨®lo la iniciaci¨®n a un mundo construido donde es imprescindible alg¨²n tipo de extra?amiento con lo representado. El cuadro es entonces no una ventana, sino un hecho aut¨®nomo, una visi¨®n interior desde una econom¨ªa de la expresi¨®n. Ecos de nuevo realismo, pop art, la historia del arte, la pintura del Quattrocento¡, cualquier cosa sirve a su prop¨®sito. Hay, sin duda, una maestr¨ªa para la representaci¨®n, una destreza para la pintura que pronto se niega a cumplir del todo. El m¨¦todo parece entonces el desv¨ªo; cuadros no acabados, temas diversos, peque?os bodegones de frutas como ¡°descanso¡± a cuadros m¨¢s ambiciosos. Al realismo parece siempre asoci¨¢rsele la m¨ªmesis, como copia o imitaci¨®n, cuando tal vez sea la temporalidad su rasgo esencial, esto es, la duraci¨®n o esa sensaci¨®n de doble realidad paralela con respecto al tiempo de los hechos. No es el tiempo parado o congelado, sino la percepci¨®n de una continuidad del tiempo observada desde la calma inalienable y la paciencia, lenta e implacable. Una serie de autorretratos espectrales de 1977 y 1978 nos ense?an una representaci¨®n al l¨ªmite, fruto de esta temporalidad; la figura evanescente en un rinc¨®n del dormitorio, entre el armario, el espejo y la cama. Esboza a grandes rasgos, puliendo, hasta que se queda pr¨¢cticamente sin pintura. Pero aun en esta condici¨®n de l¨ªmite, la representaci¨®n ha de continuar, como aquella que sabe que lo ¨²nico que le queda es la persistencia y la regularidad. El resultado es un n¨²mero de obras a ingresar entre lo mejor de la pintura espa?ola del siglo XX: Despedida (1976), Estaci¨®n de autobuses (1978), Pareja (1978) y Mesa (1979).
En un nuevo quiebro en los ochenta, Baquedano se adentra en una tem¨¢tica de acr¨®batas, camareros y maniqu¨ªes muy al estilo de la movida, donde definitivamente abandona la m¨ªmesis en beneficio del color y una figuraci¨®n tan estilizada como iconogr¨¢fica. En su ¨²ltima gran etapa, Baquedano se centr¨® en motivos religiosos, descendimientos y anunciaciones, como si en lugar de mirar al exterior lo sagrado le proporcionara el contenido, sin tener que pensar en el tema, para poder centrarse en la libertad del color y las formas. Surge as¨ª lo ¡°amoroso¡±, que dir¨ªa el escultor ?ngel Bados, amigo de la artista y comisario de esta exposici¨®n. En estas pinturas de iconograf¨ªa religiosa nos adentramos en el reino del afecto, en tanto cromatismo, sensaci¨®n corporal, intensidad y singularidad. Son peque?as pinturas con finales abiertos, las cuales parecen lanzar una ¨²ltima pregunta: ?qui¨¦n fue, en vida, Isabel Baquedano?
Isabel Baquedano. De la belleza y lo sagrado. Museo de Bellas Artes. Bilbao. Hasta el 26 de enero de 2020.
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