Batalla empresarial
Ahonda en el deporte como hecho social y pol¨ªtico, en ese punto donde las acciones tienen tanto que ver con lo personal como con la idiosincrasia de un modelo de pa¨ªs
En la competici¨®n y en el esp¨ªritu deportivos pueden esconderse los valores fundamentales de una sociedad, de una ¨¦poca, de un pa¨ªs. Le Mans¡¯66, estupenda pel¨ªcula de James Mangold basada en la gesta de un fabuloso piloto, Ken Miles, y de una marca, Ford, en la m¨ªtica carrera automovil¨ªstica francesa de aquel a?o, no se contenta con abrazar el deporte como expresi¨®n de sentimientos y emociones: el esfuerzo, la solidaridad, la soledad, la traici¨®n, la frustraci¨®n, la victoria y la derrota. Tambi¨¦n sabe encajar su relato, adaptado de la cr¨®nica de A. J. Baine Go Like Hell; Ford, Ferrari And Their Battle For Speed And Glory At Le Mans, en el apartado del deporte como hecho social y pol¨ªtico, en ese punto donde las acciones tienen tanto que ver con lo personal como con la idiosincrasia de un modelo de pa¨ªs. Estados Unidos, claro, el estilo de vida americano, el capitalismo, las ansias de triunfo, la capacidad de decisi¨®n, el patriotismo, la cultura del esfuerzo. Con sus eficacias, y tambi¨¦n con sus debilidades.
LE MANS¡¯66
Direcci¨®n: James Mangold.
Int¨¦rpretes: Matt Damon, Christian Bale, Caitriona Balfe, Noah Jupe.
G¨¦nero: drama. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 152 minutos.
Mangold, que desde Heavy (1995), su formidable ¨®pera prima de corte independiente, ha debido lidiar con materiales a menudo demasiado convencionales o directamente putrefactos (Kate & Leopold, Noche y d¨ªa, Lobezno inmortal), no es un director al uso en el cine comercial estadounidense. Su puesta en escena, sus planos, su ritmo, su montaje, se alejan aqu¨ª de esos productos manufacturados con desidia que siempre parecen el mismo. Y resurge un cierto artesano, el estilo personal noble y cl¨¢sico de Copland, En la cuerda floja y El tren de las 3:10, componiendo as¨ª una pel¨ªcula deportiva que entronca bien con otros cl¨¢sicos del automovilismo de la ¨¦poca que retrata: la fant¨¢stica Grand Prix (1966), y la carism¨¢tica Las 24 horas de Le Mans (1971). Una labor articulada en las secuencias, digamos, de acci¨®n, porque eso son las carreras, pura acci¨®n, y tambi¨¦n en los momentos familiares y empresariales, de superaci¨®n personal y de brega en las altas esferas del poder. En esa batalla entre Ford y Ferrari, estilos antag¨®nicos; la organizaci¨®n y la decisi¨®n, frente a la distinci¨®n y el brillo.
Le Mans¡¯66 solo cojea un tanto en un retrato, el conformado alrededor del grueso personaje que interpreta Josh Lucas, mano derecha de Henry Ford II; un rol de una sola pieza, villano sin aristas, que parece provenir de una pel¨ªcula menos compleja. El resto, sin embargo, resulta muy atractivo dentro de una obra que, no nos olvidemos, tiene como primer objetivo el entretenimiento: y lo logra en sus (nada largas) dos horas y media.
Mangold y sus guionistas le han dado un giro a la historia real con un volantazo de corte melodram¨¢tico de ¨²ltima hora que, eso s¨ª, apuntala bien los subtextos de pel¨ªcula. Pero lo fundamental son otras tres cosas. Primero, el brillante apartado audiovisual de la producci¨®n: fotograf¨ªa, tratamiento musical y de sonido. Segundo, los perfectos juegos de miradas desarrollados por Mangold con la puesta en escena y el montaje. Y tercero, la personalidad de sus int¨¦rpretes, sobriedad en Matt Damon, espectacular sobreactuaci¨®n en Christian Bale. Otra lucha con procedimientos particulares, esta vez interpretativa, de la cual ambos salen ganadores.
Babelia
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